?Quiero a ese diputado!
MILES DE CIUDADANOS han comprobado perplejos que su banco les cobra una nueva comisi¨®n, en concepto de yxgfpwrs. Puestos al habla con su oficina, se les ha aclarado que se trata de garantizar un mejor khgswpt y que son lentejas, de manera que arreando.
En la sesi¨®n de control al Gobierno, un diputado ten¨ªa prevista una pregunta sobre el particular dirigida al ministro de Econom¨ªa, pero comenz¨® hablando en catal¨¢n, y el presidente de las Cortes le retir¨® la palabra, con el consiguiente bochinche. Entre el vocer¨ªo, el presidente de las Cortes arque¨® una ceja en direcci¨®n al secretario segundo de la Mesa, quien a su vez gui?¨® un ojo a la ministra de Presidencia, quien se toc¨® la nariz dos veces en direcci¨®n al l¨ªder la oposici¨®n, que se coloc¨® bien las gafas, se?al convenida para dar su visto bueno a una soluci¨®n previamente pactada en los pasillos: la pregunta se formular¨ªa en catal¨¢n y el ministro contestar¨ªa con monos¨ªlabos. El diputado se lo tom¨® fatal. Por causa de alguna fallida negociaci¨®n oculta con el Gobierno, tra¨ªa ganas de bronca. El diario de sesiones recogi¨® insultos, lamentos, dos vivas a Espa?a, un mill¨®n de gritos, y el piropo de un diputado t¨ªmido que s¨®lo se atrev¨ªa a declararse en la confusi¨®n.
El caso del diputado enamorado alcanz¨® un eco notable: abri¨® telediarios, tuvo reporteros destacados en las puertas del Congreso
-?Quiero a ese diputado ya! -se grit¨® en las redacciones de los programas rosas de la televi-si¨®n-. ?Al fin una historia interesante en las Cortes!
El caso del diputado secretamente enamorado alcanz¨® un eco notable: abri¨® telediarios, tuvo reporteros destacados en las puertas del Congreso, y se hicieron encuestas callejeras: "?Qu¨¦ le parece a usted que un diputado declare su amor a voces en medio de una trifulca parlamentaria?". "Muy bien, porque as¨ª se hacen humanos". "Muy mal, porque si se quieren que se vayan a otro sitio y no utilicen nuestros impuestos". En la prensa internacional tambi¨¦n se coment¨®: "En la bella Espa?a, el amor todo lo impregna: es el esp¨ªritu latino". Las agencias de viajes se frotaban las manos: excelente campa?a publicitaria. La ministra de Turismo se asom¨® a CNN Internacional y, en un ingl¨¦s muy correcto, dijo: "Olviden los t¨®picos. Espa?a no es el pa¨ªs tenebroso de ¨¦pocas pasadas. En Espa?a el amor circula libre, hoy Espa?a es amor y libertad". El Vaticano conden¨® estas afirmaciones: "Por el culto al becerro de oro, los gobernantes espa?oles ofrecen su pa¨ªs como la Sodoma y Gomorra de nuestro tiempo". "?Cagonlamar!", grit¨® el presidente del Gobierno, poco dado a los excesos, pero ciertamente enfadado: "Ahora que ten¨ªamos tranquilo el obispero, salta esta chorrada en v¨ªsperas del refer¨¦ndum europeo". La ministra amag¨® la dimisi¨®n. La vicepresidenta la disuadi¨®: "Como dimitas te muelo a palos; ?t¨² quieres sentar precedente o qu¨¦?". Durante algunos d¨ªas m¨¢s, el caso del diputado enamorado se mantuvo en zona templada de la tabla informativa, por debajo de guerras y cat¨¢strofes naturales, pero por encima de noticias sociales, econom¨ªa y cultura. Ya languidece, aunque el viernes todav¨ªa hubo bromas en la radio, y este fin de semana ha obtenido menciones en tres columnas de peri¨®dico (sin contar ¨¦sta), dos de las llamadas frescas, y una sesuda o de fondo. Paralelamente, los bancos han dejado de cobrar la comisi¨®n en concepto de yxgfpwrs. En los recibos aparece ahora un recargo por tgfsipyn, pero esa es otra historia.
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