Todos los mundos en la Diagonal
Barcelona de punta a punta, un paseo por la arteria que resume la ciudad
Del quijotesco restaurante Los Tres Molinos al recinto F¨®rum, pasando por la torre Agbar, proyectada y coloreada por Jean Nouvel. Y en el camino, compras en L'Illa y comida en Cros o en el caf¨¦ Berl¨ªn.
Hay otros mundos pero est¨¢n casi todos ellos en una avenida: la Diagonal. La arteria (antigua avenida del General¨ªsimo) recorre, hoy m¨¢s que nunca, la ciudad de Barcelona de punta a punta. Si no fuera por el tr¨¢fico y la infernal descoordinaci¨®n de los sem¨¢foros, la Diagonal ser¨ªa esa l¨ªnea recta que es el camino m¨¢s r¨¢pido entre dos puntos. Desde el hotel Rey Juan Carlos I hasta el recinto F¨®rum. Pero es raro que alguien haga el recorrido entero sin abandonar la avenida. Y es a¨²n m¨¢s raro que repare en que todas las Barcelonas que hemos conocido est¨¢n reunidas en esta gran avenida, sobre la que un par de d¨ªas al a?o el sol se pone en su carril central creando un efecto entre psicotr¨®pico y apocal¨ªptico. Algo nuevo, algo viejo y algo prestado en esta gran calle que resume la realidad barcelonesa.
El norte abierto
La primera imagen de la ciudad que han tenido muchos viajeros durante a?os ha sido el edificio del restaurante Los Tres Molinos (avenida Pa?sos Catalans, s/n, Esplugues de Llobregat; tel¨¦fono 933 71 03 35). En un ejercicio de sutileza, este cl¨¢sico restaurante de evocaciones quijotescas est¨¢ situado dentro de un edificio con tres molinos adosados en la fachada. Es un espacio poco m¨¢s que curioso (a sus pies se esparce, todo verde, el parque Cervantes) que hoy comparte protagonismo con el hotel Rey Juan Carlos I (Diagonal, 661-671; 933 64 40 40). Situado en la parte sur, este magn¨ªfico edificio (premio Construmat de arquitectura, 1993) acoge uno de los nuevos hoteles de lujo de la ciudad. En la parte norte se alinean las universidades y, tras ellas, el Trit¨®n, otro restaurante m¨ªtico, y el Frankfurt Pedralbes (Jordi Girona, 2-4), las mejores salchichas de la ciudad. En el nuevo Palacio de Congresos, inaugurado hace pocos a?os en la acera sur de la Diagonal, se encuentra el restaurante Tati (en el n¨²mero 661; 933 64 45 17), modernidad refinada para vecinos de esta noble zona y hombres de negocios.
Tras la ronda del Mig
El edificio Planeta, antigua Banca Catalana, sobrevive como uno de los ¨²nicos restos de arquitectura pos Gaud¨ª y pre ol¨ªmpica que merece un vistazo. L'Illa (en el 555) es un centro comercial de cierto estatus que se jacta de tener tiendas ¨²nicas, que no acostumbras a encontrar en centros comerciales (Custo, Oakley, Xocoa, Diesel...), mientras que, al otro lado de la avenida, el restaurante y bar Negro (en el 640; 934 05 94 44) se ha convertido en uno de los establecimientos m¨¢s celebrados del grupo Tragaluz. Antes de llegar a la primera parada, Francesc Maci¨¤, vale la pena entrar en Tramonti (en el 501; 934 10 15 35), un restaurante italiano ¨²nico, o incluso en Donna Karan (Tenor Vi?as, 8), que nos previene para lo que se nos viene encima.
