La comprensi¨®n lectora, problema de todos
La mejora de la educaci¨®n exige, seg¨²n la autora del texto, repensar los modelos de formaci¨®n del profesorado y la colaboraci¨®n de la sociedad fuera de la escuela.
Ante los resultados del Informe Pisa 2003 se hace necesario un debate sereno que aporte elementos para la reflexi¨®n.
Conviene ante todo formular algunas reservas sobre lo que subyace a estas evaluaciones. Si atendemos al organismo internacional que las promueve, a las caracter¨ªsticas de las pruebas, a la falta de consideraci¨®n de la diversidad de tradiciones culturales, a la idea de progreso individual, podemos pensar que responden a la necesidad de promover unas competencias que interesan para la implantaci¨®n de un modelo econ¨®mico y cultural ¨²nico, al servicio de un concepto de progreso acorde con este modelo. Cabr¨ªa considerar a este respecto que los g¨¦neros discursivos que sirven para comunicarse en una determinada cultura no son id¨¦nticos a los de otra y que la tradici¨®n cultural en que crecen y aprenden a comunicarse muchos ni?os y j¨®venes difiere de la que se toma como referente para estas evaluaciones de modo que las comparaciones entre pa¨ªses parecen discutibles. Adem¨¢s los investigadores en ciencias sociales sabemos muy bien que este tipo de pruebas no miden algunas de las capacidades humanas fundamentales para el desarrollo de las personas. En algunos pa¨ªses, como M¨¦xico, los resultados dibujan el mapa de la pobreza, pero no conducen a sus gobiernos a abordar este tema, s¨®lo a pensar en t¨¦rminos escolares.
A pesar de esta objeci¨®n general puede ser interesante debatir sobre las posibles causas de los ¨¦xitos y de los fracasos. Lo primero que destaca es la multiplicidad de factores que inciden en los resultados, de manera diversa seg¨²n los pa¨ªses: inversi¨®n en educaci¨®n, formaci¨®n del profesorado, consideraci¨®n social de la ense?anza y de los profesores, equidad y comprensividad del sistema, nivel cultural general... Algunos de los an¨¢lisis introducen cierto optimismo al mostrar que un sistema educativo s¨®lo puede ser de excelencia si tiende a mejorar las capacidades de todos los ciudadanos, que no puede haber excelencia para unos y fracaso para otros, y que esto s¨®lo es posible con un esfuerzo importante en la ense?anza p¨²blica, que puede garantizar la equidad. Estas consideraciones generales son el contexto en el que quiero formular algunas reflexiones:
1. Los ni?os y j¨®venes no desarrollan sus habilidades verbales s¨®lo dentro de la escuela. Los entornos familiares, sociales, tienen en ellas una influencia decisiva. Se aprenden fuera de la escuela formas verbales que ¨¦sta no controla, pero que son modos de comunicar en la sociedad. Pensemos en algunos de ellos: Los reality shows que algunos ni?os ven durante horas, los debates p¨²blicos, en que no hay tiempo para argumentar y lo que cuenta es la capacidad del hablante de colocar una frase a modo de eslogan; la publicidad que vehicula modelos de persuasi¨®n que apelan a los instintos m¨¢s bajos. Los h¨¦roes actuales (en general deportistas) tienen delante multitud de micr¨®fonos para recoger cuatro palabras banales e incoherentes. ?Ser¨ªa mucho pedir que una sociedad preocupada por la educaci¨®n de sus ni?os y j¨®venes se planteara que la cultura es algo que no puede quedar encerrado en la escuela? El desarrollo de la capacidad de comprender textos escritos requiere indudablemente de conocimientos y habilidades espec¨ªficas, pero no es independiente de la capacidad de comprensi¨®n del lenguaje oral ni del desarrollo de la capacidad de expresar con coherencia las ideas. La narraci¨®n oral, la conversaci¨®n detenida y la expresi¨®n razonada de opiniones son pr¨¢cticas necesarias para el desarrollo de la capacidad de expresi¨®n y comprensi¨®n del lenguaje.
2. La escuela ha tenido desde siempre como objetivo ense?ar a leer y a escribir. Este ha sido su origen y su justificaci¨®n primera. Lo que ha cambiado es la concepci¨®n de lo que es leer, de lo que es comprender un texto. La LOGSE puso ¨¦nfasis en la ense?anza de los usos verbales. Para avanzar en su dominio no basta con saber gram¨¢tica, pero tampoco basta con leer en la creencia de que la comprensi¨®n del texto es inherente a la actividad lectora. La escuela tiene dos responsabilidades: fomentar la lectura de textos y ayudar a los alumnos (ense?ar) a desentra?ar textos progresivamente m¨¢s complejos. Con este objetivo es necesario profundizar en los contenidos espec¨ªficos sobre los textos que ser¨¢ necesario tomar como objetos de ense?anza y, sobre todo, en qu¨¦ tipo de actividades escolares pueden facilitar la capacidad de comprensi¨®n lectora.
3. La escuela secundaria actual se ha hecho muy compleja. Lejos de una secundaria s¨®lo para los que deseaban continuar estudios universitarios, de unos contenidos escolares indiscutibles, de una ense?anza basada en la palabra del profesor, se nos plantea ahora una escuela para todos, con alumnos con expectativas, niveles, e incluso lenguas, diversos, en que los contenidos parecen multiplicarse y hay que seleccionarlos. Esta situaci¨®n hace m¨¢s evidente que nunca la necesidad de una formaci¨®n inicial del profesorado que no se puede limitar al conocimiento de unos contenidos disciplinares, sino que debe contemplar una formaci¨®n para la ense?anza espec¨ªfica de las materias escolares. En nuestro pa¨ªs ¨¦sta es una asignatura pendiente. A ello habr¨ªa que a?adir la necesidad de repensar los modelos de formaci¨®n permanente del profesorado que deber¨ªa correr paralela a una consideraci¨®n social m¨¢s elevada de esta profesi¨®n. Parece que esto no es ajeno a los resultados que obtiene el pa¨ªs mejor situado en la evaluaci¨®n que comentamos.
4. Social y acad¨¦micamente la investigaci¨®n sobre la ense?anza de la lengua tiene poco prestigio y se destinan a ella pocos recursos. Subyace a ello la idea de que la ense?anza no es m¨¢s la aplicaci¨®n pr¨¢ctica de conocimientos elaborados en otros ¨¢mbitos del saber. Quiz¨¢s los momentos de crisis ayuden a reflexionar sobre la necesidad de investigaci¨®n espec¨ªfica de los procesos de aprendizaje verbal. La urgencia de las actuaciones inmediatas no puede hacer olvidar que el conocimiento a medio y largo plazo es necesario para tomar decisiones fundamentadas.
El desarrollo de las capacidades de comprensi¨®n lectora de los ni?os y j¨®venes implica al conjunto de la sociedad, a la escuela, a la universidad, a las administraciones educativas y las posibles soluciones nos responsabilizan a todos.
Anna Camps es catedr¨¢tica de Did¨¢ctica de la Lengua en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona
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