Los oasis de la sierra desierta
Solitarias carreteras conducen desde el pueblo m¨¢s bello de Teruel hasta dos espectaculares saltos de agua
En Albarrac¨ªn nunca olvidar¨¢n el d¨ªa en que aquellos extranjeros se presentaron para rodar un anuncio. Los productores pagaban fortunas por bagatelas de atrezzo y medio pueblo se ajust¨® de extra. Todo iba sobre ruedas. O mejor dicho, sobre tablas, pues el rubio protagonista hac¨ªa que llegaba esquiando a este enclave medieval y compraba con su tarjeta de cr¨¦dito.
L¨¢stima que a uno del equipo se le escapara en el ¨²ltimo minuto el mensaje en off del anuncio: "Con Sisa Oro" (es un decir) "se puede pagar hasta en el culo del mundo", porque all¨ª fue Troya y por poco no acaban rodando un documental sobre buceo en apnea en el g¨¦lido Guadalaviar. Esta an¨¦cdota ilustra hasta d¨®nde est¨¢n los albarracinenses, y los turolenses en general, de que su tierra sea jocosamente considerada como el T¨ªbet de Espa?a.
Pasarelas y sendas invitan a seguir el agua entre las oquedades de la roca caliza
Y es que no necesitan que nadie venga a recordarles que el 62% de la superficie provincial rebasa los 1.000 metros de altura, que las temperaturas anuales oscilan entre -20? y 40?, y que, lloviendo tan poco como llueve, no se puede plantar ni un poste del tel¨¦grafo. Lo que, unido a la despoblaci¨®n, a las malas comunicaciones y a la carencia de industrias, reduce las perspectivas de la poca gente que va quedando en la sierra a la explotaci¨®n de los bosques comunales. O sea: a ver crecer los pinos.
En compensaci¨®n de tanto sinsabor, y un poco como esos diamantes del tama?o de un pu?o que aparecen en los sequedales de Sur¨¢frica, surge milagrosamente Albarrac¨ªn de las profundidades de los tiempos para encabezar las modernas listas de los pueblos m¨¢s bellos, menos alterados, en que mejor se come y donde, a la hora de dormir, cualquier conventico es un hotel con encanto.
Tambi¨¦n como para compensar, se da la paradoja de que la naturaleza, que no es pr¨®diga en lluvias, lo es en r¨ªos: aqu¨ª nacen el Tajo y su afluente el Gallo, el Cabriel y el Guadalaviar. Y es asimismo generosa en hermosas cascadas, entre las que destacan por su espectacularidad la de Calomarde, en el r¨ªo Blanco -tributario del Guadalaviar-, y la del molino de San Pedro, en el r¨ªo Cabriel. La de Calomarde se halla a 14 kil¨®metros de Albarrac¨ªn. Para llegar hasta ella hay que remontar el Guadalaviar por la carretera A-1512 y, una vez llegados al paraje de Entrambasaguas, donde afluye a aqu¨¦l el r¨ªo Blanco, tirar a la izquierda por la carretera A-1703 (antigua TE-911) para coger acto seguido el desv¨ªo a Calomarde.
Seis kil¨®metros despu¨¦s se halla bien se?alizada la cascada, en un enclave con miradores, pasarelas y sendas que invitan a seguir los juegos del agua entre los formidables desplomes y oquedades de la roca caliza. El salto mayor registra una ca¨ªda de siete metros, desnivel que era aprovechado anta?o para proporcionar energ¨ªa motriz a un molino harinero.
En la zona recibe tambi¨¦n el nombre de cascada Batida, que expresa con acierto el incesante golpear de esta agua clara, espumeante, como a punto de nieve. Tambi¨¦n asociada a una antigua ace?a, y no menos bella, es la cascada del molino de San Pedro. Para visitarla se ha de regresar al ¨²ltimo desv¨ªo y seguir las indicaciones viales hacia Royuela, Terriente, Toril y Masegoso.
Pasado Masegoso, la carretera cruza el r¨ªo Cabriel; 300 metros m¨¢s all¨¢ del puente nace a mano izquierda una pista de tierra que, en otros 200, alcanza el borde de una chopera; a partir de aqu¨ª, s¨®lo hay que caminar un minuto junto a la ¨²ltima hilera de chopos, en direcci¨®n al r¨ªo, para descubrir la cascada, con su enorme poza labrada por las aguas puras del Cabriel en la roca caliza, junto a los restos de la vieja molienda. El salto no mide ni cuatro metros, pero presenta un voladizo en su frente que permite colarse por detr¨¢s de la cortina de agua, sin mojarse, y contemplar, desde un ¨¢ngulo insospechado, la charca verde esmeralda. Este sencillo pasatiempo alegra el alma y desmiente, por un breve y m¨¢gico instante, el ¨¢rido t¨®pico de Teruel.
Migas, ternasco y jamones
- C¨®mo ir. Albarrac¨ªn (Teruel) dista 300 kil¨®metros de Madrid. Se va por la A-2 hasta Alcolea del Pinar, por la N-211 hasta Monreal del Campo y por la N-234 hasta la desviaci¨®n a Cella y Albarrac¨ªn.
- Qu¨¦ ver. En Albarrac¨ªn: plazuela de la Comunidad, casa inclinada de la Julianeta, catedral, palacio episcopal y museo diocesano. Pinturas rupestres del Navazo (a 4 km), laguna de Bezas (a 15 km), barranco Hondo (en Tramacastilla, a 16 km) y nacimiento del r¨ªo Tajo (en Fr¨ªas, a 25 km).
- Comer. El Rinc¨®n del Chorro (Tel. 978 71 01 12): migas, cuchifrito y yogur de leche de oveja; 25 euros. Casa de Santiago (Tel. 978 70 03 16): borrajas con almejas, cardo en salsa de almendras y ternasco; 24 euros. Mes¨®n del Gallo (Tel. 978 70 03 86): ensaladas y bacalao al ajoarriero; 18 euros. El Bodeg¨®n (Tel. 978 70 03 55): estofados y postres caseros; 15 euros.
- Dormir. La Casona del Ajimez (Tel. 978 71 03 21): original hotelito, con habitaciones personalizadas con motivos cristianos, ¨¢rabes o jud¨ªos; 72 euros. Casa de Santiago (Tel. 978 70 03 16): antigua sede de los caballeros santiaguistas. Posada del Adarve (Tel. 978 70 03 04): es como despertarse en la edad media.
- Compras. Arce (Catedral, s/n): cer¨¢mica. Aben-Razin (El Chorro, 3): productos t¨ªpicos y artesan¨ªa. El Rodeno (Los Puentes, 3): jamones con denominaci¨®n de origen. Adem¨¢s, excelente reposter¨ªa en la pasteler¨ªa R-K (plaza Mayor) y la panader¨ªa Ib¨¢?ez (Santiago, 20).
- Actividades. El Andador (Tel. 978 70 03 81): paseos con gu¨ªa por el casco hist¨®rico, las pinturas rupestres del Navazo y la sierra.
- M¨¢s informaci¨®n. Oficina de Turismo de Albarrac¨ªn (Diputaci¨®n, 4; Tel. 978 71 02 51). www.albarracin.org.
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