'La Celestina', literatura en carne viva

Si los arrabales de una ciudad de la meseta castellana del Renacimiento fueran los suburbios de un pobla-ch¨®n del medio oeste americano de hoy, dir¨ªamos que La Celestina es una obra de realismo sucio. Descarnada, materialista, esc¨¦ptica hasta el derrotismo y er¨®tica hasta lo rijoso, la corrosiva visi¨®n de la realidad de la obra de Fernando de Rojas cay¨® en 1499 -fecha de su primera edici¨®n conservada- como una piedra en el estanque de la idealista literatura de la ¨¦poca. El argumento es sencillo y as¨ª lo resume la afilada prosa del propio libro: "Calisto fue de noble linaje, de claro ingenio, de gentil disposici¨®n, de linda crianza, dotado de muchas gracias, de estado mediano. Fue preso en el amor de Melibea, mujer moza, muy generosa, de alta y seren¨ªsima sangre, sublimada en pr¨®spero estado, una sola heredera a su padre, Pleberio, y de su madre, Alisa, muy amada. Por solicitud del pungido Calisto, vencido el casto prop¨®sito de ella (interviniendo Celestina, mala y astuta mujer, con dos sirvientes del vencido Calisto, enga?ados, y por ¨¦sta tornados desleales, presa su fidelidad con anzuelo de codicia y de deleite), vinieron los amantes y los que los ministraron en amargo y desastrado fin".
La historia es, efectivamente, sencilla y antigua: los amores desgraciados de dos muchachos de buena familia. Lo novedoso es el modo en que esos amores son manejados por Celestina, el personaje que ha terminado por dar popularmente su nombre a lo que oficialmente es la Tragicomedia de Calisto y Melibea. Hechicera, astuta, restauradora de virgos y honras y capaz de "provocar a lujuria" a las mism¨ªsimas piedras, la vieja alcahueta forma parte del exclusivo c¨ªrculo de mitos literarios hisp¨¢nicos en el que profesan tambi¨¦n creaciones como el Lazarillo, Don Quijote o don Juan.
Novela y teatro, tragedia y comedia, tambi¨¦n en cuanto al g¨¦nero es La Celestina un drama revolucionario, una pieza ¨²nica que, seg¨²n Am¨¦rico Castro, no pretend¨ªa prolongar temas ni formas del pasado sino arremeter contra ellas y destruir las jerarqu¨ªas sociales y literarias de la ¨¦poca. El resultado es, para Juan Goytisolo, uno de los novelistas actuales que m¨¢s atenci¨®n le ha dedicado, "la obra m¨¢s virulenta y audaz de nuestra literatura".
Con esta historia que destila a partes iguales humor y sangre, ingenuidad y codicia, sabidur¨ªa callejera y alta cultura, EL PA?S inicia su serie de Cl¨¢sicos espa?oles, una selecci¨®n de 50 vol¨²menes imprescindibles. Los libros se publicar¨¢n todos los lunes, martes y mi¨¦rcoles y podr¨¢n adquirirse al precio de un euro comprando el diario del d¨ªa correspondiente. Tras la aparici¨®n de La Celestina, la colecci¨®n continuar¨¢ el pr¨®ximo lunes, 17 de enero, con Don Juan Tenorio, de Jos¨¦ Zorrilla, al que seguir¨¢n, respectivamente, La colmena, de Camilo Jos¨¦ Cela, y el an¨®nimo Lazarillo de Tormes.
De la Edad Media al siglo XX, tanto la literatura cl¨¢sica como la contempor¨¢nea estar¨¢n presentes en este repaso a lo mejor de las letras espa?olas, que reunir¨¢ tambi¨¦n una buena muestra de los diferentes g¨¦neros literarios: el teatro, la poes¨ªa y, por supuesto, la novela. As¨ª, los autores del Siglo de Oro -Cervantes (Novelas ejemplares), Lope de Vega (Fuente Ovejuna), Quevedo (El Busc¨®n), Calder¨®n de la Barca (La vida es sue?o) o san Juan de la Cruz y santa Teresa de Jes¨²s (Poemas)- compartir¨¢n biblioteca con escritores del siglo pasado como Federico Garc¨ªa Lorca (Poeta en Nueva York), Pedro Salinas (La voz a ti debida), Carmen Laforet (Nada), Ignacio Aldecoa (Young S¨¢nchez y otros cuentos) o Gonzalo Torrente Ballester (La saga/fuga de J. B.). Entre unos y otros, todas las ¨¦pocas de la historia de nuestra literatura con sus mejores representantes: del Poema de mio Cid a Benito P¨¦rez Gald¨®s (Fortunata y Jacinta) pasando por el Arcipreste de Hita (Libro de buen amor), Iriarte y Samaniego (F¨¢bulas), Leandro Fern¨¢ndez de Morat¨ªn (El s¨ª de las ni?as), Gustavo Adolfo B¨¦cquer (Rimas y leyendas) o Leopoldo Alas, Clar¨ªn, (La Regenta).

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