La empresa como banda de jazz
?Sinfon¨ªa o jazz? habla de una persona, Koldo Saratxaga, y de una forma de organizar el trabajo, el modelo Irizar, que tiene como base las personas: "?D¨®nde se puede encontrar el ¨¦xito de Irizar? ?Est¨¢ en alguna gran adquisici¨®n, en alguna gran innovaci¨®n tecnol¨®gica? No. Simplemente, est¨¢ en las personas que est¨¢n trabajando en ella durante tantos a?os". Saratxaga instala a la persona en el centro de su proyecto -no le gusta llamarlo empresa- e instala la comunicaci¨®n en el centro de las personas. Comunicando descubren y comparten los objetivos, organizan las tareas y crean la sinergia suficiente para empujar el proyecto. En la medida en que todos y cada uno de los participantes en el proceso productivo se ven implicados en la globalidad del mismo y con el grupo, puede responsabilizarse no s¨®lo de su parte de trabajo sino del producto final, con lo que se refuerza su posici¨®n en el grupo tanto profesionalmente como en el plano de la comunicaci¨®n, y el circuito -el proyecto- se retroalimenta y avanza.
?Sinfon¨ªa o jazz? Koldo Saratxaga y el modelo Irizar
Luxio Ugarte
Editorial Granica
ISBN 84-7577-720-1
Para Saratxaga, la empresa tal y como se conoce es como una orquesta sinf¨®nica que necesita de un director y no puede salirse de la partitura, en cambio lo que ¨¦l propugna se parece al jazz, donde no hay batuta y cabe la improvisaci¨®n: "La orquesta cl¨¢sica repite o interpreta una partitura que no es suya. No hay creatividad libre de cada participante de la orquesta, o por lo menos no es comparable. Para las empresas no es la orquesta sinf¨®nica la que nos debe de servir de ejemplo, sino una banda de jazz". Y la banda de jazz de Saratxaga en Irizar se asienta sobre los pilares de la comunicaci¨®n, la libertad y la responsabilidad que sumados producen una realidad desconcertante: "En Irizar no hay directores, jefes, encargados; no hay horarios, no hay control de las personas, dejamos que ¨¦stas sean libres, que tomen sus decisiones, que puedan equivocarse (...). Suprimimos los relojes de control de entrada y de salida hace siete a?os, nadie sabe cu¨¢ndo una persona entra o sale de la f¨¢brica, ¨²nicamente lo conocen los componentes del equipo al que pertenece esa persona; pero, luego, nos exigimos responsabilidad".
El equipo es la c¨¦lula b¨¢sica de la empresa, el lugar donde se produce porque es el lugar donde se comunica y viceversa, pero el equipo es tambi¨¦n la unidad de gesti¨®n: "El trabajo en equipo constituye, a mi entender, la mayor de las ventajas competitivas que tienen las organizaciones. Los miembros de los equipos que alcanzan el ¨¦xito se deben centrar en la consecuci¨®n de resultados colectivos. El ¨¦xito de los equipos depende m¨¢s de las actitudes que de las aptitudes". Por supuesto, sincronizar las aptitudes y mejorar las actitudes exige tiempo, el ¨²ltimo pilar del proyecto. Saratxaga se niega al pasado y al presente, s¨®lo cree en el futuro. Para explicarlo suele utilizar la met¨¢fora del tomate: cuando se tiene la tierra, el saber hacer y las semillas, basta con sembrar para que los tomates vengan a su debido tiempo. El corto plazo s¨®lo puede considerarse poco productivo a ojos de la empresa cl¨¢sica.
En efecto, la din¨¢mica de equipos y comunicaci¨®n roba tiempo pero cuando lleva un plazo rodando resulta imparable y, entonces, la ¨®ptica empresarial cl¨¢sica se frota los ojos porque no puede entender tan buenos resultados. Irizar, antes del proyecto Irizar, perd¨ªa dinero, dos meses despu¨¦s de ponerse en marcha, daba beneficios. A Koldo Saratxaga no le gusta atribuirse el m¨¦rito porque considera que fue -y es- de todos, pero se siente m¨¢s que orgulloso de haber dado con un modelo de trabajo y de organizaci¨®n radicalmente nuevo. Tampoco se considera un l¨ªder pero tiene una personalidad arrolladora y carism¨¢tica. Confiesa haber aprendido m¨¢s en el contacto con la gente que en la universidad, a la que considera creadora de m¨²sicos de orquesta, presume de autodidacto y de optimismo inveterado, pero sobre todo de disponibilidad para hablar cuanto haga falta. De hecho, el libro es una larga conversaci¨®n dirigida y recogida por Luxio Ugarte que gira en torno a un pu?ado de ideas. A cada vuelta el tirafondo se hunde m¨¢s en la madera, dicho sea en el tono metaf¨®rico que gusta a Saratxaga.
Javier Mina es escritor.
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