Buscando la muerte

Este inexistente montaje no es otra cosa que un documental poco acabado, con edici¨®n dudosa y enmarcado en una puesta en escena pedante, que trata de ser solemne, pero se queda en lo aburrido. No hay danza, s¨®lo tres pantallas alternas donde se ven fragmentadas entrevistas a personas ancianas que estuvieron en el estreno parisiense de Le jeune-homme et la morte, el 25 de junio de 1946, m¨ªtica coreograf¨ªa de Roland Petit (Villemomble, 1923) bailada por dos emergentes estrellas de entonces: Natalie Philippart (Bordeaux, 1930) y Jean Babil¨¦e (Par¨ªs, 1923). Mientras tanto, se oyen las piezas de Bach que us¨® Petit, pero no en la orquestaci¨®n de Respighi que corresponden al ballet original. Todo lo dem¨¢s son errores (como atribuir el vestuario a Karinska, que s¨®lo lo cosi¨®: era de Christian Berard) y otras preguntas: ?por qu¨¦ si est¨¢n vivos los protagonistas no se les tiene en cuenta? ?Por qu¨¦ no se visualiza nada del ballet, existiendo varias filmaciones tanto de Babil¨¦e como de otros: Nureyev, Baryshnikov, Dupond? Hab¨ªa la poes¨ªa latente que deja la gran danza, pero qued¨® todo en pretenciosa intelectualizaci¨®n, en frustraci¨®n.