"Europa debe tratar el sida como un problema de seguridad"
Peter Piot (Lovaina, 1949) es doctor en Microbiolog¨ªa. En 1976 fue codescubridor del virus Ebola en Zaire, y como m¨¦dico en B¨¦lgica tuvo estrecho contacto con los primeros casos de sida entre homosexuales. En 1980 particip¨® en diversos proyectos sanitarios en ?frica; uno de ellos, el del sida en Kinshasa (Zaire), fue el primero realizado en el ¨¢mbito internacional. En 1992 fue nombrado director asociado del Programa Global del Sida de la OMS, y, en 1995, director ejecutivo de la organizaci¨®n de nuevo cu?o Onusida, situada en Ginebra, en la que trabajan 600 personas, si bien la mayor¨ªa lo hacen sobre el terreno de forma rotatoria para protegerse de la inercia burocr¨¢tica, en palabras del propio Piot, que es autor de 15 libros y de 500 art¨ªculos cient¨ªficos.
"Siento como un fracaso colectivo el avance del sida.Pero soy optimista y miro siempre hacia delante; de otra manera, estar¨ªa siempre deprimido"
"En cinco a?os tendremos un micomicida para las mujeres; es casi un preservativo qu¨ªmico que se introduce en la vagina y destruye el virus"
La organizaci¨®n Onusida naci¨® en 1995, cuando en el mundo hab¨ªa ya 20 millones de personas infectadas por el VIH (virus de inmunodeficiencia humana), que provoca el sida, una epidemia que est¨¢ castigando sin piedad a los pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo y que se ha cobrado ya 25 millones de vidas. El m¨¦dico belga Peter Piot es el director ejecutivo de esta organizaci¨®n, de la que forman parte varias agencias de la ONU. Nueve a?os despu¨¦s de su creaci¨®n, la cifra de personas infectadas se ha duplicado, lo que Piot siente como un fracaso colectivo. De paso por Bruselas, Piot explica los avances y los sinsabores de dos d¨¦cadas de lucha contra el sida.
Pregunta. Justamente despu¨¦s de la presentaci¨®n del ¨²ltimo informe sobre el sida en el mundo, los obispos espa?oles dijeron que es "gravemente falso" sostener que el preservativo evita el sida. Al d¨ªa siguiente el Vaticano asegur¨® que el sida es una "inmunodeficiencia moral". ?Qu¨¦ opina de este tipo de mensajes?
Respuesta. Est¨¢ demostrada la eficacia del preservativo, aunque es evidente que no es seguro al 100%. Tampoco la fidelidad y la abstinencia son seguros al 100%. Para nosotros es esencial promover el preservativo para salvar vidas. Pero me resulta sorprendente la reacci¨®n del Vaticano porque ha acordado con nosotros no tener opini¨®n sobre la calidad del material, de la misma manera que Onusida no tiene competencias teol¨®gicas. Una cosa es decir que para reducir el riesgo se puede recurrir a la abstinencia y la fidelidad, lo que nosotros respetamos, y otra distinta decir que el preservativo no protege. Cient¨ªficamente, no se sostiene.
P. As¨ª que usted ha intentando convencer a la Iglesia cat¨®lica de que deje de expresar esas opiniones...
R. S¨ª, y por eso creo que esas declaraciones del Vaticano no reflejan la doctrina oficial. En Brasil y otros pa¨ªses de Am¨¦rica Latina, por ejemplo, los obispos no hablan contra el preservativo. En Uganda, el presidente de AidsComission es un obispo cat¨®lico, y su mensaje es: abstinencia, fidelidad y preservativo. Con Roma hay el acuerdo de principio de zapatero, a tus zapatos, y que compartimos el objetivo de salvar vidas, por lo que hay que desterrar discursos no cient¨ªficos que cuestan vidas. El 1 de diciembre el Papa lanz¨® un documento pidiendo apoyo para los enfermos, lo que est¨¢ en contradicci¨®n con esa opini¨®n de "inmunodeficiencia moral".
P. Lo dijo el cardenal Javier Lozano el pasado d¨ªa 30 de noviembre.
R. ?Ah, s¨ª! Es el ministro de Salud del Vaticano. Es mexicano
[levanta las cejas con cierto gesto de resignaci¨®n].
P. Cuando usted se estren¨® como director ejecutivo de Onusida hab¨ªa en el mundo 20 millones de personas infectadas. Ahora hay el doble. ?No le resulta frustrante esta batalla?
