El jefe de todos los agentes secretos
John Negroponte, designado director de Inteligencia nacional por George W. Bush, tiene que dirigir y coordinar a las 15 agencias de espionaje que hay en EE UU, los organismos que estaban enfrascados en un di¨¢logo de sordos cuando 19 terroristas de Al Qaeda abordaron cuatro aviones comerciales a primera hora de la ma?ana del 11 de septiembre de 2001. Adem¨¢s de lidiar con las organizaciones y tener una autoridad relativa en el reparto de los 40.000 millones de d¨®lares destinados anualmente a espionaje, Negroponte ser¨¢ el hombre que cada d¨ªa, a primera hora de la ma?ana, susurrar¨¢ al o¨ªdo de Bush los grandes secretos de la seguridad que estar¨¢n en la base de las decisiones presidenciales m¨¢s importantes.
John Negroponte garantizar¨¢ que aquellos cuya misi¨®n es defender Am¨¦rica tengan la informaci¨®n necesaria para tomar las decisiones adecuadas
Nadie se ha hecho responsable de los errores de Irak en el Departamento de Defensa, que ser¨¢, en inteligencia, el hueso m¨¢s duro de roer para el nuevo 'zar'
Ha dirigido con ¨¦xito la peligrosa y dif¨ªcil Embajada en Irak y ha culminado su tarea con unas elecciones que han sorprendido a amigos y enemigos
Sigue abierta la doble herida de los servicios: no valorar la amenaza de Bin Laden y sobreestimar el arsenal de armas de destrucci¨®n masiva de Sadam
?Es la persona adecuada para estas tareas? ?l mismo dijo que es el desaf¨ªo mayor en m¨¢s de 40 a?os de servicio p¨²blico. De su pasado -incluyendo las cr¨ªticas que arrastra desde que fue embajador en Honduras- algunos deducen que s¨ª, en la medida en que es el hombre de las misiones dif¨ªciles. Pero otros discrepan. En primer lugar, no est¨¢ claro que deba existir un puesto as¨ª, se?ala Noel Koch, que tiene una muy amplia experiencia en an¨¢lisis de inteligencia, seguridad y antiterrorismo y que ha trabajado para el Departamento de Defensa y para la Casa Blanca. En lugar de reorganizar la comunidad de inteligencia de manera concienzuda y de tomar las decisiones radicales que son necesarias, lo que hemos hecho ha sido a?adir otra capa burocr¨¢tica. Y la persona que va a estar a cargo de esa burocracia no es precisamente un tigre.
Autoridad de hecho
Koch, presidente de International Security Management y de Transecur, empresas que proporcionan servicios de seguridad e informaci¨®n a empresas y Gobiernos en todo el mundo, coincidi¨® -cuando fue director de planificaci¨®n especial del Pent¨¢gono- con Negroponte: por mucho que sea, como es, un diplom¨¢tico duro y capaz, no est¨¢ claro que sea un trabajo a su medida. En cambio, Richard Clarke, muy cr¨ªtico con la pol¨ªtica antiterrorista del Gobierno, dijo a la cadena ABC que es una excelente opci¨®n por sus experiencias pol¨ªticas y diplom¨¢ticas y porque sabe lo dif¨ªcil que es conseguir buena informaci¨®n y actuar con ella. Al final, como se?ala Fred Kaplan en Slate: "Si Bush quiere escuchar a Negroponte, es posible que pueda haber cambios. Esa es la cuesti¨®n definitiva: saber si Bush est¨¢ o no interesado de verdad en la reforma de los servicios de inteligencia". Pero, a?ade Kaplan, "Negroponte no es ning¨²n pusil¨¢nime que se contente con revolver papeles en un consejo asesor sin sentido; para lo malo y para lo bueno, es un hombre activo y en¨¦rgico que no se corta a la hora de los encontronazos. Como parte del acuerdo para aceptar el trabajo, no es inconcebible que haya pedido cierta autoridad de facto y que Bush se la haya dado".
Negroponte super¨® la primera prueba -f¨¢cil, pero simb¨®lica- para ser el jefe de los esp¨ªas: supo guardar el secreto, y su nombramiento, el 17 de febrero, fue una sorpresa para pol¨ªticos, expertos y medios, ansiosos despu¨¦s de dos meses de b¨²squeda por parte de la Casa Blanca, b¨²squeda muy compleja, porque el puesto ha sido rechazado, al menos, por Robert Gates, ex director de la CIA, y quiz¨¢ por otras dos personas, lo que da una idea del avispero en el que se ha metido Negroponte.
