La voz del nacionalismo chino

De la mano de Hu Jintao, China ha iniciado un rumbo m¨¢s nacionalista, marcado, en pol¨ªtica exterior, por una mayor independencia de Estados Unidos, y en el interior, por un intento de que los beneficios del despegue econ¨®mico se repartan m¨¢s igualitariamente. A sus 61 a?os, este hombre discreto pero de gestos populistas jam¨¢s utilizados antes por un l¨ªder chino ha logrado hacerse con la totalidad del poder del pa¨ªs m¨¢s poblado del planeta. En septiembre pasado uni¨® el cargo de presidente de la poderosa Comisi¨®n Militar Central, que todav¨ªa manten¨ªa su predecesor Jiang Zemin, a los de jefe del Estado y secretario general del Partido Comunista Chino (PCCh), que obtuvo en los dos ¨²ltimos a?os.

Ya l¨ªder del PCCh, sus decisiones para atajar la corrupci¨®n y dar una mayor transparencia al sistema le han granjeado una notoria popularidad

Hu es visto por los analistas como un reformista partidario de la econom¨ªa de mercado, pero siempre que el Estado controle algunos sectores b¨¢sicos. Defiende que los nuevos multimillonarios tengan carn¨¦ del PCCh, pero est¨¢ m¨¢s preocupado por los cientos de millones de chinos que se han quedado al margen del enorme crecimiento econ¨®mico del pa¨ªs. Es partidario de mantener buenas relaciones con Estados Unidos, pero se siente m¨¢s cerca de la Uni¨®n Europea porque con ella puede tratar de establecer un mundo multipolar y lograr el equilibrio de poder en la escena internacional.

Convencido de que "asistimos al gran renacimiento de China", seg¨²n dijo en 2002, impulsa los lazos con sus vecinos y el fortalecimiento de las instituciones asi¨¢ticas, al tiempo que sigue de cerca la situaci¨®n en Taiwan, la llamada "provincia rebelde", con la esperanza de encontrar la v¨ªa que permita la reunificaci¨®n de la patria, al tiempo que estrecha los lazos con sus vecinos.

Ingeniero hidr¨¢ulico por la prestigiosa Universidad pequinesa de Qinghua, Hu Jintao, hijo de un peque?o comerciante, tuvo tiempo de templarse como l¨ªder y de conocer la pobreza, e incluso la miseria, de la China profunda y de la China habitada por minor¨ªas ¨¦tnicas durante los a?os en que fue secretario del partido en las provincias de Gansu (centro) y Guizhou (sur) y en la regi¨®n aut¨®noma de T¨ªbet, donde reprimi¨® con dureza las manifestaciones independentistas, pero dio una mayor libertad cultural. Dicen quienes entonces trabajaron con ¨¦l que es de los que aplican el palo y la zanahoria, de los que siempre miran las dos caras de una moneda y, c¨®mo no, de los que saben nadar y guardar la ropa, don vital para navegar por las turbulentas aguas del PCCh y conseguir, siendo un simple apparatchik, escalar uno a uno los pelda?os del poder hasta llegar a la cima.

Cuando accedi¨® al liderazgo del PCCh era casi un desconocido para propios y extra?os, pero las decisiones tomadas para atajar la corrupci¨®n y dar una mayor transparencia al sistema le han granjeado una notoria popularidad. Incluso en Hong Kong, Hu se gan¨® el respeto de buena parte de la poblaci¨®n de la antigua colonia brit¨¢nica al retirar una ley sobre la seguridad tras las multitudinarias marchas de protesta de julio de 2003, aunque, en un gesto t¨ªpico suyo, a continuaci¨®n mostr¨® abiertamente su apoyo al jefe del Gobierno de esa regi¨®n, Tung Chee-Hwa, que es profundamente impopular.

La apertura de Hu ha llegado tambi¨¦n a la inversi¨®n privada en los medios de comunicaci¨®n social, hasta ahora basti¨®n del PCCh.