?Por qu¨¦ las empresas deben apostar por I+D+i?
En los ¨²ltimos a?os, la expansi¨®n de la econom¨ªa espa?ola ha reposado en el aumento del empleo y no en una mejora sustancial de la productividad, variable clave a la hora de explicar el crecimiento a largo plazo. El problema de un patr¨®n de crecimiento con estas caracter¨ªsticas es que tiene un l¨ªmite, que muy probablemente estamos a punto de alcanzar. Por esta raz¨®n, el objetivo prioritario del equipo econ¨®mico del actual gobierno es el aumento de la productividad.
Una de las principales causas de las magras tasas de incremento de la productividad espa?ola es la debilidad de la inversi¨®n en Investigaci¨®n, Desarrollo e Innovaci¨®n (I+D+i). En 2003, tan s¨®lo el 1,1% del PIB espa?ol se destin¨® a gasto en I+D, porcentaje muy alejado del 1,83% promedio de la Uni¨®n Europea de los veinticinco y del 2,62% de Estados Unidos. En comparaci¨®n con otro pa¨ªses, adem¨¢s, la participaci¨®n de las empresas espa?olas en el esfuerzo inversor total en I+D es insuficiente (54,1%, frente al 63,6% europeo y al 68,9% estadounidense).
La participaci¨®n de las empresas espa?olas en el esfuerzo inversor en I+D es insuficiente
A pesar de la insatisfactoria magnitud del gasto en I+D+i y de la descompensaci¨®n entre la inversi¨®n p¨²blica y la privada, existen motivos de peso, que expondr¨¦ a continuaci¨®n, para pronosticar un intenso avance de la I+D+i de nuestro pa¨ªs en los pr¨®ximos a?os.
Tal y como ha sugerido el profesor Julio Segura en trabajos recientes, en los pasados cuatro lustros la econom¨ªa espa?ola disfrut¨® de tres fuertes impulsos (o shocks) macroecon¨®micos positivos, cuyos efectos, desafortunadamente, se han diluido ya. La entrada de Espa?a en la Comunidad Econ¨®mica Europea en 1986 constituye el primero de estos shocks, pues permiti¨® a nuestro pa¨ªs participar del auge c¨ªclico de finales de la d¨¦cada de los ochenta y, lo que es m¨¢s importante, cataliz¨® la modernizaci¨®n tanto del tejido productivo como de las instituciones del Estado.
En segundo lugar, las reformas del mercado de trabajo de 1984, 1994 y 1997 (el famoso "decretazo" de 2001 qued¨®, tras las modificaciones sobre la versi¨®n original, en agua de borrajas) aumentaron la capacidad de adaptaci¨®n al ciclo de las empresas, contribuyendo de esta manera a flexibilizar una econom¨ªa que, debido a su excesiva rigidez, sufri¨® con particular intensidad los t¨®xicos efectos de la crisis del petr¨®leo de la d¨¦cada de 1970.
Finalmente, el tercer impulso macroecon¨®mico vino de la mano de la incorporaci¨®n de Espa?a a la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria (el euro) en 1999, hito que exigi¨® adoptar medidas conducentes a la estabilidad macroecon¨®mica (reducci¨®n de la inflaci¨®n y consolidaci¨®n presupuestaria) cuyos frutos -abrupta ca¨ªda de los tipos de inter¨¦s y significativa mejora de las expectativas de los agentes- fueron un pilar b¨¢sico del fuerte crecimiento econ¨®mico y de la creaci¨®n de empleo de la segunda mitad de los noventa y primeros a?os de la d¨¦cada presente.
Durante aproximadamente dos d¨¦cadas, en suma, la econom¨ªa espa?ola sostuvo, en promedio, unos elevados perfiles de expansi¨®n y de competitividad gracias en buena medida a factores, seguramente irrepetibles, cuyo impulso se ha agotado. El desvanecimiento de estos shocks macroecon¨®micos ha coincidido en el tiempo con la irrupci¨®n en los mercados internacionales, en el marco del imparable proceso de globalizaci¨®n econ¨®mica, de pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo que producen y exportan bienes y servicios -en su mayor¨ªa intensivos en mano de obra- muy competitivos. Estos nuevos actores se han erigido en rivales dif¨ªciles de batir para un gran n¨²mero de empresas espa?olas que operan en determinados tramos de la cadena de valor de sectores tradicionales, como el textil; una de las consecuencias directas de lo anterior han sido los numerosos episodios de deslocalizaci¨®n acontecidos en nuestro pa¨ªs en los ¨²ltimos tiempos.
Desde la perspectiva de las empresas espa?olas, si el objetivo es mantener un nivel alto de competitividad, la ¨²nica conclusi¨®n que cabe extraer del nuevo escenario econ¨®mico -ausencia de nuevos shocks positivos y mayor intensidad de la competencia internacional- es que la apuesta sin vacilaciones por la I+D+i es impostergable. La inversi¨®n en I+D+i es el ¨²nico camino hacia la obtenci¨®n de mejores y/o m¨¢s baratos procesos y productos, as¨ª como hacia actividades de mayor valor a?adido; creo, honestamente, que los empresarios de nuestro pa¨ªs son conscientes de que ¨¦sta es la ¨²nica respuesta posible a los desaf¨ªos econ¨®micos del presente y del futuro inmediato.
Adem¨¢s, a diferencia de legislaturas anteriores, caracterizadas por la indefinici¨®n de las pol¨ªticas p¨²blicas de I+D+i, en la actual legislatura el esfuerzo privado en este frente cuenta con un respaldo manifiesto del Ejecutivo, cuyo presupuesto para programas de I+D+i civil en 2005 es un 25% superior al del a?o pasado. Los principales instrumentos a trav¨¦s de los cuales el sector p¨²blico complementa y alienta la inversi¨®n privada en I+D+i son las compras p¨²blicas, las desgravaciones fiscales, las subvenciones y los cr¨¦ditos blandos.
En los pr¨®ximos a?os, en definitiva, Espa?a debe dar el "gran salto adelante" en gasto en I+D+i con el fin de situar el conocimiento y la tecnolog¨ªa en el centro de gravedad de la econom¨ªa. Este salto, liderado por la iniciativa privada al calor del apoyo p¨²blico, redundar¨¢ en mayores niveles de competitividad y productividad de la econom¨ªa. ?stos son, precisamente, los objetivos del Centro para el Desarrollo Tecnol¨®gico Industrial (CDTI) y del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
Maurici Lucena Betriu es director general del CDTI.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.