D¨¦ficit exterior r¨¦cord
El autor analiza el fuerte aumento del d¨¦ficit exterior y se pregunta si, ante ese creciente desequilibrio externo de la econom¨ªa,Espa?a est¨¢ realmente perdiendo competitividad.
Desde que Espa?a ha ido liberalizando su comercio exterior y aumentando su tasa de apertura externa, que hoy es una de las m¨¢s altas de la UE, el d¨¦ficit comercial ha crecido. Dos recientes estad¨ªsticas muestran el nivel de gravedad del d¨¦ficit externo espa?ol en 2004. Por un lado, la estad¨ªstica del saldo de la balanza del comercio de bienes, que acaba de publicar Aduanas, que muestra que el d¨¦ficit comercial de bienes ha alcanzado 60.700 millones de euros, es decir, el 7,6% del PIB, r¨¦cord en la historia espa?ola, ya que ha pasado de 6.800 millones en 1986 a 60.700 en 2004. Por otro lado, las estad¨ªsticas de contabilidad nacional trimestral que acaba de publicar el Instituto Nacional de Estad¨ªstica, muestran que el d¨¦ficit de la balanza de bienes y servicios ha sido de 29.600 millones, el 3,7% del PIB, y que el d¨¦ficit por cuenta corriente de la balanza de pagos ha alcanzado el 5,7% del PIB, otro r¨¦cord hist¨®rico, ya que lo sit¨²a como el segundo en tama?o relativo despu¨¦s del de EE UU entre los primeros 20 pa¨ªses del mundo. Esto ha hecho que el 2,7% de crecimiento del PIB espa?ol en 2004 sea el resultado de una aportaci¨®n de la demanda interna del 4,4% (en la que destaca el consumo p¨²blico, que ha aportado el 0,9%) y de una aportaci¨®n negativa al crecimiento del sector exterior del 1,7%, ya que las importaciones han crecido casi el doble que las exportaciones.
Desde 1999, Espa?a ha perdido competitividad frente a los pa¨ªses de la OCDE y los del euro
Es interesante comparar este desequilibrio externo espa?ol con el de EE UU, que ha alcanzado uno por cuenta corriente del 5,9% de su PIB, puesto que sus causas son similares, ya que ambas econom¨ªas han estado creciendo por encima de sus posibilidades. EE UU ha acumulado dicho d¨¦ficit porque ha crecido en los ¨²ltimos 10 a?os (1995-2004) a una media del 3,4%, cuando su tasa de crecimiento potencial se ha situado en el 3% y porque la tasa promedio de crecimiento de su demanda interna, en el mismo periodo, ha sido del 4%, m¨¢s del doble de la media de la OCDE, lo que ha hecho que sus importaciones hayan pasado, en dicha d¨¦cada, del 10% al 15% del PIB, cinco puntos porcentuales, y que sus exportaciones se hayan estabilizado en el 10% del PIB.
Espa?a, por su parte, ha alcanzado un d¨¦ficit corriente del 5,7% porque ha crecido en ese periodo a una media del 3,3%, tambi¨¦n por encima de su crecimiento potencial del periodo, que ha sido del 2,9% y porque su demanda interna lo ha hehco a una media del 3,7%, sus importaciones han aumentado desde el 22,8% al 31% del PIB, mientras que sus exportaciones han aumentado desde el 22,6% al 27% del PIB. La diferencia principal entre los dos desequilibrios es que la demanda interna p¨²blica estadounidense ha aportado relativamente m¨¢s crecimiento al PIB que la espa?ola, que ha estado basada en mayor medida en el consumo privado, hasta este ¨²ltimo a?o, en que el consumo p¨²blico ha aumentado un 4,9%.
La primera pregunta obvia ante el creciente desequilibrio externo de la econom¨ªa espa?ola es saber si Espa?a est¨¢ realmente perdiendo competitividad. ?sta se puede medir de varias maneras, aunque ninguna es totalmente adecuada, ya que los ¨ªndices de competitividad la miden en t¨¦rminos de precio solamente y no por mayor diferenciaci¨®n del producto o por su calidad, innovaci¨®n e I+D. La manera m¨¢s usual es la que utiliza el Ministerio de Industria a trav¨¦s del ¨ªndice de tendencia de la competitividad (ITC), que mide la competitividad de los precios del comercio de mercanc¨ªas a trav¨¦s de la evoluci¨®n del ¨ªndice de tipo de cambio efectivo real ponderado por el comercio exterior con las distintas ¨¢reas geogr¨¢ficas. As¨ª, se pierde competitividad si aumenta la inflaci¨®n espa?ola m¨¢s que la de los pa¨ªses con los que comerciamos y si se aprecia el tipo de cambio nominal del euro frente al de las divisas de nuestros competidores, salvo para los que est¨¢n en el ¨¢rea euro. Este ¨ªndice muestra que, desde 1999, Espa?a ha ido perdiendo competitividad tanto respecto al conjunto de los pa¨ªses de la OCDE, un 12%, como frente a los pa¨ªses del ¨¢rea euro, un 10%.
