Una Iglesia sin preservativos ni j¨®venes
Los obispos espa?oles reafirman su rechazo al cond¨®n y encajan la huida de las nuevas generaciones
El arzobispo de Toledo, Antonio Ca?izares, no fue el ¨²nico incr¨¦dulo ante el supuesto giro de la Iglesia ante el preservativo manifestado el martes por el portavoz de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Mart¨ªnez Camino. Tambi¨¦n Miguel ?ngel Ferri, jovenc¨ªsimo sacerdote profesor de religi¨®n en un centro concertado de Alcoy (Alicante), reaccion¨® con escepticismo. "O¨ª la noticia y, la verdad, me pareci¨® algo extra?a".
La peque?a bomba informativa tuvo, sin embargo, un estallido retardado en Roma. Aunque fuentes vaticanas solventes precisan que la informaci¨®n de lo ocurrido "se tuvo esa misma tarde del martes", no hubo reacci¨®n hasta el mi¨¦rcoles. "Conoc¨ªamos el art¨ªculo de The Lancet que coincid¨ªa con la Iglesia en dos de los tres aspectos de la estrategia para luchar contra el sida, en la abstinencia y la fidelidad, y aparentemente Mart¨ªnez Camino no se hab¨ªa alejado mucho de esos conceptos", admite la misma fuente.
El desliz del portavoz de los obispos ha reavivado el debate en M¨¦xico y Argentina
El Papa reiter¨® ayer la castidad y la fidelidad, frente al cond¨®n, en la lucha contra el sida
No era ¨¦sa la conclusi¨®n de los diarios espa?oles, cuyos titulares provocaron la intervenci¨®n del presidente del Consejo Pontificio para la Familia, Alfonso L¨®pez Trujillo. Porque, como Ferri supon¨ªa, todo parec¨ªa un error, un exceso de alegr¨ªa verbal del portavoz de los obispos, que no tard¨® en rectificar con una nota reafirmando que el uso del preservativo "implica una conducta sexual inmoral". Un d¨ªa despu¨¦s, Mart¨ªnez Camino volver¨ªa a matizar, dejando abierta la posibilidad de utilizarlo "en casos excepcionales".
El regreso del cond¨®n a la lista negra de la Iglesia no deja, sin embargo, las cosas como estaban. Por desgracia para el presidente de los obispos espa?oles, el cardenal Antonio Mar¨ªa Rouco, el desliz de su portavoz ha tenido considerable eco, reavivando el debate en varias conferencias episcopales, especialmente en Argentina y M¨¦xico. Pero adem¨¢s ha animado a algunos expertos a intervenir.
Para el sacerdote italiano Piero Gelmini, director de la comunidad Encuentro, que desde hace 40 a?os se ocupa de j¨®venes toxic¨®manos y marginados y que cuenta con decenas de centros en el mundo, el cond¨®n "es uno de los caminos que se pueden recorrer, especialmente para los que no creen en ciertos valores. Es justo que la Iglesia lance sus mensajes y que los fieles los respeten, pero tambi¨¦n debe prestar atenci¨®n a quienes no est¨¢n dentro".
Y muchos de los que "no est¨¢n dentro", al menos en Espa?a, son precisamente los j¨®venes. Datos de la encuesta Juventud en Espa?a 2004 del Instituto de la Juventud reflejan una ca¨ªda en picado de la sinton¨ªa entre la Iglesia cat¨®lica y las nuevas generaciones. Hasta el punto de que en los ¨²ltimos cuatro a?os se ha reducido a la mitad el porcentaje de j¨®venes cat¨®licos practicantes (del 28% al 14,2%).
