Auschwitz y nosotros
Esta semana se cumple el 60? aniversario de la liberaci¨®n del campo de exterminio nacionalsocialista de Auschwitz. Aquel 27 de enero de 1945, unidades de vanguardia del Ej¨¦rcito sovi¨¦tico que avanzaban por el sur de Polonia se toparon, cerca de la aldea de Oswieczim, con un escenario de horror tan consumado como inimaginable. Huida la guardia nazi de las SS, los soldados sovi¨¦ticos encontraron unos dispersos complejos de edificios entre los que deambulaban como fantasmas seres humanos en uniformes de rayas que literalmente caminaban sobre cad¨¢veres de hombres, mujeres y ni?os.
Poco m¨¢s de ocho mil supervivientes lograron ver aquel d¨ªa d¨®nde fueron ejecutados y en su mayor parte incinerados al menos un mill¨®n cien mil seres humanos, parte de esa n¨®mina de m¨¢s de seis millones, en su inmensa mayor¨ªa jud¨ªos y por el simple hecho de serlo. En la topograf¨ªa del terror creada por los nazis en Europa, desde Majdanek a Bergen-Belsen, Dachau, Mauthausen o Treblinka, el nombre de Auschwitz es el que ha quedado m¨¢s fijamente anclado en la memoria de la humanidad como s¨ªmbolo del mal. En Ausch-witz, gran centro industrial del genocidio -creado y gestionado por individuos de una sociedad desarrollada, refinada y culta-, la modernidad rompi¨® todos los mitos de la ilustraci¨®n y de la fe en el progreso com¨²n de cultura, pol¨ªtica y ¨¦tica del ser humano.
La historia del hombre nunca hab¨ªa alcanzado estas cotas de perfecci¨®n en la perversi¨®n. Por eso Auschwitz se ha convertido en la permanente llamada a la conciencia para mantener alta la guardia frente a ese asesino potencial en que es capaz de convertirse hasta el ciudadano m¨¢s ejemplar si permite que el odio o la indiferencia quiebren sentimientos como la solidaridad y la compasi¨®n, la defensa del m¨¢s d¨¦bil y la empat¨ªa hacia todo otro ser humano. Transcurridos 60 a?os, son cada vez menos los testigos de aquella pesadilla y, en consecuencia, m¨¢s f¨¢ciles el olvido y la trivializaci¨®n de este tenebroso hito. Pero la memoria de Auschwitz es un deber moral inexcusable hacia las v¨ªctimas, hacia generaciones futuras y hacia la humanidad en general, siempre necesitada de mirarse en el espejo para que jam¨¢s vuelva a suceder nada semejante.
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