Menchu Guti¨¦rrez indaga en la p¨¦rdida y la reconstrucci¨®n en su ¨²ltima novela
Menchu Guti¨¦rrez (Madrid, 1957), una de las voces m¨¢s particulares de la narrativa actual, regresa al panorama editorial con su ¨²ltima obra literaria, Disecci¨®n de una tormenta (Siruela). Se trata de una indagaci¨®n sobre el recorrido interior que la misma autora confiesa como una aut¨¦ntica intenci¨®n en cada uno de sus libros: "A m¨ª no me interesa crear un personaje concreto, contar una historia espec¨ªfica, sino plantear una serie de preguntas en un universo m¨¢s amplio y m¨¢s abstracto en el que la psicolog¨ªa se diluye m¨¢s".
En Disecci¨®n de una tormenta, las voces narradoras son muy "polifac¨¦ticas y ambiguas", seg¨²n la escritora. El deseo es uno de los planteamientos constantes, algo ya recurrente en otras entregas de la autora, como Latente (2002) y La mujer ensimismada (2001): "El deseo sigue presente en mi obra porque es el motor de la vida. Pero este ¨²ltimo libro trata m¨¢s sobre la construcci¨®n y la destrucci¨®n de los mundos", explica.
P¨¦rdida del sentido
Los personajes del libro se enfrentan con la muerte del planeta, as¨ª como con la muerte personal, ya sea f¨ªsica o espiritual. "Hay tambi¨¦n una lectura de la p¨¦rdida del sentido de la cosas. Ninguno de nuestros pensamientos y emociones son lineales, y de repente nos encontramos con la p¨¦rdida del sentido, con algo que en un momento parec¨ªa tener sentido y un minuto despu¨¦s no lo tiene. Entonces, tenemos que hacer un reajuste de la realidad", asegura Guti¨¦rrez.
El relato comienza situando a la voz narrativa en una instituci¨®n que puede ser una cl¨ªnica de enfermos terminales, una casa de reposo, un manicomio o un espacio donde los personajes buscan "la luz, un lugar para curarse". Pero como ya es costumbre en esta personal¨ªsima escritora, el argumento se desarrolla en una prosa po¨¦tica y envuelve a sus personajes en un mundo on¨ªrico y de fantas¨ªa, lleno de met¨¢foras y simbolismo que reflejan la realidad del mundo exterior.
Todos los personajes de la novela est¨¢n rasurados o tonsurados. El pelo es un elemento sagrado, que evoca sus conflictos interiores y recuerda el protagonismo del cabello para los budistas y los sofistas. "Al rasurarse la cabeza mis personajes quieren simbolizar una renuncia a una parte de la vida, al deseo". ?Pero ¨¦sta renuncia no se contradice con la esencia de la vida, siendo su motor el deseo? Para Guti¨¦rrez la renuncia se puede entender como aceptaci¨®n: "Reconocer la parte de esclavitud que hay en el deseo es saludable", defiende.
La escritora invita al lector a recorrer un mundo habitado de silencios, lleno de sugerencias y sensaciones, donde, parafraseando una frase de la novela, "en todos los calendarios, la llegada de la tormenta est¨¢ anunciada para ma?ana". Y donde la locura puede ser "un sacerdocio", una forma de defenderse de la realidad. Guti¨¦rrez se?ala que Disecci¨®n de una tormenta naci¨® de la experiencia de haber tenido cerca la enfermedad, la muerte y una sensaci¨®n de p¨¦rdida, y de su asombro ante la capacidad de los seres humanos para reconstruirse ante las adversidades.
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