"No me importa que Pinochet no vaya a la c¨¢rcel si es condenado"
La periodista chilena Patricia Verdugo, de 57 a?os, pas¨® a la historia de su pa¨ªs hace 20 a?os, cuando public¨® Los zarpazos del puma, un libro que bati¨® r¨¦cords de venta nunca vistos hasta entonces en Chile y jam¨¢s superados. En un pa¨ªs de 16 millones de habitantes vendi¨® 150.000 ejemplares. El libro contaba c¨®mo despu¨¦s de derrocar al presidente socialista Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973, el general Augusto Pinochet orden¨® que varios militares viajasen a lo largo del pa¨ªs en un helic¨®ptero franc¨¦s de marca Puma. Aquella expedici¨®n fue conocida como la Caravana de la Muerte.
"En cada ciudad donde aterrizaba el Puma se sacaba de la c¨¢rcel a la gente de izquierdas m¨¢s importante de cada municipio y se los masacraba", relata Verdugo. Esa operaci¨®n, donde murieron 75 presos pol¨ªticos, fue la carta de presentaci¨®n de la dictadura. "A partir de ah¨ª qued¨® claro que no hab¨ªa ley ni abogado que sirviera, y a los militares se les comunicaba que hab¨ªa comenzado la guerra sucia".
"Ahora que hay m¨¢s informaci¨®n, los periodistas somos m¨¢s necesarios que nunca"
En 1998, el juez Juan Guzm¨¢n comenz¨® a investigar la Caravana de la Muerte. Llam¨® a declarar a Patricia Verdugo y sobre la mesa ten¨ªa su libro lleno de marcas y frases subrayadas. Veinte a?os despu¨¦s de la publicaci¨®n del libro, Patricia Verdugo viaja por Espa?a y desde Madrid se enter¨® de que la investigaci¨®n del caso ha concluido y pronto se conocer¨¢n las condenas.
"Primero el libro sirvi¨® para aliviar el dolor de la gente; despu¨¦s, para que tomasen conciencia. Pero el fin de un libro de ¨¦stos es que haya justicia y por eso me siento m¨¢s satisfecha que nunca. Habr¨¢ justicia por fin".
Verdugo cree que la transici¨®n en Chile comenz¨® cuando el juez Baltasar Garz¨®n consigui¨® que Pinochet permaneciese procesado en Londres durante un a?o. "A partir de ese momento, el Intocable comenz¨® a ser tocado y la gente empez¨® a perder el miedo".
Pero a¨²n queda camino por recorrer en la transici¨®n chilena. "Yo necesito que Pinochet sea condenado. No me importa que vaya o no vaya a la c¨¢rcel. Los guardaespaldas que lleva son los barrotes invisibles de su c¨¢rcel. Pero necesito que haya una condena".
Patricia Verdugo no ha dejado de investigar desde entonces sobre la historia reciente de su pa¨ªs y los derechos humanos. Su ¨²ltimo libro, La Casa Blanca contra Salvador Allende, publicado en Espa?a el a?o pasado por la editorial Tabla Rasa, relata c¨®mo la CIA, la agencia de espionaje estadounidense, provoc¨® en 1973 la ca¨ªda de Allende, quien gan¨® las elecciones s¨®lo tres a?os antes.
"Hasta que no lleg¨® Allende a la presidencia del Gobierno chileno no hab¨ªa en el mundo ninguna experiencia de socialismo democr¨¢tico. Por eso Pinochet no es s¨®lo uno de tantos dictadores del mundo, sino uno de los m¨¢s odiados. Porque termin¨® con un sue?o emblem¨¢tico".
Para probar sus tesis, Verdugo investig¨® durante cinco meses en miles de documentos desclasificados de la CIA. "El presidente dem¨®crata Bill Clinton orden¨® en octubre de 1998 desclasificar los papeles de la CIA relacionados con la dictadura de Pinochet".
Clinton dijo a los periodistas: "Creo que ustedes tienen derecho a saber qu¨¦ pas¨® y c¨®mo pas¨®". Verdugo cree que la frase iba m¨¢s dirigida a los chilenos que a los estadounidenses.
"Pero eran decenas de miles de documentos. Es imposible que un ciudadano normal pueda interpretarlos y valorarlos. S¨®lo un periodista que ha dedicado la mitad de su vida a investigar estos temas puede abrirse paso en esa jungla".
Patricia Verdugo, que trabaja en su casa de Santiago de Chile como periodista independiente, reivindica el valor de su profesi¨®n. "Ahora que aparentemente hay m¨¢s informaci¨®n que nunca y que el ciudadano tiene supuestamente acceso a cualquier documento del mundo desde su ordenador y sin la mediaci¨®n del periodista, ahora m¨¢s que nunca, los periodistas somos tambi¨¦n m¨¢s necesarios que nunca. Para clasificar, seleccionar, contextualizar la informaci¨®n y contrastarla".
Despu¨¦s de bucear entre miles de documentos, Patricia Verdugo tiene claro que aunque no hubiera gobernado ni un solo d¨ªa, Salvador Allende estaba condenado a morir. "Pasaron dos meses desde que Allende gan¨® las elecciones hasta que tom¨® posesi¨®n. En ese tiempo, la CIA orden¨® ejecutar al comandante en jefe del Ej¨¦rcito, el general Ren¨¦ Scheider. Este hombre no ten¨ªa escolta. As¨ª era Chile de pac¨ªfico en aquella ¨¦poca. Pero la CIA acab¨® con todo aquello".
Patricia Verdugo recuerda que durante el periodo de guerra fr¨ªa, mucha gente en Chile se re¨ªa de los comunistas porque ve¨ªan agentes de la CIA hasta debajo de las piedras. "Estudiando sus documentos te das cuenta de que en realidad estaban debajo de las piedras. Y eso que no han permitido desclasificar muchos de los papeles de la ¨¦poca".
Pero la CIA necesitaba la colaboraci¨®n de alguien importante en el pa¨ªs. Y eso, seg¨²n Verdugo, lo logr¨® de la mano de Agust¨ªn Edwards, due?o del diario conservador El Mercurio y amigo del magnate estadounidense David Rockefeller, quien en sus memorias escribi¨®: "Mi amigo Agust¨ªn Donnie Edwards [dijo que si ganaba Allende] Chile se transformar¨ªa en otra Cuba, en un sat¨¦lite de la Uni¨®n Sovi¨¦tica".
"Agust¨ªn Edwards sigue siendo el due?o de El Mercurio. Todos sab¨ªamos en Chile que ¨¦l hab¨ªa sido c¨®mplice de la CIA. Pero ni se molesta en contestar a las acusaciones. En Chile, s¨®lo 16 grupos econ¨®micos controlan el 81% del producto interior bruto. Y casi toda la la prensa est¨¢ en manos de la derecha, una derecha mucho m¨¢s conservadora que la espa?ola", afirma. "Queda bastante camino por recorrer en nuestra transici¨®n. Pero la gente est¨¢ perdiendo el miedo".
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