Un mapa con 18 sistemas de salud
Aumentan las diferencias entre las prestaciones que ofrecen las comunidades aut¨®nomas
Una pareja joven a la que se le haya roto el preservativo puede tener que pagar o no la p¨ªldora poscoital dependiendo de donde viva. Tampoco la boca de los ni?os recibe la misma atenci¨®n p¨²blica en unas comunidades que en otras; no todos los diab¨¦ticos tienen acceso gratuito a las bombas de insulina; y los transexuales que a¨²n no se han operado intentan empadronarse en Andaluc¨ªa. ?stas son algunas de las diferencias que han hecho ¨²nico cada uno de los 17 sistemas de salud (18 si se incluyen Ceuta y Melilla, gestionadas por el Ministerio de Sanidad).
Las diferencias se han multiplicado en los ¨²ltimos tres a?os, desde el fin de las transferencias a las comunidades del antiguo Insalud, reconoce Ana Pastor, quien vivi¨® el proceso como ministra de Sanidad en el ¨²ltimo Gobierno del PP. "?sa fue una de las causas por las que se elabor¨® la Ley de Cohesi¨®n y Calidad, y por las que todos estuvieron de acuerdo [la norma se aprob¨® por unanimidad en mayo de 2003]", a?ade.
Pero la vuelta a la unanimidad parece imposible. Existe un cat¨¢logo com¨²n de prestaciones aprobado en 1995, y luego cada comunidad puede incorporar los servicios extra que desee, siempre que los pague con sus propios fondos y no con el dinero que reciben para financiar los servicios sanitarios, explica el secretario general de Sanidad, Fernando Lamata.
La incorporaci¨®n de nuevos servicios (tecnolog¨ªas, formas de abordaje de una enfermedad) depende desde 2003 de un grupo de trabajo del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, que todav¨ªa no ha presentado ninguna conclusi¨®n a los consejeros. Luego, si se trata de una prestaci¨®n aut¨¦nticamente nueva, deber¨¢ elaborarse una memoria econ¨®mica y el Consejo de Pol¨ªtica Fiscal y Financiera deber¨¢ aprobar dar a las comunidades nuevos fondos para que las pongan en marcha.
"Pero si se trata de mejoras en lo que ya se hace, no hace falta eso", recalca Pastor, quien pone como ejemplo las bombas de insulina (un dispositivo que permite que los diab¨¦ticos reciban la insulina correctamente dosificada de forma autom¨¢tica). Para mejorar lo que ya funciona est¨¢ el fondo de cohesi¨®n, que tiene como fin no s¨®lo pagar el tratamiento de pacientes desplazados, sino dar cohesi¨®n al sistema.
Estas incorporaciones de peque?as mejoras -peque?as econ¨®micamente, aunque pueden suponer un avance important¨ªsimo para la calidad de vida de sus pacientes- se van haciendo poco a poco, "por sentido com¨²n", se?ala Lamata. "Un consejero da el primer paso, y si le va bien los dem¨¢s lo copian", indica.
Ni los responsables del actual Gobierno ni los del anterior creen que este sistema deba tener una mayor regulaci¨®n, ni que represente un problema para el precario equilibrio financiero de las comunidades. "Es un plus que las comunidades tienen derecho a dar", afirma Lamata.
Tampoco parece ser una fuente de desigualdad. "Hacerse famoso incorporando algo nuevo a la cartera de servicios es pr¨¢cticamente imposible, porque todo el mundo lo quiere y todos lo tendr¨¢n que dar", dice Pastor. "No supone una desigualdad frente a las grandes cuestiones de salud", dice Lamata.
Otro aspecto es qu¨¦ ser¨¢ lo pr¨®ximo en incorporarse. "El sistema espa?ol es tan abierto que pr¨¢cticamente en vez de decir qu¨¦ hay que dar, dice lo que excluye, como el psicoan¨¢lisis, la ortodoncia o la cirug¨ªa pl¨¢stica cuando es por est¨¦tica", se?ala Lamata.
Por ejemplo, fuentes de Sanidad opinan que todas las comunidades financiar¨¢n la p¨ªldora del d¨ªa siguiente, por lo que quedar¨¢ incluida en el sistema. "Adem¨¢s, es m¨¢s segura y barata que un aborto en una adolescente, por ejemplo", apuntan. El problema aqu¨ª parece ser m¨¢s religioso que financiero.
Las asociaciones de afectados no opinan lo mismo. Aparte de la salud bucodental y la atenci¨®n en salud mental, hay peticiones de financiaci¨®n de pa?ales para personas con incontinencia, sistemas menos dolorosos para medir el grado de coagulaci¨®n de la sangre en personas que toman medicaci¨®n anticoagulante, prestaciones ortoprot¨¦sicas o la extensi¨®n de lo que algunas comunidades ya dan: cambio de sexo para los transexuales, operaciones de pl¨¢stica para los efectos de los antivirales en personas con sida, posibilidad de ir a centros privados si se excede un m¨¢ximo de lista de espera, o m¨¢s cercan¨ªa de centros de d¨ªa o di¨¢lisis, por ejemplo.
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