"Trabajo sobre el cuerpo espiritual y f¨ªsico, er¨®tico"
La galer¨ªa Espacio M¨ªnimo de Madrid ha inaugurado esta semana la segunda exposici¨®n individual del polifac¨¦tico artista belga Jan Fabre (Amberes, 1958) en Madrid. Bajo el t¨ªtulo Mis gotas de sangre, mis huellas de sangre, varias series de dibujos realizados siempre con la intervenci¨®n de la propia sangre muestran una obra compleja, inspirada en la tradici¨®n de los flamencos antiguos y en estrecha relaci¨®n con su trabajo como director esc¨¦nico y teatral. Tambi¨¦n se expone Sanguis / Mantis, con el impactante v¨ªdeo de la performance que present¨® en Avi?¨®n, donde dibuj¨® enfundado en una armadura de acero dise?ada por ¨¦l. El 9 de febrero se presentar¨¢ en Arco la ¨²ltima creaci¨®n de Fabre (que no se reconoce como un artista moderno), Lancelot, rodado en 16 mil¨ªmetros y donde aparece otra vez enfundado en una armadura, proyecci¨®n quijotesca de sus obsesiones.
La vitalidad de Jan Fabre, su capacidad de concreci¨®n y de sorpresa, siguen d¨¢ndole el aire de un artista inconforme y sorpresivo. La exposici¨®n madrile?a impacta por la calidad de su mano, casi de miniaturista, al perfilar a l¨¢piz escarabajos y otros insectos sobre los folios m¨¢s vulgares. Pero la quietud aparente de esos detalles se perturba con las lecturas escritas con furia y con su propia sangre. Textos a veces cr¨ªpticos y a veces ir¨®nicos que enlazan con lo alqu¨ªmico, la caballer¨ªa y el cosmos de la pintura antigua. En el centro, una armadura inveros¨ªmil, sin ojos y con antenas, sit¨²a al espectador en la perspectiva de un creador que usa de s¨ª mismo para conseguir su obra.
Pregunta. ?Hay una relaci¨®n real entre su trabajo de artista pl¨¢stico y su trabajo esc¨¦nico?
Respuesta. Probablemente no. Son dos sistemas diferentes, dos memorias y dos tem¨¢ticas. Pero como vienen de la misma fuente hay puntos comunes con los que se crean puentes. En esta exposici¨®n hay piezas desde 1978 hasta hoy.
P. ?C¨®mo llega a ese trabajo y a relacionarse con los pintores flamencos antiguos?
R. Desde los 18 a?os, en Brujas, estuve viendo esos cuadros y enseguida me identifiqu¨¦, encontr¨¦ en ellos muchas claves. Lo de la sangre, mi propia sangre, es una cosa que hago todos los a?os.
P. Es como un sistema ritual.
R. Ah¨ª s¨ª que puede haber elementos comunes con el teatro.
P. Su obra vista en Madrid en el ¨²ltimo Festival de Oto?o, Quando l'uomo principale ¨¨ una donna, ten¨ªa tambi¨¦n mucho de ritualizado, con la bailarina desnuda reboz¨¢ndose en aceite.
R. Se dice que la cruz de Cristo era de madera de olivo. El aceite de oliva es la sangre de la tierra. Es un constante experimento.
P. Unos experimentos que le llevan tambi¨¦n a escribir.
R. Son b¨²squedas diferentes. Mis textos en Je suis sang est¨¢n influenciados por mi propio trabajo corporal, es un continuo de m¨¢s de 20 a?os de trabajo y experimento hacia formas m¨¢s complejas.
P. ?Pero cuando las hace se siente core¨®grafo u hombre de teatro?
R. Yo no soy un core¨®grafo. Soy un artista que trabaja sobre el cuerpo. Investigo, estudio el cuerpo espiritual y f¨ªsico, er¨®tico. Eso se puede hacer tanto a trav¨¦s de los cuerpos mismos como de los dibujos. Y es muy importante el concepto de espacio que se reconstruye.
P. Espacio de usted dentro de una armadura.
R. La armadura es una piel. Es mi fascinaci¨®n por la piel. Sanguis / Mantis es un insecto que chupa sangre.
P. Y con esa sangre usted dibuja en el formato e hojas de folio.
R. El dibujo es el m¨¢s importante de mis trabajos junto al de escribir. Y me gusta usar el papel m¨¢s barato que se pueda encontrar; ese papel reacciona de una manera muy precisa con sustancias como la sangre, llega a tomar formas propias. De ese formato barato y peque?o se hace un gran universo.
P. En esos dibujos hay referencias est¨¦ticas muy concretas.
R. Soy un servidor de la belleza, y ¨¦sa es mi intenci¨®n primera en los dibujos, textos u obras de teatro. La b¨²squeda depende siempre de las personas, ya sean actores o bailarines. En algunos casos es la voz y el movimiento.
P. Cuando usted trajo a Madrid hace ahora casi veinte a?os El poder de las locuras del teatro poca gente cre¨ªa en su trabajo.
R. No s¨®lo en Espa?a. Pasados los a?os, he recibido propuestas en Nueva York y en Tokio para volverla a montar y he dicho que no. Mi trabajo est¨¢ muy ligado a las personas. Mi trabajo no es sobre las formas, sino sobre el olor. No se puede volver a provocar el mismo olor. De aquellos a?os s¨®lo he publicado los textos, los cuadernos de trabajo y, sobre ellos, otros s¨ª han hecho espect¨¢culos nuevos.
Poder y transgresi¨®n
Jan Fabre se convirti¨® muy pronto en algo m¨¢s que el ni?o terrible de la escena belga. Polifac¨¦tico, incansable, lleno de referencias culteranas muy evolucionadas, su presencia en los m¨¢s importantes escenarios de todo el mundo (de la Bienal de Ly¨®n al Festival de Avi?¨®n) discurre en paralelo con el descubrimiento que hacen de ¨¦l en la Bienal de Venecia de 1984 (a la que vuelve en 1990); su paso por la Documenta de Kassel, y la Bienal de S?o Paulo tampoco dejan indiferente a nadie. Instalaciones, dibujos y v¨ªdeos van armando en paralelo a su trabajo esc¨¦nico (se ha atrevido hasta con una transgresora versi¨®n de El lago de los cisnes) una fuerte personalidad que ha influido notablemente en el arte de nuestro tiempo. Fabre no cree en fronteras entre las expresiones pl¨¢sticas o esc¨¦nicas; las mezcla y las subvierte para conseguir ese sello de ir¨®nica irreverencia y poderosa figuraci¨®n. Su v¨ªdeo Lancelot, con el que estar¨¢ en Arco, es un resumen de esa proyecci¨®n irreverente y so?adora, de complejo romanticismo.
Babelia
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