Tipos con mucho genio
Seis de los 25 premiados como j¨®venes investigadores europeos son espa?oles. La dotaci¨®n econ¨®mica de ¨¦stos y otros galardones internacionales permite a un reducido n¨²mero de cient¨ªficos desarrollar sus proyectos en Espa?a. ?sta es la aventura de alguno de dichos 'privilegiados'.
Einstein ten¨ªa 26 a?os cuando public¨® los primeros trabajos que le hicieron famoso. James Watson era un entusiasta joven de 25 cuando descubri¨® con Francis Crick la estructura en doble h¨¦lice de la mol¨¦cula de ADN. Werner Heisenberg no pasaba de los 27 cuando descubri¨® su principio de incertidumbre, un pilar de la f¨ªsica moderna. Bien. ?Qu¨¦ edad tienen los miembros del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC)? Pues los cient¨ªficos titulares, la inferior de las tres categor¨ªas entre el personal cient¨ªfico del CSIC, tienen 44 a?os de media. Pero los investigadores cient¨ªficos tienen 53. Y los profesores de investigaci¨®n, la categor¨ªa superior, 58. Aunque no hay cifras precisas, en las universidades espa?olas la situaci¨®n no es muy diferente. El parque de investigadores espa?oles, la ¨¦lite pensante cuyos hallazgos producir¨¢n no s¨®lo conocimiento, sino tambi¨¦n aplicaciones, tecnolog¨ªa, competitividad y, en ¨²ltima instancia, puestos de trabajo, esa ¨¦lite, envejece. Lo que equivale a decir, seg¨²n reconocen los propios cient¨ªficos, que gana en experiencia, pero pierde en creatividad, brillantez y originalidad. ?D¨®nde est¨¢ el relevo de la ciencia espa?ola?
Una parte en el extranjero; otra, llamando a las puertas del sistema espa?ol de ciencia y tecnolog¨ªa, aunque parece que sin mucho ¨¦xito. En las p¨¢ginas siguientes, siete j¨®venes investigadores cuentan su experiencia. Pero son siete magn¨ªficos, siete excepciones. Que confirman la regla. Este a?o han recibido premios importantes, lo que a varios de ellos les permitir¨¢ mantener en Espa?a un nivel de trabajo que ya ten¨ªan fuera. Y todos repiten la misma cantinela, a su pesar: en Espa?a, la financiaci¨®n es poca; la burocracia, mucha, y, sobre todo, falta por definir una carrera cient¨ªfica. "La gente acaba el doctorado y no tiene la opci¨®n de obtener una posici¨®n estable", dice Miguel ?ngel del Pozo, del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares. Su colega Francesc Posas, de la Universidad Pompeu Fabra, casi se disculpa: "De verdad, no es que tengamos tendencia a quejarnos, es que somos el pa¨ªs que menos invierte en investigaci¨®n y desarrollo. Y ahora que esper¨¢bamos tanto? Me duele decirlo, pero esto no es lo que hab¨ªan dicho. Tal vez el error haya sido ¨¦se, esperar mucho".
Del Pozo y Posas son dos de los seis espa?oles premiados con el Euryi -acr¨®nimo de European Young Investigator Award- este a?o. Es la primera edici¨®n de un premio para j¨®venes investigadores en el que cada pa¨ªs participante presenta un n¨²mero de candidatos proporcional a la cantidad de dinero que aporta al programa. Pero no hay cupos de premiados por pa¨ªses; los premios se conceden por la calidad cient¨ªfica, la originalidad y el potencial del aspirante y su proyecto. Los ganadores disponen de una financiaci¨®n de 1.250.000 euros para su trabajo durante cinco a?os. Y el hecho es que seis de los 25 premios han reca¨ªdo en espa?oles. De los 14 pa¨ªses participantes, Espa?a es el que m¨¢s ganadores tiene. Un indicador, seg¨²n la interpretaci¨®n general, de la alta calidad de los j¨®venes investigadores nacionales. Pero no parece una calidad muy aprovechada, al menos dentro de Espa?a -un n¨²mero alto, pero indefinido, de investigadores trabaja fuera-. En 2001 comenz¨® el programa Ram¨®n y Cajal, pensado para implantar en Espa?a un sistema parecido a la carrera cient¨ªfica estadounidense, de mucho prestigio; se trataba de ofrecer condiciones aceptables para investigadores en el extranjero, muchos con puestos ya estables. Despu¨¦s de un proceso de selecci¨®n riguroso se les contrata por cinco a?os, con la intenci¨®n de que tras ese tiempo, y superada una evaluaci¨®n, accedan a un puesto estable. Ya hay 2.300 cajales, 300 de ellos en la ¨²ltima convocatoria, el pasado febrero. Pero para la gran mayor¨ªa de los primeros contratados se acerca la gran pregunta: cuando acaba el contrato, ?qu¨¦ pasa?