R. S¨ª, s¨ª, yo lo siento como un fracaso. Un fracaso colectivo. Afortunadamente, soy optimista y miro siempre hacia delante. De otra manera, estar¨ªa totalmente deprimido. Y veo tambi¨¦n progresos. La atenci¨®n que se presta hoy en d¨ªa al sida en los pa¨ªses pobres es enorme comparado con lo que ocurr¨ªa antes. Recuerdo que al principio, cuando nos reun¨ªamos con alg¨²n ministro de Sanidad, sol¨ªa decir que ten¨ªan pocos casos de sida y asegurar que el problema lo ten¨ªan los otros. La tendencia era negar el problema. Ahora, cuando voy a alguno de estos pa¨ªses, suelo reunirme con el primer ministro o el presidente y trata el sida como un problema de desarrollo social, de seguridad y estabilidad. Respecto a los recursos financieros, tambi¨¦n las cosas han cambiado mucho. En los a?os ochenta, los pa¨ªses en desarrollo gastaban 200 millones de d¨®lares para el sida. Ahora estimamos que se gastan 30 veces m¨¢s, 6.100 millones de d¨®lares. Otra buena evoluci¨®n es que al principio s¨®lo hab¨ªa dinero de los donantes. Hoy, la mitad viene de los pa¨ªses en desarrollo. Tambi¨¦n ahora empezamos a ver resultados. Hasta hace poco s¨®lo ten¨ªamos los buenos resultados de Uganda y Tailandia. Nada m¨¢s. Ahora, en cada ciudad del este de ?frica, como, por ejemplo, Nairobi o Kigali, hay una reducci¨®n de nuevas infecciones. Es verdad que al principio perdimos mucho tiempo por esa negaci¨®n de la enfermedad.
P. Era una enfermedad que hab¨ªa que esconder.
R. Exactamente. Ha ocurrido tambi¨¦n en Europa del Este y en los pa¨ªses asi¨¢ticos. En el norte, lo m¨¢s significativo fue el discurso a la naci¨®n de George Bush comprometi¨¦ndose a dedicar 15.000 millones de d¨®lares a la lucha contra el sida. Eso cambi¨® la actitud internacional al ver que la mayor potencia del mundo situaba el sida como una de sus prioridades. Adem¨¢s, fue un salto de cifras, pasando de los millones a los miles de millones. Todo eso ha generado un movimiento a favor, como el de Tony Blair un a?o despu¨¦s.
[El mismo presupuesto de Onusida ha dado un salto espectacular. En 1995 comenz¨® con 13 millones de d¨®lares. El de este a?o es de 703 millones. Holanda y Estados Unidos son los mayores contribuyentes. Espa?a s¨®lo contribuye con 2,5 millones, m¨¢s 600.000 euros procedentes de Extremadura].
P. Otro dato positivo: en 1995 se preve¨ªa ya para 2000 un total de 40 millones de personas infectadas, pero esa cifra no se ha alcanzado hasta cuatro a?os m¨¢s tarde.
R. Eso es verdad, pero tambi¨¦n hay que tener en cuenta que otros 25 millones de personas han muerto por la enfermedad. Eso quiere decir que en 25 a?os se han infectado entre 65 y 70 millones de personas y que todas ellas est¨¢n conectadas, bien a trav¨¦s del sexo, bien por contagio de la madre o por transmisi¨®n sangu¨ªnea.
P. ?Quiere decir que es como una gran comunidad?
R. S¨ª. Es tambi¨¦n un aspecto de la mundializaci¨®n. Es una historia de c¨®mo funciona nuestro mundo, y eso me fascina. Es una historia de la humanidad, de la enorme distancia entre lo oficial y lo real. La mundializaci¨®n no es s¨®lo el mercado y los beneficios; tambi¨¦n el sexo, la relaci¨®n entre la gente. Adem¨¢s, 25 a?os no es nada desde el punto de vista hist¨®rico. Estoy convencido de que la epidemia acaba de empezar. Queda Asia, tan grande en t¨¦rminos demogr¨¢ficos. No s¨¦ qu¨¦ va a pasar.
P. ?Cree que en Asia no se est¨¢n poniendo los medios suficientes para evitar la propagaci¨®n del sida?
R. No, todav¨ªa no, aunque soy m¨¢s optimista para Asia que para ?frica porque en Asia hay una gran capacidad institucional y humana y mucho m¨¢s dinero, salvo en Camboya o en Laos, pero los otros pueden. Son potencias nucleares capaces de poner gente en el espacio, mientras que en los pa¨ªses m¨¢s pobres de ?frica no hay medio, en mi opini¨®n, de que salgan de esta crisis sin ayuda del exterior y de una forma masiva. Es imposible. Pero en Asia y Am¨¦rica Latina s¨ª que es posible.