?Por qu¨¦ le ha elegido Bush? "Porque har¨¢ que nuestros servicios de inteligencia se coordinen mejor y sean m¨¢s eficaces", dijo el presidente, que en varias ocasiones, sin embargo, se ha resistido a las reformas: no quer¨ªa ni ver a la comisi¨®n del 11-S de la que se deriva la creaci¨®n del zar de inteligencia y arrastr¨® los pies en la elaboraci¨®n de la nueva ley. Pero "el presidente estaba bajo una enorme presi¨®n para hacer algo, aunque fuera equivocado; organizar un comit¨¦, nombrar a alguien, hacer algo... Las familias de las v¨ªctimas del 11-S estaban encima de ¨¦l, insistiendo en la reforma de los organismos de inteligencia, cuando es gente que no sabe nada de ese asunto, como es l¨®gico", se?ala Koch. En todo caso, la herida del doble y estrepitoso fracaso de estos servicios -quedarse muy cortos al valorar el peligro de Osama Bin Laden y pasarse de largo al calcular los arsenales de armas de destrucci¨®n masiva de Sadam Husein- est¨¢ abierta, y Bush lo sabe. John garantizar¨¢ que aquellos cuya misi¨®n es defender Am¨¦rica tengan la informaci¨®n necesaria para tomar las decisiones adecuadas.
Es f¨¢cil decirlo, pero dif¨ªcil hacerlo. Por ejemplo, aventura Koch, despu¨¦s de un periodo de luna de miel, no va a ser sencilla la relaci¨®n entre Negroponte y el nuevo director de la CIA, Porter Goss, empe?ado en la reforma de la agencia. Aunque los dos son unos caballeros, sus respectivas burocracias no se llevar¨¢n bien y pelear¨¢n una contra otra. Va a haber muchas turbulencias, porque esto no ha hecho nada m¨¢s que empezar. No ahora mismo, pero en cuanto concluya la luna de miel, empezar¨¢n a tirarse los platos unos a otros.
Con la CIA, adem¨¢s del memorial de errores que comparte con el FBI y que quedan en evidencia en el informe de la comisi¨®n que investig¨® el 11-S, hay un problema pol¨ªtico de fondo. El Gobierno no olvida las filtraciones durante la campa?a electoral, siempre perjudiciales para Bush, y cree que es un organismo disfuncional que hay que limpiar por completo, en palabras del senador republicano John McCain. Ex altos cargos de la agencia o dem¨®cratas como Will Marshall, presidente del Instituto de Pol¨ªtica Progresiva, creen que la reforma de Goss parece m¨¢s bien un esfuerzo para meter en cintura a una agencia rebelde que critica al Gobierno.
Opiniones aparte, lo que nadie discute es que toda la comunidad de inteligencia necesita un cambio de arriba abajo. Noel Koch cree que hay que ir la ra¨ªz: Ha habido una serie de fracasos desde hace ya mucho tiempo, de una profundidad notable. ?Por qu¨¦ no supimos ver lo que iba a ocurrir el 7 de diciembre de 1941? [ataque japon¨¦s a Pearl Harbour]. ?C¨®mo es posible que a la CIA se le pasara por alto el colapso de la Uni¨®n Sovi¨¦tica? Es rid¨ªculo. No es que se pueda pronosticar cu¨¢ndo va a ocurrir algo, pero la predicci¨®n es otra cosa, y en aquel momento hab¨ªa gente que ya pod¨ªa establecer predicciones ajustadas sobre lo que iba a pasar en la URSS. La CIA no lo hizo. ?Por qu¨¦? El problema es que estas burocracias tiene un inter¨¦s establecido en que las cosas sigan como est¨¢n. Es lo que llamamos "ideas heredadas": como las cosas siempre han sido de una manera, quiere decir que seguir¨¢n siendo as¨ª. Y eso es una falacia. Es una de las dificultades que tiene el sector de la inteligencia y la burocracia en general: ignorar el problema. Es lo que se hizo con George Tenet [ex director de la CIA]. No hay frase m¨¢s adecuada para explicarlo que la que Lyndon Johnson sol¨ªa utilizar: "Es mejor tenerle dentro de la tienda meando hacia fuera que fuera de la tienda meando hacia adentro".
