El Ballet de la ?pera de Par¨ªs reestrena con ¨¦xito 'Sylvia'

La obra que creara el core¨®grafo norteamericano John Neumeier en 1997 como homenaje a la tradici¨®n y la escuela parisina de ballet cl¨¢sico fue reestrenada esta semana con una calurosa acogida de p¨²blico y cr¨ªtica en la nueva ?pera Bastilla, con el espa?ol Jos¨¦ Mart¨ªnez en el papel del Dios Amor, papel que borda con extraordinaria vitalidad y elegancia.

Los dise?os posmodernos del griego Yannis Kokkos aportaron una atm¨®sfera de encantamiento que hac¨ªa totalmente intemporal el argumento cl¨¢sico mitol¨®gico, con un lirismo lleno de sutil desesperaci¨®n y del esp¨ªritu tardorrom¨¢ntico que ya se encuentra en la m¨¦dula de la partitura de L¨¦o Delibes.

Tambi¨¦n se vio en escena al bailar¨ªn estrella Wilfried Romoli en un vibrante papel de Endimi¨®n, donde conserv¨® todo su potente y firme f¨ªsico, a lo que suma hoy d¨ªa la concentraci¨®n de la madurez. Neumeier, en el segundo acto hace un homenaje que llega hasta eso que podemos llamar el chic franc¨¦s, con una m¨¢gica fiesta de sensualidad y rapidez. No puede dejar de mencionarse al jovenc¨ªsimo Herv¨¦ Moreau, encarnando a Aminta, su respiraci¨®n, que es el candor eterno de la juventud y su poder de seducci¨®n; estuvo virtuoso y carnal a la vez con el arrojo temerario de la primera pasi¨®n. Es emocionante c¨®mo Neumeier rescata en el piccicato lo mejor de s¨ª mismo para preparar al p¨²blico hacia un desenlace que, como toda gran historia de amor, debe terminar mal: el bosque de Diana Cazadora y sus agresivas muchachas se vuelve m¨¢gicamente y por obra de la danza en la eterna floresta de los deseos. La orquesta de la casa, bajo la direcci¨®n de Paul Connelly, bord¨® la partitura de Delibes enriqueciendo la atm¨®sfera de contrastes y extraordinarias melod¨ªas.