P. En 1997 ustedes lanzaron la Iniciativa por el Acceso a los Medicamentos contra el VIH. Poco despu¨¦s hubo una batalla incre¨ªble, protagonizada sobre todo por la India, Brasil y Sur¨¢frica, que ha terminado con el acceso a los antirretrovirales, los f¨¢rmacos m¨¢s efectivos contra el sida. ?C¨®mo vivi¨® usted estos acontecimientos?
R. El proceso me pareci¨® demasiado lento. La iniciativa la pusimos en marcha en Uganda, el primer pa¨ªs en desarrollo en recibir antirretrovirales. El problema es que mi consejo de administraci¨®n era contrario. Alegaba que era demasiado complicado y que los precios eran muy altos... Finalmente obtuve el permiso para hacer proyectos piloto que demostraron que era posible y que los pacientes son m¨¢s disciplinados que en Europa (quiz¨¢ porque est¨¢n felices de acceder a una cosa as¨ª). Dado que el obst¨¢culo principal era el precio de los antirretrovirales, empec¨¦ a negociar una reducci¨®n en Davos, en el Foro Econ¨®mico Mundial. Buscaba a los dirigentes porque los escalones intermedios siempre dec¨ªan que no era posible. As¨ª fue como consegu¨ª una reducci¨®n del 50%, que m¨¢s adelante fue del 90%, y eso que no soy buen negociante. Despu¨¦s fue la OMS la que se uni¨® al proyecto y, m¨¢s adelante, la India, con su producci¨®n de gen¨¦ricos, y Brasil. Ahora creo que tenemos los precios m¨¢s bajos que se pueden conseguir.
P. ?Cree entonces que no es posible reducir a¨²n m¨¢s los precios?
R. Un poco quiz¨¢, pero no mucho. Estamos ahora incluso en los 50 c¨¦ntimos de euro al d¨ªa [en 2000 el precio era de 14 euros diarios].
P. ?No ha sentido emoci¨®n por lo logrado?
R. Trabajar con el sida te consume, pero tambi¨¦n me incentiva una enorme necesidad de luchar por la justicia, por la gente, los hombres y las mujeres. All¨¢ donde voy tengo reuniones con gente que vive infectada por el VIH (en el mismo Onusida hay muchos que est¨¢n en tratamiento), y eso tambi¨¦n me motiva. En los a?os ochenta, cuando todav¨ªa viv¨ªa en B¨¦lgica, perd¨ª muchos amigos. Trabajaba con la comunidad homosexual en Amberes, y en Bruselas muchos ven¨ªan a mi consulta. Despu¨¦s tambi¨¦n trabaj¨¦ en ?frica. Hay realmente muchos momentos dif¨ªciles; sobre todo con los ni?os. He estado ¨²ltimamente en la India; all¨ª he visto mujeres que se han prostituido, que han sufrido palizas y mutilaciones
[mueve la palma de la mano sobre el pecho para explicar la mutilaci¨®n de senos]. O incluso que han sido quemadas porque est¨¢n infectadas. Paseando por esos barrios de prostituci¨®n de Bombay o Calcuta he sentido verg¨¹enza de ser hombre.
P. ?Qu¨¦ pasa con las vacunas? Ha habido 30 o 40 proyectos infructuosos. Hace cinco a?os usted dijo que era realista esperar cinco a?os, pero ya han pasado...
R. Fui demasiado optimista. En 1984, Margaret Heckler, entonces ministra de Sanidad de Estados Unidos, anunci¨® que en cinco a?os habr¨ªa una vacuna. Han pasado 20 a?os y a¨²n no existe. Sabemos que la habr¨¢, pero no cu¨¢ndo. Sin embargo, s¨ª creo que en cinco a?os tendremos un micromicida para las mujeres. Es factible. El concepto es muy simple: es casi un preservativo qu¨ªmico que se introduce en la vagina y destruye el virus. Es necesario encontrar algo que funcione sin efectos secundarios, puesto que se debe utilizar una vez al d¨ªa si hace falta.
P. Un experto del Instituto Pasteur dijo que la industria farmac¨¦utica no tiene ning¨²n inter¨¦s en desarrollar una vacuna. ?Tambi¨¦n lo cree usted as¨ª?
R. No. La empresa que desarrolle una vacuna se llevar¨¢ el premio gordo. Lo que pasa es que comercialmente es dif¨ªcil invertir en vacunas en general porque la gente est¨¢ dispuesta a pagar por una medicina que le cure, pero no por una vacuna que hay que tomar cuando uno est¨¢ sano, y en el caso del sida se a?ade el obst¨¢culo de no tener la seguridad de que sea posible. Sin embargo, los directivos de farmac¨¦uticas con los que he hablado me aseguran que, si pudieran hacerlo cient¨ªficamente, desarrollar¨ªan la vacuna contra el sida.