Asumir responsabilidades
Koch, un veterano de Vietnam y licenciado en Ciencias Pol¨ªticas que ha comparecido con frecuencia en el Congreso para hablar de seguridad, operaciones especiales y terrorismo, insiste en que cuando han ocurrido cosas como el 11-S no hay m¨¢s remedio que asumir responsabilidades. Hay gente que tiene que pagar. Lo que no puede ser es decir: "Bueno, estos tipos hicieron lo que pudieron". La frase m¨¢s perjudicial de la pol¨ªtica norteamericana es: "Acepto por completo la responsabilidad". ?Qu¨¦ quiere decir eso? Nada, absolutamente nada. El presidente asume la total responsabilidad: maldita sea lo que quiere decir eso, no quiere decir nada. As¨ª que no se corrige nada. Nadie es responsable.
Nadie ha sido responsable de los errores relacionados con Irak en el Departamento de Defensa, y Defensa ser¨¢, en el cap¨ªtulo de inteligencia, el hueso m¨¢s duro de roer para el nuevo zar. El Pent¨¢gono controla el 80% de los 40.000 millones de d¨®lares dedicados a inteligencia (a trav¨¦s de la Agencia de Inteligencia de la Defensa, la Oficina de Reconocimiento Nacional, la Agencia de Inteligencia Geoespacial y la Agencia Nacional de Seguridad), y en los ¨²ltimos a?os ha invadido competencias tradicionales de la Agencia Central de Inteligencia en operaciones de comandos especiales en el exterior, tanto en Afganist¨¢n como en Irak. Fue el Pent¨¢gono el que moviliz¨® en oto?o al grupo de congresistas republicanos que durante dos semanas bloquearon la aprobaci¨®n de Ley de Seguridad hasta lograr un cambio importante en su redacci¨®n para mantener el control de los fondos. Pero, ?cu¨¢nto le queda a Donald Rumsfeld al frente de Defensa? Stan Crok, que conoce a Negroponte de sus tiempos en McGraw Hill, escribe en Business Week: "Hay apuestas que dicen que Rumsfeld se ir¨¢ esta primavera y algunas fuentes aseguran que esa fue la condici¨®n impuesta por Condoleezza Rice para ser secretaria de Estado. Si esto es as¨ª, a?ade Crok, el sucesor de Rumsfeld puede ser m¨¢s flexible, lo que despejar¨ªa el camino para que Negroponte pueda reorganizar el sistema , en caso de que esa sea su misi¨®n".
"El problema no es de personas", mantiene Koch, "sino de objetivos: Lo que hay que hacer es disciplinar a las respectivas agencias y ver en d¨®nde hay redundancias y se duplican las capacidades, para eliminarlas. Hay que agilizar el proceso y dejar que el director de la CIA haga su trabajo de la forma establecida por la Ley de Seguridad Nacional. Es pronto para saber si esto va a funcionar, pero me da la impresi¨®n de que el consenso en la comunidad de inteligencia es que hay grandes dudas sobre lo acertado de la decisi¨®n".
Adem¨¢s de por sus habilidades y biograf¨ªa -"eleg¨ª a John porque entiende los centros de poder en Washington y porque ha sido un consumidor de inteligencia en el pasado"-, el presidente opta por Negroponte porque le gusta m¨¢s apostar por las personas fi¨¢ndose de sus instintos que estudiar a fondo una situaci¨®n y dudar entre los m¨¦ritos de los argumentos, estilo John Kerry. Bush, que decide con m¨¢s aplomo que hace cuatro a?os, quiere a personas leales y capaces -en este orden- en los puestos clave. Negroponte, que en junio de 2004 se hizo cargo de una Administraci¨®n Provisional de la Coalici¨®n en Irak que ten¨ªa muchos m¨¢s errores que aciertos, ha dirigido con ¨¦xito la embajada mayor y m¨¢s peligrosa de EE UU y ha culminado su tarea con unas elecciones iraqu¨ªes que han sorprendido a amigos y enemigos. Y es de probada discreci¨®n y lealtad, adem¨¢s de prodigarse muy poco con la prensa (es otra ventaja para una Casa Blanca desconfiada y que cierra filas).