V¨ªctor Cortizo, responsable de la Pastoral de J¨®venes de la Conferencia Episcopal, se resiste a dar por buenos estos datos. "La Iglesia no est¨¢ recibiendo un trato justo por parte de los medios de comunicaci¨®n. Normalmente s¨®lo se la cita para polemizar con ella", dice. Pero la encuesta no difiere mucho de la difundida en 2004 por la Fundaci¨®n Santa Mar¨ªa, fundada en 1977 por los marianistas. De ese estudio -J¨®venes 2000 y Religi¨®n- ya se desprend¨ªa que s¨®lo el 5% de los j¨®venes cat¨®licos sigue la doctrina de la Iglesia en materia sexual. Y muchos de ellos recurren al vilipendiado preservativo cuando mantienen relaciones sexuales. En la encuesta reci¨¦n publicada, un 83% de los entrevistados admite usar anticonceptivos, y el m¨¢s frecuente (en un 79,4% de los casos) es el cond¨®n.
No s¨®lo se alejan de la doctrina cat¨®lica en esta delicada materia los m¨¢s de nueve millones de j¨®venes espa?oles entre los 15 y los 29 a?os, sino algunos no tan j¨®venes. "Los cat¨®licos tenemos resuelto este asunto. Nadie, salvo una minor¨ªa muy conservadora, hace caso de la doctrina de la Iglesia. En esta materia, seguimos una v¨ªa de responsabilidad ¨¦tica", dice Fernando Vidal, de 36 a?os, profesor de Sociolog¨ªa en la Universidad Pontificia de Comillas, que es propiedad de la Compa?¨ªa de Jes¨²s.
Vidal, muy ligado a los jesuitas y al PSOE, considera desagradable el debate y no comprende la obstinaci¨®n de la jerarqu¨ªa en la defensa de los m¨¦todos anticonceptivos llamados naturales. "Son los m¨¢s artificiales del mundo, y parecen pensados m¨¢s para la ganader¨ªa que para los humanos", dice.
Minoritario o no, existe otro sector en la Iglesia que sigue a pies juntillas las recomendaciones del Papa, y que pide tambi¨¦n respeto a su postura. Gente que, como Vidal, es poco partidaria de las relaciones prematrimoniales y que lleva m¨¢s lejos su acatamiento a la Iglesia, renunciando a los anticonceptivos dentro del matrimonio. "Somos conscientes de que para aceptar con naturalidad esta doctrina tiene que haber un proceso de conversi¨®n profunda, porque si no resulta inalcanzable", reconoce Paco Ortega, delegado de Pastoral Familiar de la di¨®cesis de Canarias. "Ahora, yo me pregunto: ?por qu¨¦ pueden defender lo natural los ecologistas y la Iglesia no?".
Quiz¨¢ porque, como argumenta Juli¨¢n Moreno, estudiante de F¨ªsicas en la Complutense de Madrid y cat¨®lico de fuertes convicciones, "los obispos no saben de sexo, siempre han huido del sexo, yo dir¨ªa que hasta le tienen miedo al sexo. En sus vidas tener sexo puede ser fruto de tormentos y desastres personales. Por eso muchos de ellos no saben valorar la sexualidad". Moreno, de 23 a?os, es miembro del movimiento Somos Iglesia, cr¨ªtico con la actual jerarqu¨ªa, y no siempre se atiene al precepto de la misa dominical, pero muestra un grado de compromiso religioso poco frecuente en la juventud. Y es que, como argumenta el soci¨®logo Vidal, "la jerarqu¨ªa deber¨ªa aceptar cuanto antes que somos una minor¨ªa mayoritaria".
Aunque nadie lo dir¨ªa viendo el ¨¦xito de las clases de catequesis de confirmaci¨®n que imparte Miguel ?ngel Ferri. Este salesiano cree que la afluencia se explica m¨¢s bien por inercia cultural, por la tradici¨®n nacional. "Una vez una persona que se me declar¨® atea me exigi¨® la comuni¨®n para sus hijos como un derecho, por ser espa?ol".