En el Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia aseguran: "Estamos buscando f¨®rmulas, porque tenemos la firme voluntad de que estos investigadores se queden con nosotros". Los Cajal se confiesan "preocupados", asegura Daniel Far¨ªas, f¨ªsico en la Universidad Aut¨®noma de Madrid y miembro de la Asociaci¨®n Nacional de Investigadores Ram¨®n y Cajal. Mientras no se resuelva su situaci¨®n, muchos seguir¨¢n pensando que "ha sido una oposici¨®n trampa", como dice ?scar Mar¨ªn, otro de los Euryi. O que "la definici¨®n de una carrera cient¨ªfica sigue siendo un desastre", seg¨²n Posas. "?Qu¨¦ hace un investigador con un contrato que se le acaba en a?o y medio? La gente cree que pedimos plazas de funcionario, pero no es as¨ª, s¨®lo queremos que haya una v¨ªa para alcanzar una posici¨®n estable", reclama Posas.
Denuncian adem¨¢s otros problemas derivados de la indefinici¨®n de su figura dentro del sistema, como que en muchos casos sean vistos como becarios de lujo, en vez de como investigadores consolidados que necesitan espacio de laboratorio y autonom¨ªa para dirigir un grupo de investigaci¨®n propio. Algunas universidades catalogan a los Cajal como personal de administraci¨®n y servicios. El resumen, a cargo de Mar¨ªn: "La sociedad se pierde el periodo m¨¢s creativo, m¨¢s productivo. Se da a los investigadores j¨®venes muy pocas facilidades para empezar su carrera. Y es un error garrafal no financiar a los que repescas de fuera. S¨®lo los que tenemos mucha suerte seguimos al pie del ca?¨®n".
M¨¢s j¨®venes que los cajal son los becarios predoctorales, unos 20.000, seg¨²n la Federaci¨®n de J¨®venes Investigadores FJI/Precarios. Son la generaci¨®n en la rec¨¢mara, y trabajan duro: "El 50% de las publicaciones son firmadas en primer lugar, y el 90%, en primero o segundo lugar, por investigadores en esta etapa [inicial de la carrera investigadora]", aseguran en la FJI. A pesar de ello, siguen sin cotizar a la Seguridad Social. Las autoridades de pol¨ªtica cient¨ªfica anunciaron en agosto que lo har¨ªan "antes de 2005". Est¨¢ por ver.
01 Objetivo: integrinas
Miguel ?ngel del Pozo. 36 a?os. Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares.
La vida laboral de Miguel ?ngel del Pozo, del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), tambi¨¦n transcurre dentro de las c¨¦lulas. Investiga las integrinas, mol¨¦culas implicadas en un sinf¨ªn de procesos, desde la formaci¨®n de vasos sangu¨ªneos hasta la proliferaci¨®n celular. Las integrinas est¨¢n en el exterior de la membrana de la c¨¦lula, y son el primer eslab¨®n de varias cadenas de se?ales que le cuentan al n¨²cleo celular lo que pasa fuera. Del Pozo y su grupo han contribuido a descubrir c¨®mo las integrinas inician esa cascada de se?ales, y ahora quieren aprender a controlarlas. Puede que el trabajo termine con una aplicaci¨®n muy pr¨¢ctica: el hallazgo de una nueva diana farmacol¨®gica contra el c¨¢ncer. "Pero no hay que olvidar que esto es investigaci¨®n b¨¢sica, tiene un potencial importante, pero las aplicaciones est¨¢n lejos", advierte.
Criado en Aranda de Duero, Del Pozo ha vuelto a Espa?a hace apenas un a?o. Llega tras dirigir su propio laboratorio en uno de los centros m¨¢s prestigiosos del mundo, el Instituto Scripps, en California (EE UU). Ahora tiene un contrato Cajal, y se considera "un afortunado" porque, al contrario que muchos cajales, tiene un grupo independiente. ?l valora este programa desde dentro: "Ha sido una muy buena iniciativa" porque ha atra¨ªdo a Espa?a a investigadores de muy alto nivel; pero "se hizo sin pensar cu¨¢l era el siguiente eslab¨®n de la cadena, y en este sentido ha sido un parche".