Fotograf¨ªa de la seguridad
El nuevo director de Inteligencia Nacional ser¨¢ el responsable de transmitir diariamente al presidente la informaci¨®n secreta con la que el ocupante del Despacho Oval comienza la jornada. El PDB (la sesi¨®n informativa diaria al presidente) sintetiza los informes clasificados m¨¢s importantes de las diferentes agencias. Hasta ahora, ense?ar la fotograf¨ªa de la seguridad nacional e internacional al presidente -de lo que pueden depender decisiones trascendentales- estaba a cargo del director de la CIA. Ahora, como inform¨® Andrew Card, jefe de gabinete de la Casa Blanca, Negroponte se reunir¨¢ con el presidente pr¨¢cticamente a diario para ayudarle con la reuni¨®n de seguridad y ser¨¢ responsable del PDB. Hay presidentes, dice -sin se?alar- Noel Koch, que no valoran el informe: Algunos dicen: "No necesito a un hombre del tiempo para que me diga cu¨¢ndo est¨¢ lloviendo. Es algo que yo mismo puedo saber". Vamos a suponer que ¨¦ste no es el caso de Bush. Pero si Negroponte es la persona que informa cada ma?ana al presidente, ?qu¨¦ garant¨ªas tiene de que las agencias que est¨¢n por debajo de ¨¦l y que compiten por recibir m¨¢s atenci¨®n le van a dar la informaci¨®n que deber¨ªan? ?C¨®mo va a saber que est¨¢ recibiendo los mejores an¨¢lisis posibles? Para llevarle de la mano por esa jungla, Negroponte contar¨¢ con su n¨²mero dos, el general Michael Hayden, director de la Agencia de Seguridad Nacional, con 45.000 empleados.
Negroponte, un hombre de Colin Powell que ha merecido elogios por su actuaci¨®n en Irak, escuchar¨¢ durante su confirmaci¨®n las alusiones a la zona de sombra de su carrera profesional. Aunque siempre ha alegado ignorancia sobre las actividades de los escuadrones de la muerte en Honduras cuando fue embajador en aquel pa¨ªs, entre 1981 y 1985, un informe del Gobierno de Tegucigalpa hecho hace 12 a?os asegur¨® que 184 personas "desaparecieron" cuando estaban detenidas. En una investigaci¨®n period¨ªstica que gan¨® un Pulitzer, publicada en The Baltimore Sun, se concluy¨® que tanto la embajada como la CIA tuvieron que estar al tanto de los asesinatos del Batall¨®n 316.
Negroponte tampoco ha aclarado nunca su papel y relaci¨®n con la Contra nicarag¨¹ense. Aunque nadie pronostica que estas cosas le vayan a suponer un obst¨¢culo serio para su confirmaci¨®n, los comentarios le acompa?ar¨¢n. The New York Times dijo, al glosar su notablemente variada y por lo general distinguida carrera, que Negroponte no ha demostrado de manera consistente un compromiso inamovible con los valores democr¨¢ticos. Pero los l¨ªderes de la comisi¨®n de investigaci¨®n del 11-S, quiz¨¢ anticipando la pauta que seguir¨¢ el Senado, celebraron el nombramiento, y tanto el republicano Thomas Kean como el dem¨®crata Lee Hamilton dijeron que el extraordinario conocimiento de pol¨ªtica exterior y de temas de inteligencia de Negroponte "le ser¨¢n muy ¨²tiles en el trabajo que ahora comienza".
Un 'halc¨®n pragm¨¢tico' de mucho vuelo
HACE UN A?O, John Dimitri Negroponte viv¨ªa en la suite del Waldorf Astoria de Nueva York que sirve como residencia al embajador estadounidense ante la ONU. Hasta hace dos semanas, su casa estaba en Bagdad; ahora ha vuelto a la capital pol¨ªticamente m¨¢s peligrosa: Washington.
Negroponte, de 65 a?os y uno de los diplom¨¢ticos estadounidenses con mayor experiencia, etiquetado como halc¨®n pragm¨¢tico, naci¨® en Londres, hijo de un acaudalado armador griego, y se cri¨® en Nueva York. Tras graduarse en Yale, empez¨® su carrera en 1960 en Hong Kong y luego fue a Vietnam. Habla, adem¨¢s del ingl¨¦s, espa?ol, franc¨¦s, griego y vietnamita.
Su mujer es brit¨¢nica y adoptaron cinco hijos cuando fue embajador en Honduras, entre 1981 y 1985.