El problema de este ¨ªndice es que utiliza la tasa de inflaci¨®n al consumo, que ha estado empujada al alza por la demanda interna, prueba de ello es que la inflaci¨®n ha aumentado en un 4% en 2003 y en un 4,4% en 2004, y que adem¨¢s incluye los impuestos indirectos, pero que tiene la ventaja de que se realiza mensualmente y que su calidad es buena y no por el diferencial entre los precios de las exportaciones y las importaciones espa?olas, ¨ªndice que est¨¢ en preparaci¨®n.Tampoco este ¨ªndice ser¨ªa perfecto, ya que los exportadores pueden estar perdiendo competitividad, pero no se refleja en sus precios, porque la est¨¢n absorbiendo reduciendo sus m¨¢rgenes.
Otra forma de medir la competitividad es a trav¨¦s de los costes laborales unitarios relativos que recogen la evoluci¨®n de los costes salariales y de la productividad. ?sta es la mejor forma de medir la competitividad en la zona euro. Dentro de ¨¦sta, aunque no hay diferencia alguna en el tipo de cambio nominal, ya que existe s¨®lo una moneda, el euro, s¨ª existen diferencias en la evoluci¨®n del tipo de cambio real, ya que la inflaci¨®n y, por tanto, los salarios, han aumentado m¨¢s en unos pa¨ªses miembros que en otros. De acuerdo con los c¨¢lculos de la Comisi¨®n Europea, los costes laborales unitarios de Espa?a han aumentado desde 1999 un 10%, un 9% en Italia e Irlanda y un 2% en Francia. Por el contrario, en Alemania han ca¨ªdo otro 10%, con lo que ahora Alemania es mucho m¨¢s competitiva dentro de la zona euro y sus niveles de costes laborales unitarios son ya inferiores a los italianos y franceses y muy cercanos a los espa?oles.
Asimismo, y l¨®gicamente, la competitividad de los pa¨ªses de la zona euro respecto a su comercio con el ¨¢rea d¨®lar tambi¨¦n ha ca¨ªdo, pero no tanto como la apreciaci¨®n del euro. El euro se ha apreciado nominalmente, desde su punto m¨¢s bajo en 2002, en cerca de un 50%, pero el tipo de cambio real del euro ponderado por el comercio bilateral y basado en los costes laborales unitarios con los pa¨ªses del ¨¢rea d¨®lar se ha apreciado s¨®lo en un 18%. Pero las diferencias son importantes entre los distintos pa¨ªses de la zona euro. El tipo de cambio real efectivo de Alemania se ha apreciado solamente un 4%; el de Francia, en un 9%; el de Italia e Irlanda, en un 17%, y el de Espa?a, en un 18%. Esto hace que Alemania sea el ¨²nico pa¨ªs del ¨¢rea euro que ha aumentado su cuota de mercado en las exportaciones mundiales en los ¨²ltimos cinco a?os. A pesar de todo, Espa?a ha logrado mantener la cuota que ten¨ªa desde 1998, que es aproximadamente del 2,20%, seg¨²n la OMC, y del 2,43%, seg¨²n el FMI, lo que es un buen resultado.
La segunda pregunta obvia es qu¨¦ hubiera pasado si Espa?a, con un d¨¦ficit por cuenta corriente de la balanza de pagos del 5,7% no fuese un pa¨ªs miembro de la Uni¨®n Europea y de la zona euro. La respuesta es relativamente f¨¢cil. Nos encontrar¨ªamos con nuestra moneda, la peseta, fuertemente devaluada, con una tasa de inflaci¨®n de m¨¢s del doble que la actual, con unos tipos de inter¨¦s a corto y largo plazo dos veces superiores a los actuales, con un d¨¦ficit presupuestario muy elevado y una deuda sobre PIB cercana al ciento por ciento. Probablemente estar¨ªamos haciendo un fuerte ajuste de la demanda interna, que nos habr¨ªa producido una recesi¨®n, ya que los elevados precios del petr¨®leo con la peseta devaluada tanto o m¨¢s que el d¨®lar y con la fuerte dependencia que tenemos de ¨¦l nos habr¨ªa producido un d¨¦ficit comercial de proporciones gigantescas, que habr¨ªa que financiar generando euros y d¨®lares a trav¨¦s de nuestras exportaciones, lo que ser¨ªa pr¨¢cticamente imposible sin aumentar nuestra deuda externa. Y luego dicen algunos que los asuntos europeos no son importantes para Espa?a y que hay que votar no o abstenerse en el refer¨¦ndum del Tratado Constitucional o no darle importancia a las elecciones al Parlamento Europeo.
Guillermo de la Dehesa es presidente del CEPR (Centre for Economic Policy Research), Londres.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.