Recuerda que "hay otros muchos j¨®venes espa?oles tan buenos como los premiados Euryi", y lanza un mensaje: "Nuestro Gobierno deber¨ªa aprovechar ese potencial humano ofreciendo mucho m¨¢s apoyo a la investigaci¨®n cient¨ªfica. Los cient¨ªficos esperamos que cumplan las promesas de incrementar sustancialmente el presupuesto real de investigaci¨®n y desarrollo, rectificando lo previsto en los Presupuestos de 2005. Si no, ese potencial habr¨¢ sido malgastado de nuevo".
02 Ecolog¨ªa intramuros
Jordi Bascompte. 37 a?os. Estaci¨®n Biol¨®gica de Do?ana (CSIC).
"Propuesta muy interesante y fuera de lo com¨²n. Generar¨¢ nuevos conceptos en ecolog¨ªa". Eso se dijo en los premios Euryi del proyecto de Bascompte, "uno de los escasos ec¨®logos te¨®ricos muy buenos". Bascompte, catal¨¢n de 37 a?os, investigador del CSIC en la Estaci¨®n Biol¨®gica de Do?ana, dice que es un bi¨®logo "pervertido" por los f¨ªsicos. Cuando hizo su tesis comparti¨® despacho con varios, y la experiencia fue muy enriquecedora. "Los f¨ªsicos hablan un lenguaje cr¨ªptico, pero cuando empec¨¦ a entenderlo vi que tienen herramientas muy poderosas que tambi¨¦n sirven para mis problemas", confiesa.
Sus problemas son de enunciado simple: c¨®mo afectan a la biodiversidad perturbaciones como el cambio clim¨¢tico o la fragmentaci¨®n del h¨¢bitat. En concreto, Bascompte ha escogido como modelo las relaciones entre las plantas y los animales que las polinizan o dispersan sus semillas, algo habitual en ecolog¨ªa. Lo que ya no es tan com¨²n, y que s¨ª hace Bascompte, es analizar estas relaciones dentro de una comunidad de cientos de miembros. "Siempre se han estudiado los pares aislados, pero nosotros sabemos que estas interacciones coevolutivas suelen involucrar a un n¨²mero mucho mayor de especies", explica. "Lo que pasa es que en biolog¨ªa no tenemos herramientas para estudiar estas redes complejas; en f¨ªsica, s¨ª". Por ahora tienen informaci¨®n de m¨¢s de 50 comunidades de todo el planeta, desde el ?rtico hasta ecosistemas tropicales -los m¨¢s complejos, con m¨¢s de 800 especies-. Los datos sobre c¨®mo interact¨²a cada uno de los integrantes del ecosistema han sido recopilados por diversos grupos durante 15 a?os. Bascompte meter¨¢ los datos en el ordenador, indagar¨¢ c¨®mo se estructuran estas redes, crear¨¢ modelos y empezar¨¢ a jugar cambiando una variable u otra, para estudiar c¨®mo reaccionan los ecosistemas.
Bascompte sac¨® su plaza estando en el extranjero. Le pill¨® por sorpresa. "Estaba como postdoc en el National Center for Ecological Analysis and Synthesis, el mejor centro de investigaci¨®n en ecolog¨ªa del mundo, y a¨²n no hab¨ªa decidido volver", dice. Una vez aqu¨ª, en 2000, "fue como cambiar de velocidad: de quinta a segunda. Los recursos eran peores". Pero a la larga "ha sido mejor: ahora, con el Euryi, tendr¨¦ tantos o m¨¢s recursos que los grupos m¨¢s competitivos de all¨ª, y adem¨¢s estoy en un sitio agradable". Va a ampliar su grupo de investigaci¨®n en cinco personas.
03 Neuronas migratorias
?scar Mar¨ªn. 33 a?os. Instituto de Neurociencias de Alicante.
Estando en la Universidad de California, en San Francisco (EE UU), sac¨® una plaza del CSIC, en el Instituto de Neurociencias de Alicante; al incorporarse se encontr¨® "con una mano delante y otra detr¨¢s" en cuanto a dinero para investigar. El premio Euryi de neurociencias le ha convertido "en un privilegiado". Pero advierte: "Este premio se corresponde con el nivel de financiaci¨®n que tendr¨ªa un investigador en formaci¨®n en Estados Unidos, pero aqu¨ª a¨²n lo consideramos algo excepcional. Es decir, por supuesto que es magn¨ªfico, pero no deja de ser preocupante".
