M¨¢s anomal¨ªas cat¨®dicas
Nunca me gustaron los horarios infantiles de la televisi¨®n, ni siquiera cuando dan documentales de la BBC o de Discovery, pero ahora que se acaban las vacaciones voy a estar pegado al tubo cat¨®dico s¨®lo para observar con morbo c¨®mo los de Antena 3 y Tele 5 (a TVE se le supone disciplina gubernamental) van a cumplir lo que firmaron en la famosa autorregulaci¨®n contra la telebasura en horario infantil y que, por cierto, est¨¢ plagiada de pe a pa del c¨®dice que las televisiones italianas firmaron all¨¢ por 2002.
El primer esc¨¢ndalo de esta autorregulaci¨®n de las televisiones es que los dos principales operadores privados de nuestro patio audiovisual (uno de total propiedad italiana, como la Tele 5 de Berlusconi, y el 33,5% de Antena 3 propiedad tambi¨¦n de una empresa italiana, De Agostini, primordial financiera de la cadena) s¨®lo se acordaron de la protecci¨®n infantil que hab¨ªan firmado en sus pa¨ªses hace a?os y cuando aqu¨ª la telebasura se convirti¨® por sus propios m¨¦ritos en una alarma social que esta vez funcion¨® de abajo arriba, espont¨¢neamente. Lo cual quiere decir que en este tiempo las televisiones espa?olas, las dos p¨²blicas y las dos privadas, hab¨ªan estado incumpliendo alevosamente todas y cada una de las directivas nacionales y europeas respecto a la protecci¨®n de los horarios infantiles de televisi¨®n. Si se apresuraron a firmar la autorregulaci¨®n que firmaron recientemente por la presi¨®n de la opini¨®n p¨²blica y si firmaron literalmente lo mismo que se firm¨® en Italia en 2002, quiere decir sencillamente, pura l¨®gica matem¨¢tica, que los italianos m¨¢s o menos berlusconizados de las dos cadenas privadas nos tomaban por tontos y que en este pa¨ªs exist¨ªa el problema real de la telebasura en horario infantil. En definitiva , que todo esto de la telebasura no era una alarma social inventada.
Porque ¨¦ste es el segundo esc¨¢ndalo o anomal¨ªa cat¨®dica espa?ola: la contumaz negaci¨®n por parte de Antena 3 y Tele 5 de que ellos trafiquen diariamente con telebasura, al margen de que la emitan en esos espacios ahora tard¨ªamente protegidos (por cierto, ?protegidos por qui¨¦n?, en un pa¨ªs en el que no existe m¨¢s Consejo Audiovisual que el de la Generalitat). En unas recientes jornadas sobre el mismo asunto organizadas en Barcelona he tenido ocasi¨®n de escuchar los argumentos ret¨®ricos de altos representantes de las dos italianizadas televisiones espa?olas sobre el problema de la telebasura. Y los razonamientos de Antena 3 y Tele 5 se reducen a tres: nadie puede definir actualmente lo que es o no es telebasura; el derecho a la informaci¨®n y a la libertad de expresi¨®n es sagrado, protegido por la Constituci¨®n, y cualquier regulaci¨®n de contenidos atenta contra la libertad de empresa, contra la libertad del producto audiovisual.
Esta trinidad ret¨®rica de los defensores de la anomal¨ªa cat¨®dica espa?ola se reduce a un solo argumento, que intenta ser filos¨®fico y adem¨¢s es de inconfundible raza teol¨®gica: la telebasura no puede definirse, con lo cual es imposible regularla, que, como se sabe, es grav¨ªsimo pecado liberal o neoliberal de nuestro tiempo. Pues bien, seguramente no sabremos definir con precisi¨®n filos¨®fica qu¨¦ es o qu¨¦ no es telebasura, pero tenemos varios m¨¦todos pr¨¢cticos para detectarla y hasta para olerla a distancia; de la misma manera, para volver a la filosof¨ªa y a la teolog¨ªa, que acaso no sepamos definir con precisi¨®n lo que es una esfera, ni siquiera despu¨¦s de leer a Borges y a Sloterdijk, pero absolutamente todos distinguimos a la legua lo que es esf¨¦rico o esferoide. Y el primer y ¨²nico m¨¦todo para acabar con esa ret¨®rica dominante es aplicar a la definici¨®n de telebasura la vieja tradici¨®n literaria del m¨¦todo comparatista, que todos los cr¨ªticos del medio audiovisual deber¨ªan incorporar en sus columnas porque las cosas que ocurren en el mundo de la televisi¨®n espa?ola no s¨®lo ocurren en Espa?a. Y puestos en plan comparatista, lo ¨²nico que hay que decir es que en Italia, precisamente all¨ª, llaman telebasura a una especie de circo acabaretado con chicas -velinas- en minifalda y una dominante rosa que tambi¨¦n trabaja los cotilleos -pettegolezze- que casi nunca osan conculcar la intimidad sencillamente porque est¨¢ severamente regulado y protegido por el garante italiano del Derecho a la Intimidad, figura jur¨ªdica aqu¨ª clamorosamente inexistente, por cierto. Y vistas y equiparadas las dos pantallas, hay que concluir que la telebasura nacional es decididamente hard en comparaci¨®n con la italiana, que s¨®lo llega a soft, para utilizar una distinci¨®n que rige en todo el mundo mundial y no necesita de m¨¢s explicaciones filos¨®ficas. El ¨²nico espacio berlusconiano que de alguna manera pod¨ªa compararse con nuestra telebasura es la muy reciente versi¨®n de Cr¨®nicas marcianas (Rete 1), una de las pocas exportaciones de la tele nacional; pero esta vez nuestro divertido programa friki, innovador y muy nocturno, al lado de su traducci¨®n italiana, es decididamente soft. Y adem¨¢s, no incluir¨ªa yo a Sard¨¢ en la telebasura nacional a pesar de que ¨²ltimamente, a veces por degradaci¨®n entr¨®pica del rosa y el amarillo, ese pelmazo monocultivo de las parrillas nacionales roce absurdamente el hard.
O sea, que por comparaci¨®n europea (en el resto de Europa no existe esa misma alarma social en las teles generalistas, sencillamente) resulta que s¨ª se puede definir por el irrefutable m¨¦todo comparatista la telebasura nacional. En definitiva, s¨®lo queremos que los operadores italianos en Espa?a no incrementen su cuenta de resultados con telebasuras que no pueden practicar en Italia. Y en cuanto al sagrado principio liberal de no regulaci¨®n televisiva (por libertad de expresi¨®n y por libertad de empresa), simplemente me acojo al argumento de autoridad del Papa filos¨®fico del liberalismo, del neoliberalismo y de las sociedades abiertas. Y esto es lo que dice el mism¨ªsimo Karl Popper en su libro sobre la televisi¨®n, que los portavoces de Tele 5 y Antena 3 deber¨ªan leer inmediatamente: "Una democracia moderna no puede existir si no se pone bajo control la televisi¨®n, que ha generado un nuevo e in¨¦dito poder".
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