De aquel destino arrastra la pol¨¦mica que le acompa?a: fue acusado de ignorar la acci¨®n de los escuadrones de la muerte en el pa¨ªs centroamericano, desde el que, adem¨¢s, operaba la Contra que hostigaba al sandinismo en Nicaragua.
Cuando Bush, en 2001, le nombr¨® embajador ante la ONU, el Senado tard¨® seis meses en confirmarle. Negroponte asegur¨®: "Hasta el d¨ªa de hoy, creo que en Honduras no actuaron los escuadrones de la muerte. Andr¨¦s T. Conteris, un activista de derechos humanos que irrumpi¨® a gritos en una de las sesiones, opina lo contrario: Ped¨ª a los senadores que le preguntaran sobre
el Batall¨®n 316, un escuadr¨®n de la muerte".
Entre 1960 y 1997 estuvo en ocho pa¨ªses de tres continentes -Asia, Europa e Iberoam¨¦rica- y trabaj¨® en la Casa Blanca y en el Departamento de Estado, adem¨¢s de asesorar a Henry Kissinger en las conversaciones de paz con Vietnam en Par¨ªs, en 1968.
Clinton sac¨® a Negroponte en 1993 de la Embajada en M¨¦xico y le envi¨® a Filipinas. Entre 1997 y 2001 se dedic¨® a la empresa privada, hasta su nombramiento en la ONU. All¨ª, como hombre de confianza de Powell, batall¨® en 2002 y 2003 en el pulso que no evit¨® la guerra. En junio de 2004 se convirti¨® en el primer embajador de EE UU en el nuevo Irak.
Quince agitados a?os por delante
NEGROPONTE Y SUS SUCESORES se enfrentan a un mundo que no estaba tan agitado desde 1949, cuando se form¨® el sistema de alianzas de Occidente, seg¨²n el ¨²ltimo informe del Consejo Nacional de Inteligencia, un think tank oficial que proporciona a la CIA valoraciones sobre los desaf¨ªos del futuro. La globalizaci¨®n conformar¨¢ el resto de las tendencias y la econom¨ªa mundial seguir¨¢ creciendo -en 2020 ser¨¢ un 80% mayor que en 2000-, pero sus beneficios no ser¨¢n globales; revertir¨¢n en los pa¨ªses con nuevas tecnolog¨ªas, como EE UU, Europa y tal vez China y la India. Parte de las tensiones que alterar¨¢n el horizonte geopol¨ªtico, seg¨²n este informe, vendr¨¢n de nuevas formas de identidad pol¨ªtica centradas en convicciones religiosas. El islam pol¨ªtico tendr¨¢ un impacto muy significativo; unir¨¢ etnias y grupos distintos. La llamada tercera ola de democratizaci¨®n corre el riesgo de sufrir retrocesos, sobre todo entre los pa¨ªses de la antigua URSS y del sureste de Asia. Habr¨¢ una mayor percepci¨®n de la inseguridad, con enormes convulsiones pol¨ªticas, econ¨®micas y culturales que pueden afectar a las clases medias de los pa¨ªses desarrollados. Las claves del terrorismo internacional "no muestran signos de desaparecer en los pr¨®ximos 15 a?os: creemos que, para 2020, a Al Qaeda le habr¨¢n sustituido otros grupos isl¨¢micos extremistas semejantes (...) y nuestra mayor preocupaci¨®n es que puedan conseguir agentes biol¨®gicos o, con menor probabilidad, un artefacto nuclear, que en ambos casos puedan causar v¨ªctimas de forma masiva".
El Consejo cree que EE UU mantendr¨¢ sus ventajas pol¨ªticas, econ¨®micas, militares y tecnol¨®gicas hasta 2020, es decir, s¨®lo 15 a?os m¨¢s, sin descartar alteraciones importantes en sus alianzas con Europa y Asia. Pero su econom¨ªa ser¨¢ m¨¢s vulnerable a las fluctuaciones y cada vez habr¨¢ m¨¢s pa¨ªses que, si se oponen a acciones militares de EE UU, estar¨¢n en una posici¨®n capaz de hacerle pagar un alto precio. Adem¨¢s, los arsenales de Ir¨¢n y Corea del Norte y la posibilidad de que otros pa¨ªses tengan armas de destrucci¨®n masiva incrementa el potencial coste de cualquier acci¨®n militar por parte de EE UU.
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