Dentro de su tema, el desarrollo de la corteza cerebral, Mar¨ªn parte de una pregunta muy b¨¢sica para llegar nada menos que a las bases biol¨®gicas de la esquizofrenia y otras enfermedades mentales. Resulta que durante el desarrollo embrionario, todas las neuronas nacen en el mismo sitio, el llamado tubo neural, pero luego cada una se desplaza -migra- hasta ocupar el lugar que le corresponde. Lo asombroso es que cada neurona sabe ad¨®nde tiene que dirigirse. La pregunta es c¨®mo lo sabe. Interesa descubrirlo, porque cuando falla este mecanismo se generan enfermedades y malformaciones a veces letales. A Mar¨ªn, que trabaja con ratones, le interesa en especial la migraci¨®n de una clase concreta de neuronas que pueblan la corteza cerebral, las interneuronas, una poblaci¨®n minoritaria pero con funciones muy importantes. Su hip¨®tesis, que intentar¨¢ demostrar con el proyecto premiado, es que los fallos en las interneuronas pueden ser la causa de enfermedades tan graves como la esquizofrenia o el autismo, a pesar de que, como son pocas c¨¦lulas, las lesiones son tan peque?as que las t¨¦cnicas de imagen cerebral no las revelan.
Mar¨ªn vive en su propio grupo, de 10 personas, el problema de los investigadores sin destino: tiene dos cajal para los que no est¨¢ claro su futuro a dos a?os vista.
04 C¨¦lulas estresadas
Francesc Posas. 36 a?os. Universidad Pompeu Fabra.
Cuando una c¨¦lula detecta en su entorno algo que la pone en peligro, que la estresa -un cambio de temperatura o de acidez, falta de nutrientes-, se desencadena un peque?o torrente de sustancias qu¨ªmicas que transportan el mensaje hasta el n¨²cleo, donde la c¨¦lula reacciona activando o desactivando genes. Todo ocurre en apenas unos segundos. El grupo de Francesc Posas, de la Universidad Pompeu Fabra, estudia una familia de esas sustancias transportadoras del mensaje o se?alizadoras, las MAP quinasas. Son tan valiosas para la c¨¦lula que la evoluci¨®n las ha conservado en organismos muy distintos: "Las MAP quinasas de levaduras y mam¨ªferos son muy parecidas", explica Posas. "Eso indica que cumplen un papel muy importante. De hecho, si una c¨¦lula no es capaz de adaptarse al estr¨¦s, no sobrevive". Su grupo ha descubierto un nuevo mecanismo de defensa ante esas situaciones.
Posas, catal¨¢n de 36 a?os, adem¨¢s del Euryi, ha recibido un premio de la Organizaci¨®n Europea de Biolog¨ªa Molecular (EMBO) y otro de la Generalitat de Catalu?a para j¨®venes investigadores. Tambi¨¦n ¨¦l ha pasado a?os fuera de Espa?a. Llevaba tres en la Universidad de Harvard (EE UU) cuando volvi¨® a Espa?a con un contrato de reincorporaci¨®n. "Tuve la suerte de que entonces se creaban los estudios de biolog¨ªa en la Universidad Pompeu Fabra, y me escogieron". En su opini¨®n, la situaci¨®n de los j¨®venes investigadores ha mejorado con programas como el Cajal, que "han permitido incorporar a algunos". Su grupo est¨¢ integrado por 10 personas, pero gracias al Euryi crecer¨¢.
05 Ingeniero en ¨®rbita
Adriano Camps. 35 a?os. Universidad Polit¨¦cnica de Catalu?a.
Camps, ingeniero de telecomunicaciones, es un caso at¨ªpico. Primero por su trayectoria personal: acab¨® su tesis en 1996 y al a?o siguiente gan¨® una plaza de profesor del departamento de Teor¨ªa de Se?al y Comunicaciones de la Universidad Polit¨¦cnica de Catalu?a. Aunque su curr¨ªculo incluye estancias largas en universidades extranjeras, no es un cerebro recuperado. La otra peculiaridad es que su trabajo es la causa de que un sat¨¦lite de la Agencia Europea del Espacio (ESA) vaya a volar en 2007. Se llama SMOS (siglas en ingl¨¦s de Humedad del Suelo y Salinidad del Oc¨¦ano) y es el proyecto m¨¢s importante desarrollado en Espa?a para la ESA.
