Ibarretxe rechaza que el Congreso pueda vetar su plan e insiste en negociarlo con Zapatero

El lehendakari, Juan Jos¨¦ Ibarretxe, insisti¨® ayer en que el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, debe negociar con ¨¦l su plan en los pr¨®ximos meses, en paralelo a la tramitaci¨®n parlamentaria en el Congreso, y defendi¨® que la voluntad de la sociedad vasca se expresa s¨®lo en la C¨¢mara aut¨®noma o en el futuro refer¨¦ndum y que ninguna otra voluntad, ni siquiera la que se exprese en su d¨ªa en la C¨¢mara baja, puede ni sustituirla ni prevalecer sobre ella. Aunque indic¨® que pretende una negociaci¨®n "abierta y flexible" con Zapatero, matiz¨® que lo que toca ahora hacer en ella es "buscar acomodo democr¨¢tico a las decisiones de las instituciones vascas" y pactar "c¨®mo se ponen en marcha esos acuerdos y c¨®mo se incorporan a la normativa jur¨ªdica", precis¨®.

La ausencia de violencia tendr¨¢ que ser considerada definitiva por los partidos para que se convoque un refer¨¦ndum

La negociaci¨®n ser¨ªa para acordar c¨®mo se pone en marcha y se incorpora el plan aprobado a la legislaci¨®n espa?ola

"Supongo que nadie piensa que el Congreso vaya a sustituir las decisiones del Parlamento ni de la sociedad vasca"

Ibarretxe defendi¨® tambi¨¦n la legitimidad de aceptar los votos del grupo parlamentario de la ilegalizada Batasuna para sacar adelante su proyecto y apunt¨® como nueva aportaci¨®n que la "ausencia de violencia" que pone como requisito para celebrar la consulta popular sobre su plan consiste en una tregua de ETA que pueda ser considerada "definitiva" por las fuerzas pol¨ªticas.

El lehendakari compareci¨® ayer en conferencia de prensa por primera vez despu¨¦s de que el pasado d¨ªa 30 el Parlamento vasco aprobara su iniciativa gracias a tres votos de Batasuna, y lo hizo para insistir, pese a la negativa expresada la v¨ªspera por el presidente Zapatero, en su petici¨®n de apertura de esa negociaci¨®n de Gobierno a Gobierno. "Si no estamos dispuestos a abrir un proceso negociador, ?c¨®mo solucionamos esto? ?A tortas?", se interrog¨®.

Entrar en raz¨®n

A su juicio, la aprobaci¨®n por el Parlamento aut¨®nomo de su proyecto cierra una primera fase, la de su debate en el Pa¨ªs Vasco, y abre una segunda, que defini¨® como "la de la negociaci¨®n". Ibarretxe dijo que esta etapa, a la que en otras intervenciones dio un plazo m¨¢ximo de seis meses, es compatible con el periodo preelectoral en el que ya est¨¢ Euskadi y con las propias elecciones, previstas para mayo. Tambi¨¦n mostr¨® su esperanza de que "todos" entren "en raz¨®n" y que su proyecto no encuentre barreras "ni en su tramitaci¨®n ni en su negociaci¨®n".

Ibarretxe no lo cit¨®, pero, adem¨¢s de poner de manifiesto su voluntad de di¨¢logo, podr¨ªa buscar tambi¨¦n el paralelismo con el procedimiento seguido en 1979 con el Estatuto de Gernika. Entonces los presidentes del Gobierno, Adolfo Su¨¢rez, y del Consejo General Vasco, Carlos Garaikoetxea, negociaron mano a mano en La Moncloa, y de modo paralelo al trabajo de la ponencia estatutaria, los puntos claves del texto estatutario.

Insisti¨®, en este sentido, en que debe haber un ¨¢mbito de negociaci¨®n propio "entre el Gobierno vasco y el Gobierno espa?ol", y sostuvo que ¨¦ste y el debate que se d¨¦ en el Congreso "son complementarios". Si Zapatero no acepta abrir formalmente este proceso de negociaci¨®n que le plantea, "tendr¨¢ que explicar por qu¨¦", dijo, y a?adi¨® que su advertencia de que tambi¨¦n ¨¦l le oir¨¢ cuando se re¨²nan le suena "a Aznar, cuando dec¨ªa aquello de 'muy clarito y por su orden".

La negativa a negociar, reiter¨®, "forma parte del pasado". "Lo m¨¢s sensato es que el presidente del Gobierno y el lehendakari hablemos, negociemos y, si es posible, encontremos acuerdos que posteriormente sean ratificados por la sociedad vasca". Ibarretxe recomend¨® que se aminore "el nerviosismo" que cree ver en las reacciones a la aprobaci¨®n del plan soberanista en la C¨¢mara de Vitoria y se contemple la situaci¨®n y el proyecto que lleva al Congreso como "una oportunidad maravillosa, y no como un problema o una amenaza".