Para el visitante comprador
La rotonda de Francesc Maci¨¤ ya no es el lugar preferido para las acampadas reivindicativas ni para los accidentes de tr¨¢fico de madrugada. Es el fin de la primera l¨ªnea de tranv¨ªa y el comienzo de la celebraci¨®n del despilfarro que el Ayuntamiento ha intentado promover con su "Barcelona, la mejor tienda del mundo" y la creaci¨®n de la tarjeta del visitante comprador. Este dudoso eslogan cobra toda su magnitud casi b¨ªblica en el trozo de Diagonal que va desde este punto hasta el paseo de Gracia. Si dejamos aparte el tal vez irritante pero siempre tentador universo de las compras, la arquitectura de la zona es recia y neocl¨¢sica, atractiva sin ser apabullante. Se mezclan tiendas de grandes cadenas democratizadoras de la moda, como Blanco, Mango, Zara o Don Algod¨®n, con ep¨ªgonos del lujo como Giorgio Armani (en el 500), Gucci (en el 415) o el multimarca local por antonomasia, Gonzalo Comella (en la esquina con Via Augusta).
En el campo de la restauraci¨®n, la oferta no es demasiado extensa. A pesar de ello, una mesa junto a los ventanales, en el Cros (en el 433; 934 14 37 48), ofrece unas vistas ¨²nicas a la idiosincrasia de la calle; una comida de dise?o a precio razonable en Daps (en el 469; 934 10 90 89) despierta todas las dudas que se puedan tener sobre el concepto Barcelona y un caf¨¦ o unos platillos cosmopolitas en la esquina con Muntaner, en el estupendo caf¨¦ Berl¨ªn (con s¨®tano chill out que parece un local de Copenhague o Estocolmo) te reconcilian con la ciudad y la tarjeta de cr¨¦dito.
Pasado el paseo de Gracia
A partir de este punto las tiendas van poco a poco dejando paso a la ciudad. La Casa Asia (en el 373) merece una visita. La casa del Bar¨® de Quadras, actual Museo de la M¨²sica (esquina con Pau Claris), o la iglesia del Carme (en el 404), tambi¨¦n son muy recomendables. Lo mismo el magn¨ªfico Palau Robert (paseo de Gracia, 107), centro de arte y evocador jard¨ªn modernista. La casa de les Punxes (en el 418) es una de las grandes se?as de la ciudad, y el Bauma (esquina con Roger de Ll¨²ria), uno de los caf¨¦s en los que todav¨ªa hay tertulias y un ambiente literario de barrio.
Bares y tiendas de barrio
La ciudad escaparate va poco a poco dejando paso a la ciudad de sus habitantes cuando pasamos el paseo de Sant Joan y enfilamos en direcci¨®n a Glor¨ªes. La presencia del gran supositorio que es la Torre Agbar concebida por Jean Nouvel y a punto de terminar de colorearse, va haci¨¦ndose casi inevitable a medida que pasamos por una parte de la Diagonal poblada por bares de barrio, tiendas de ultramarinos que sobreviven a las embestidas de las grandes superficies, algunos bares musicales de nula personalidad, una enorme sala de billares y casino (m¨¢s Atlantic City que Montecarlo, para qu¨¦ enga?arnos), y, finalmente, la plaza de les Glor¨ªes, donde Los Encantes (mercadillo los lunes, mi¨¦rcoles, viernes y s¨¢bados no festivos, de 9.00 a 16.00) y el centro comercial Glor¨ªes son la met¨¢fora de lo que esto fue.
Y aparece de nuevo el tranv¨ªa para llevarnos hasta la catarsis de lo nuevo. La m¨¢s reciente apertura de este tramo de Diagonal que finalmente conecta la avenida con el mar ofrece un aspecto algo turbador. Parece casi una urbanizaci¨®n de extrarradio, con sus ¨¢rboles j¨®venes y sus aceras pulcras y semivac¨ªas. No tiene nada que ver con lo antes visto, y, en ocasiones, incluso se puede o¨ªr el silencio. Hasta que llegas al F¨®rum, que hoy se eleva como un fantasma. A su lado, el nuevo barrio de Diagonal Mar, con su inevitable centro comercial, sus hoteles, sus grandes bloques de apartamentos y su algo artificial paseo mar¨ªtimo. Posee el tercer parque m¨¢s grande de la ciudad y ya lo habitan m¨¢s de 1.300 familias. Los recelos iniciales van desapareciendo, igual que sucedi¨® con la Villa Ol¨ªmpica. La gente empieza a ver que Barcelona es m¨¢s grande de lo que la pensaban y, sobre todo, de lo que la utilizaban. Pr¨®ximamente, dos playas nuevas y un Zoo Mar¨ªtimo.
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