P. Antes mencionaba usted la promesa de Bush de invertir 15.000 millones. El sida es una enfermedad muy medi¨¢tica. ?Se suelen cumplir esas promesas?
R. Podr¨ªa hacerle una lista completa de promesas incumplidas. Por ejemplo, en Abiy¨¢n, en 1999, el presidente franc¨¦s Jacques Chirac prometi¨® tratamiento para todo el mundo en ?frica que no ha llegado. En 2001, los jefes de Estado africanos prometieron destinar el 15% de su presupuesto a la Salud, y la realidad es que en Nigeria es menos del 2%. La historia del sida, como el amor, es la historia de promesas incumplidas, pero creo que va a haber un gran cambio. Del dinero que Bush prometi¨® ya hay dos partidas que han sido votadas en el Congreso, por un total actualmente de unos 5.000 millones de d¨®lares, porque se trata de 15.000 en cinco a?os. Est¨¢n un poco por debajo de su promesa, pero est¨¢n cumpliendo. En Sur¨¢frica, el Gobierno prometi¨® tratamiento p¨²blico contra el sida y ha empezado ahora; tarde, pero ha empezado. Una de nuestras funciones es hacer el seguimiento de estos compromisos y, despu¨¦s, asegurarnos de que el dinero llega a la gente que lo necesita.
P. ?C¨®mo va el programa 3¡Á5 (tres millones de personas en tratamiento para el a?o 2005)?
R. En junio pasado ya hab¨ªa 440.000 personas en tratamiento en pa¨ªses en desarrollo, fundamentalmente en Am¨¦rica Latina. A mediados de enero pr¨®ximo tendremos nuevos datos sobre este programa que financian Estados Unidos, el Banco Mundial y el Fondo Mundial.
P. Habla usted mucho de las aportaciones de Estados Unidos. ?Est¨¢ usted satisfecho del papel que juega la Uni¨®n Europea?
R. S¨®lo m¨¢s o menos. A la UE le falta una cierta visi¨®n pol¨ªtica. Debe incluir el sida en su pol¨ªtica exterior. Estados Unidos ya lo ha hecho. El Reino Unido, tambi¨¦n. Cualquier embajador americano puede hablar del sida porque es parte de sus temas clave: terrorismo, comercio y sida. Europa debe tratarlo tambi¨¦n como un problema de seguridad y de desarrollo porque el sida no es una enfermedad como las otras.
P. El a?o pasado aumentaron los casos de nuevas infecciones en Europa y la mitad de todos ellos se produjeron en Italia y Espa?a. Usted ha hablado de un falso sentimiento de seguridad en el mundo rico.
R. Es cierto que hay un incremento, s¨ª. En Espa?a es muy curioso porque depende mucho de la pol¨ªtica de cada regi¨®n. Hay muy buena gesti¨®n en el Pa¨ªs Vasco. Tambi¨¦n en Catalu?a, aunque menos. Y una regi¨®n que hace mucho es Extremadura.
P. S¨¦ que a escala interna es un problema menor comparado con los pa¨ªses en desarrollo, pero, por otra parte, si el sida es tan importante es gracias a que hay casos en los pa¨ªses ricos.
R. Por eso digo que el sida es uno de los problemas del mundo globalizado porque est¨¢ en todos los pa¨ªses. Por eso hay una solidaridad Norte-Sur. Y aunque haya buenos tratamientos y pocos casos, cada infecci¨®n es un drama. El sida te cambia la vida. Te obliga a medicarte de por vida, y le asuguro que no es como tomar una aspirina diaria.
P. Hay organizaciones como TAC (Treatment Action Campaign), Oxfam o M¨¦dicos Sin Fronteras que han jugado un papel esencial contra el sida. ?Es demasiado simplista decir que han colaborado mucho m¨¢s que las farmac¨¦uticas?
R. No, para nosotros es as¨ª. Esas organizaciones son important¨ªsimas. En mayo tuvimos una reuni¨®n en Onusida dedicada al activismo pol¨ªtico, e invitamos a Zackie Ahmat [el l¨ªder de TAC, que se neg¨® a tomar antirretrovirales hasta que en Sur¨¢frica no se facilitase su acceso a todos], para que nos hablara de t¨¢ctica y de estrategia pol¨ªtica. Quiero que la gente de Onusida tenga esa misma capacidad de trabajo, aunque no se trata de que nos encadenemos ante instituciones oficiales, pero s¨ª tener esa misma reflexi¨®n y una aproximaci¨®n similar.
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