El segundo objetivo de la comparecencia del lehendakari fue dejar sentado que, ocurra lo que ocurra en el paso por la C¨¢mara baja del proyecto, la voluntad vasca, expresada ahora en el acuerdo del Parlamento aut¨®nomo, o en su d¨ªa en una consulta popular, sea ¨¦sta legal o no, no puede ser sustituida por ninguna otra, ni ninguna otra puede prevalecer sobre ella. Ni siquiera la de las Cortes. "Supongo que nadie se plantea que el Congreso de los Diputados vaya a sustituir las decisiones ni del Parlamento ni de la sociedad vasca", dijo. "No pongo en duda la legitimidad de las instituciones, pero a la voluntad de la sociedad vasca no la sustituye ninguna otra voluntad", a?adi¨®, despu¨¦s de afirmar que tampoco "va a ser sustituida de ninguna manera por la del PP y el PSOE reunida alrededor del Pacto Antiterrorista".

"Choque de legitimidades"

Se declar¨® convencido de que, por encima del nerviosismo de sus dirigentes pol¨ªticos, "una inmensa mayor¨ªa de espa?oles y espa?olas entienden que el futuro de Euskadi corresponde decidirlo a los vascos". Ibarretxe no respondi¨® a la pregunta acerca de sus planes para salir de una situaci¨®n de "choque de legitimidades" entre el Parlamento vasco y el Congreso, incluso si ganara la consulta que piensa convocar y que ¨¦l mismo se adelant¨® a admitir que carecer¨ªa de valor legal. "Yo no tengo ning¨²n choque de legitimidades. Asumo que cada C¨¢mara adopta sus decisiones leg¨ªtimamente, pero el futuro de la sociedad vasca, y negociar luego c¨®mo se ponen en marcha y [se incorporan] en la normativa jur¨ªdica los acuerdos, nos corresponde a nosotros definirlo de nuestro pu?o y letra", sostuvo.

Tampoco aclar¨® si le parece compatible el apoyo que ha logrado para su plan con sus compromisos tanto de ofrecer un proyecto que tuviera al menos igual respaldo que el Estatuto de Gernika, como de no aceptar los votos de Batasuna mientras estuvieran contaminados por la existencia de ETA y la no condena de sus actos. Sobre lo primero, Ibarretxe se?al¨® un deseo: "Espero que de aqu¨ª al final del tr¨¢mite de esta proposici¨®n de ley aprobada por mayor¨ªa sepamos ir sumando m¨¢s y m¨¢s voluntades pol¨ªticas, y que cuando hagamos la consulta tenga m¨¢s apoyo del que tuvo el Estatuto [actual]".

Sobre su compromiso electoral de 2001 de no usar los votos de Batasuna se?al¨® que otras veces han sido el PP y el PSE-EE quienes se los han sumado, por ejemplo, para rechazar los Presupuestos. "No acepto ejercicios de hipocres¨ªa", recalc¨®, para reiterar que los "acuerdos pol¨ªticos" con los radicales siguen siendo imposibles por su posici¨®n sobre la violencia. Defendi¨® tambi¨¦n la legitimidad de la mayor¨ªa absoluta obtenida en el pleno del d¨ªa 30, recordando que en otras ocasiones PP, PSE y Batasuna han coincidido de forma contraria a los intereses del Gobierno tripartito. En estos casos, sin embargo, portavoces del Ejecutivo siempre criticaron esa coincidencia como antinatura.

A preguntas de los periodistas, Ibarretxe neg¨® que esa actuaci¨®n de ¨²ltima hora del partido ilegalizado haya roto la estrategia de futuro y electoral que ten¨ªa planteada el PNV. "Estamos llenos de ilusi¨®n, y es m¨¢s sencilla la gesti¨®n de un proyecto aprobado que de uno sin aprobar", asegur¨®.

Afirm¨® el lehendakari su intenci¨®n de llegar hasta el final en el cumplimiento de sus promesas en torno al proyecto soberanista y sostuvo que la consulta popular, comprometida fuera cual fuera el desenlace del debate en el Parlamento vasco y del tr¨¢mite ahora en el Congreso, se celebrar¨¢. Pero a?adi¨® un matiz de importancia: la situaci¨®n de "ausencia de violencia" en la que debe encontrarse Euskadi para su convocatoria debe ser "definitiva", y adem¨¢s poder ser considerada como tal "por los partidos pol¨ªticos".

Ibarretxe no hab¨ªa realizado antes esta precisi¨®n, con la que, por un lado, tratar¨ªa de evitar la impresi¨®n de que el siguiente paso de su estrategia queda en manos de ETA y, por otro, sugiere una dilaci¨®n en el plazo de la celebraci¨®n del refer¨¦ndum comprometido, una vez se produzca el previsible rechazo del proyecto en las Cortes.