S¨¢bados a contracorriente
As¨ª se titula el nuevo libro de Eduardo Castro, que acaba de publicar en Granada la benem¨¦rita editorial Dauro. Se trata del primer tomo de la Colecci¨®n Viceversa, creada, seg¨²n se?ala la contracubierta, "con la intenci¨®n de 'reparar' el car¨¢cter ef¨ªmero de la prensa escrita". Iniciativa, cuando el columnista tiene la talla de Castro, tan encomiable como necesaria.
S¨¢bados a contracorriente recoge los art¨ªculos publicados por el escritor y periodista de Torrenueva en el diario Ideal entre noviembre de 2001 y septiembre de 2004. Son p¨¢ginas que, seg¨²n el precepto cl¨¢sico, ense?an deleitando, y bien merecen que el curioso, aunque no sea hijo de la Alhambra, hociquee, hurgue, busque y se solace entre ellas a sus anchas. No perder¨¢ su tiempo. Y adem¨¢s le entrar¨¢ m¨¢s de una vez una rabia...
Como indica el t¨ªtulo de la recopilaci¨®n, las columnas de Eduardo Castro expresan la inconmovible negativa del autor a callar su opini¨®n cr¨ªtica acerca de los desvar¨ªos, singularidades e injusticias, tanto locales como nacionales e internacionales, que llaman su atenci¨®n a lo largo de cada semana, y eso a sabiendas de que dicha opini¨®n a menudo no ser¨¢ compartida por aquellos lectores de derechas que sigan patrocinando Ideal, pese a no conservar ¨¦ste ya, tras largas d¨¦cadas de servidumbre, vinculaci¨®n directa con la Iglesia.
Buena muestra de tal empecinamiento es la insistencia sabatina de Castro en condenar la continuidad, a?o tras a?o y ocupe quien ocupe la alcald¨ªa de la ciudad, de la celebraci¨®n de la "Toma" de Granada por Fernando e Isabel en 1492, "Toma" que en realidad fue entrega, pactada en unas capitulaciones cuyos compromisos no tardaron en ser c¨ªnicamente conculcados por los cristianos.
El hecho de seguir fiel a su militancia comunista no le impide a Castro ir tambi¨¦n a contracorriente cuando se encuentra ante tropel¨ªas o errores de los suyos. Los manifiestos abusos de la dictadura cubana en el ¨¢mbito de los derechos humanos, por ejemplo, le llenan de desconsuelo. Sus comentarios al respecto me han recordado una serie de libros publicados a?os atr¨¢s en Inglaterra en los cuales renombrados creyentes -cristianos, budistas, marxistas, etc¨¦tera- acomet¨ªan la loable tarea de exponer los argumentos m¨¢s convincentes en contra de la fe por ellos mismos profesada.
De las otras preocupaciones de Castro habr¨ªa que se?alar la indignaci¨®n que le provoca la situaci¨®n actual del idioma, tan baqueteado por los medios de comunicaci¨®n. Al columnista le saca de sus casillas, entre los muchos eufemismos hoy ub¨ªcuos, eso de la "violencia de g¨¦nero". ?No bastar¨ªa con "violencia machista", ya que son poqu¨ªsimos los casos de agresi¨®n dom¨¦stica protagonizada por mujeres? ?Y qu¨¦ decir de los "en base a" y "a nivel de", de los burdos anglicismos que se van infiltrando por doquier y que amenazan con tranformar el espa?ol peninsular en otra variedad de spanglish, de los mensajes racistas subliminales de titulares aparentemente inofensivos?
Oportunos los rapapolvos, ameno el estilo, generoso el humor. He aqu¨ª un libro que hace reflexionar y que llama a la acci¨®n. Bien por el agudo torre?o.
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