Con todo, a Ferri no le parece que la principal fisura entre la Iglesia y los j¨®venes se haya abierto por la doctrina sexual. Tampoco lo cree Cortizo. Puede que tengan raz¨®n, pero en el Vaticano la pol¨¦mica del preservativo ha tenido m¨¢s impacto que la constataci¨®n de la p¨¦rdida de inter¨¦s de los j¨®venes espa?oles por la eucarist¨ªa. Precisamente ayer, el Papa reafirm¨® la posici¨®n de la Iglesia cat¨®lica en contra del preservativo, destacando que la abstinencia y la fidelidad matrimonial son las ¨²nicas formas de detener el sida. Durante una audiencia con la nueva embajadora holandesa, Monique Frank, Juan Pablo II dijo: "La Santa Sede considera que para la prevenci¨®n del sida de manera responsable es necesario aumentar la prevenci¨®n, educando en el respeto de los valores sagrados de la vida y en la pr¨¢ctica correcta de la sexualidad, que supone castidad y fidelidad". Un mensaje que es posible que repita ma?ana cuando reciba a los obispos espa?oles.
Los traspi¨¦s del portavoz
Juan Antonio Mart¨ªnez Camino, de 51 a?os, elegido portavoz y secretario de la Conferencia Episcopal en junio de 2003 por una mayor¨ªa de los 80 obispos espa?oles, fue bien acogido por los medios de comunicaci¨®n por el nuevo estilo, m¨¢s abierto, de sus comparecencias p¨²blicas. Asturiano de origen, miembro de la Compa?¨ªa de Jes¨²s desde 1974, fue alumno primero, y profesor despu¨¦s, de la Universidad Pontificia de Comillas. Pero en c¨ªrculos pr¨®ximos a los jesuitas se le considera conservador y muy af¨ªn al presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal Antonio Mar¨ªa Rouco.
Su excepcional estreno
se ha visto deslucido, sin embargo, por dos resbalones sufridos en lo que va de mes. No siempre por su culpa. El primero ocurri¨® a principios de enero, cuando la Conferencia Episcopal hizo p¨²blica una nota de rechazo al plan Ibarretxe, que provoc¨® una airada respuesta del obispo de San Sebasti¨¢n, Juan Mar¨ªa Uriarte. El prelado vasco contraatac¨® se?alando en una carta que el documento episcopal, "no es en s¨ª mismo vinculante para la formaci¨®n del criterio moral de la comunidad cat¨®lica guipuzcoana, puesto que es un escrito pastoral, no un documento doctrinal aprobado un¨¢nimemente por los obispos o ratificado por la Santa Sede". En el Vaticano, donde se hacen equilibrios diplom¨¢ticos para no irritar a la jerarqu¨ªa y el clero vasco, algunos sectores consideraron inoportuna la nota de la Conferencia Episcopal. El asunto no trascendi¨®, pero m¨¢s de un purpurado lo habr¨¢ recordado ahora, al hilo del segundo y m¨¢s aparatoso traspi¨¦s del portavoz: su intervenci¨®n, rectificada dos veces en 48 horas, sobre el uso del preservativo como prevenci¨®n contra el sida. Un tema nada f¨¢cil sobre el que se divide la opini¨®n de los expertos cat¨®licos.
El sacerdote Brian Johnstone, profesor de teolog¨ªa moral de la Academia Alfonsiana, una rama de la Universidad Pontificia, declaraba a Reuters: "La Iglesia nunca ha dicho que sea err¨®neo [el uso de condones] en todas las situaciones. La complejidad del problema tiene que ser tomada en consideraci¨®n, a veces a un nivel muy local y personal". Aunque el cardenal Javier Lozano Barrag¨¢n, ministro de Salud del Vaticano, dio el jueves una idea de hasta d¨®nde puede llegar la liberalidad de la Iglesia en este tema. En declaraciones al diario La Repubblica, admiti¨® que una mujer tendr¨ªa el derecho de exigir el uso del cond¨®n a su c¨®nyuge, infectado por el virus, para prevenir la transmisi¨®n.
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