"El instrumento que volar¨¢ en SMOS fue mi tesis doctoral", explica Camps. Es un instrumento especializado en medir la salinidad del oc¨¦ano y la humedad del suelo. "Son par¨¢metros esenciales para los modelos de clima. Por ejemplo, la salinidad del agua del oc¨¦ano es la que induce las corrientes marinas: en el polo Norte, el agua es m¨¢s fr¨ªa y dulce, y fluye hacia el ecuador, donde se calienta y aumenta su salinidad por la evaporaci¨®n. Y estas corrientes son cruciales en el clima global del planeta", indica Camps. Sin embargo, a pesar de su importancia, no existe todav¨ªa un instrumento que mida salinidad y humedad de forma global, desde un sat¨¦lite. SMOS ser¨¢ el primero de su clase. "El nuestro es un instrumento nuevo en muchos aspectos: el tipo de medida, la forma en que se hace la observaci¨®n? Por eso es especialmente complicado", dice Camps.
Su instrumento ya est¨¢ en construcci¨®n. Pero Camps ha encontrado la manera de mejorar su dise?o, y el premio Euryi le permitir¨¢ hacerlo.
06 Vuelta a casa
Jaume Gomis. 31 a?os. Profesor del Perimeter Institute, Ontario (Canad¨¢).
La f¨ªsica actual puede describir con gran precisi¨®n lo que pasa en el mundo de lo muy peque?o, dentro de los ¨¢tomos, gracias a la mec¨¢nica cu¨¢ntica. La f¨ªsica tambi¨¦n tiene la relatividad general, una teor¨ªa muy poderosa para las grandes distancias, donde la fuerza que manda es la gravedad. Lo que no hay todav¨ªa es una teor¨ªa que cuente qu¨¦ sucede cuando en distancias muy peque?as la gravedad es enorme -situaci¨®n que se da, por ejemplo, en el origen del universo, cuando empieza a expandirse en el llamado big bang-. Gomis es uno de los f¨ªsicos en busca de esa teor¨ªa de gravedad cu¨¢ntica.
Gomis trabaja en teor¨ªa de cuerdas. Sus art¨ªculos, "muy citados" -comenta la organizaci¨®n del Euryi-, est¨¢n en la "frontera en la investigaci¨®n fundamental". Y su proyecto "no s¨®lo tiene impacto potencial en f¨ªsica de altas energ¨ªas, sino tambi¨¦n en campos como la cosmolog¨ªa y la f¨ªsica gravitacional".
Gomis estudi¨® toda su carrera en EE UU, as¨ª que seguir ah¨ª fue lo natural. Tras pasar por el prestigioso Instituto Tecnol¨®gico de California, hoy es profesor en el centro de f¨ªsica te¨®rica Perimeter Institute de Ontario (Canad¨¢). Sin embargo, su premio est¨¢ directamente ligado a la idea de regresar: "El ¨²nico motivo por el que vuelvo es que, con los Euryi, Europa hace un intento fuerte de apoyar a la gente joven, en un plano competitivo con Estados Unidos", dice. Con el premio podr¨¢ hacer realidad su aspiraci¨®n de hacer de Barcelona "un centro de f¨ªsica te¨®rica", gracias al programa de visitas de f¨ªsicos de alto nivel que piensa establecer.
07 Contra el c¨¢ncer
Sergio Moreno. 44 a?os. Centro de Investigaci¨®n del C¨¢ncer de Salamanca (CSIC).
Sergio Moreno, grancanario, asegura que "hay que hacer peregrinaje, salir, porque hace crecer". ?l lleva m¨¢s de 20 a?os fuera de sus islas, siete de ellos trabajando en el Reino Unido con el premio Nobel de Medicina 2001 Paul Nurse. Fue una "¨¦poca dorada" en la que "pr¨¢cticamente cada mes" el grupo publicaba un hallazgo importante. De hecho, Moreno tambi¨¦n puso su "granito de arena" para lograr el Nobel. Este a?o, el premiado ha sido ¨¦l, que en un periodo de dos semanas recibi¨® los premios Francisco Cobos (95.000 euros) y DuPont de la Ciencia (30.000 euros). Moreno se confesaba "abrumado".
Su laboratorio bulle. Tienen tres proyectos entre manos. Uno est¨¢ financiado por la Fundaci¨®n de la Asociaci¨®n Espa?ola contra el C¨¢ncer y estudia dos genes que podr¨ªan tener efecto supresor de tumores. El grupo pretende crear ratones que no expresen esos genes, y ver si efectivamente desarrollan tumores. Otro trabajo est¨¢ relacionado con la divisi¨®n celular que da lugar a los gametos, ¨®vulos y espermatozoides; es un proceso algo distinto de la divisi¨®n celular normal, pero Moreno asegura que entender bien uno tambi¨¦n arroja luz sobre el otro. Y a¨²n tienen otro frente abierto: una colaboraci¨®n con la empresa PharmaMar, estudiando los mecanismos de acci¨®n de compuestos con actividad antitumoral.
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