Fracaso de la CNMV
A la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores (CNMV) le han bastado apenas 72 horas para archivar "sin m¨¢s tr¨¢mites" las actuaciones iniciadas para esclarecer la desaparici¨®n de los documentos relativos a la venta, en 1996, de la sociedad de valores FG Inversiones, dirigida por el hoy presidente del BBVA, Francisco Gonz¨¢lez, al banco de inversiones Merrill Lynch. Los documentos "inexistentes" informaban de irregularidades contables por un valor de 800 millones de pesetas detectadas a ra¨ªz de la venta de la sociedad. El consejo ejecutivo de la CNMV tom¨® esta decisi¨®n por unanimidad, en una sesi¨®n de urgencia que acab¨® a las dos de la madrugada del s¨¢bado; circunstancia totalmente inhabitual que parece sugerir una prisa desmedida por dar carpetazo al tema. Pero, para desprestigio de la Comisi¨®n y por lo que se desprende de sus propios argumentos, el caso se cierra escandalosamente en falso.
Arguye la CNMV, entre otras razones, la prescripci¨®n de los delitos o infracciones administrativas que pudieran haberse cometido en caso de ocultaci¨®n o destrucci¨®n de documentos. Con este argumento se enreda en tareas que no le corresponden, porque anticipa hipot¨¦ticas irregularidades que posteriormente reconoce no estar en condiciones de probar o desmentir. Resulta del todo contradictorio que se diga incapaz de determinar si los documentos entraron oficialmente en la Comisi¨®n para afirmar, acto seguido, que los registros no han sido quebrantados y que no consta destrucci¨®n maliciosa de papeles. Esgrime por lo dem¨¢s un pintoresco razonamiento para el regulador del mercado: la lejan¨ªa de los hechos investigados convierte en "fragmentarios e imprecisos" los recuerdos de los responsables requeridos para aclarar los acontecimientos de julio de 1996, fecha en la que se produjo la imputaci¨®n del "desfase contable" por parte de Merrill Lynch. Como si funcionarios experimentados pudieran echar al olvido con facilidad una informaci¨®n tan relevante sobre una sociedad del volumen e importancia de FG Inversiones. La Comisi¨®n, seg¨²n la nota, se ha limitado a "recabar opiniones" de los funcionarios de la ¨¦poca. No es eso -"opiniones"- lo que se le exige a una investigaci¨®n, sino una explicaci¨®n convincente de los hechos. Con esta actitud no es extra?o que la CNMV concluya que "no se ha descubierto indicio racional alguno" de que t¨¦cnicos, directivos o consejeros "actuaran de forma maliciosa y consciente encubriendo eventuales infracciones de la Ley del Mercado de Valores".
Los argumentos de la Comisi¨®n confunden el sentido ¨²ltimo de lo que ciudadanos e inversores esperan de la instituci¨®n. Cuando la opini¨®n p¨²blica pide saber c¨®mo desaparecieron los documentos esclarecedores -o por qu¨¦ no se registraron- y qui¨¦n perpetr¨® la fechor¨ªa, el objetivo no es tanto determinar "il¨ªcitos penales" cuanto aclarar, en beneficio de la credibilidad del regulador, el comportamiento de sus funcionarios. Se trata de transmitir a los mercados el mensaje de que la Comisi¨®n tiene capacidad, coraje y voluntad pol¨ªtica para corregir sus errores. El cierre apresurado y con nocturnidad de la investigaci¨®n arruina esta oportunidad irrepetible. No s¨®lo difunde la idea de que cualquier hecho, por grave que sea, puede arrinconarse en el olvido si conviene o si no es f¨¢cilmente investigable. Una decisi¨®n tan torpe consigue, adem¨¢s, convertir el caso de las presuntas alteraciones contables de FG Inversiones en el fracaso de la Comisi¨®n y de su presidente, Manuel Conthe, en la tarea de reforzar el maltrecho prestigio del regulador burs¨¢til.
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