El imperio del fr¨ªo
L¨¢grimas heladas. Rostros enrojecidos. Cuerpos ateridos, a pesar de gorros, guantes y abrigos. Los periodistas que a las ocho de la ma?ana del viernes hac¨ªan triple cola -acreditaci¨®n, turno de entrada, seguridad- a 14 grados bajo cero en el exterior del hotel Ramada Inn de New Carrollton, cerca de Washington, jam¨¢s hab¨ªamos imaginado que ir a ver c¨®mo votan los iraqu¨ªes era una aventura en Alaska. Pero si estamos en enero o febrero y en el noreste de Estados Unidos -o en el norte, o en los Grandes Lagos- es lo m¨¢s normal. El viento polar barre desde el ?rtico y lo que toca ahora es el fr¨ªo extremo, la lluvia helada y las grandes tormentas de nieve.
Por eso no es extra?o que el pasado fin de semana se anularan 5.000 vuelos (la media diaria en EE UU es de 25.000 vuelos en invierno y 35.000 en verano) durante la tremenda ventisca que sepult¨® las pistas del aeropuerto de Boston y alter¨® otra media docena de aeropuertos, adem¨¢s de interrumpir l¨ªneas ferroviarias y autopistas. En EE UU, cuando nieva, nieva a lo bestia. "??sta es una naturaleza indome?able!", seg¨²n la memorable descripci¨®n del veterano periodista Carlos Mendo.
No es extra?o que el pasado fin de semana se anularan 5.000 vuelos durante la tremenda ventisca que sepult¨® las pistas del aeropuerto de Boston
Cuando nieva o hiela, los estadounidenses est¨¢n preparados, dentro de lo que cabe. El canal de televisi¨®n dedicado al tiempo bate r¨¦cords de audiencia y emisoras de radio y televisiones locales rebosan informaci¨®n meteorol¨®gica, que fascina casi tanto como las estad¨ªsticas y que, en general, es muy precisa: "A las 16.30 de ma?ana empezar¨¢n a caer los primeros copos. Dos horas despu¨¦s, la tormenta de nieve descargar¨¢ toda su fuerza en los condados de ...". A los reporteros de televisi¨®n les encanta salir medio enterrados en la nieve y decir: "Efectivamente, est¨¢ nevando mucho aqu¨ª en ...". La informaci¨®n se completa con la lista de colegios que abren tarde o cierran al d¨ªa siguiente.
La alarma es embriagadora, y la gente asalta los supermercados. El que vive en una casa con jard¨ªn tiene listas las palas y la sal. El que vive en un apartamento se libra de la paliza -y del riesgo: buena parte de las muertes en las nevadas son por ataques al coraz¨®n- pero debe vigilar su coche. Si est¨¢ aparcado en una calle importante y no lo retira para que las m¨¢quinas quitanieves trabajen, se encontrar¨¢ sin ¨¦l y con una multa de 250 d¨®lares. Unas cuantas ca?er¨ªas revientan, un pu?ado de electrodom¨¦sticos que sufren cortocircuitos causan incendios, decenas de automovilistas que desafiaron los avisos o que no tuvieron m¨¢s remedio que desplazarse por las carreteras se estrellan, pero la vida sigue.
?Cu¨¢nto va a durar el invierno? El 2 de enero lo sabremos, cuando la marmota Phil, inmortalizada en la genial pel¨ªcula Atrapado en el tiempo, asome el hocico en el pueblo de Punxsutawney, en Pennsylvania. Si Phil ve su sombra -es decir, si el d¨ªa est¨¢ despejado- habr¨¢ seis semanas m¨¢s de invierno; si no, la primavera est¨¢ a la vuelta de la esquina. El hecho de que, desde 1887, la marmota, toda una instituci¨®n americana, haya acertado s¨®lo en el 39% de los casos -?les avis¨¦ de la fascinaci¨®n por la estad¨ªstica?- no quita para que miles de personas vayan a verla. Los m¨¢s serios consultan el Almanaque del Agricultor, que predice el tiempo -ahora, con edici¨®n en internet- desde hace 188 a?os y que asegura tener un 80% de ¨¦xitos. Por cierto, el Almanaque predijo que ¨¦ste iba a ser "un invierno de extremos".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.