El Rey, a los pies de Jes¨²s de Medinaceli
Don Juan Carlos se sum¨® a los 500.000 devotos fieles que acudieron el primer viernes de marzo a rezar ante el Cristo
En la calle hac¨ªa fr¨ªo, mucho fr¨ªo. El viento cortaba el aliento y la gente se apretujaba en las colas en busca de calor. Eran las nueve de la ma?ana, pero a las puertas de la iglesia de Jes¨²s de Medinaceli ya hab¨ªa un movimiento incesante de peregrinos, entre ellos el rey de Espa?a. Y es que existe la tradici¨®n de que Cristo es m¨¢s milagroso el primer viernes de marzo de cada a?o.
En medio del vendaval, don Juan Carlos fue recibido por el p¨¢rroco, Luis F¨¦lix, y entr¨® en la bas¨ªlica para postrarse a los pies de Jes¨²s de Medinaceli. El fervor del templo se descompuso durante unos instantes al ser descubierta su presencia. "Est¨¢ m¨¢s mayor", dec¨ªa una mujer. "Hija, es que los a?os pasan para todos", respond¨ªa otra. "No, es que est¨¢ algo m¨¢s gordo", apostillaba alguien a su lado. "Mira, parece que le duelen las piernas, como a m¨ª. Es que la artritis no distingue", conclu¨ªa el grupo.
Peregrinos de Huelva, La Rioja, Toledo, Extremadura y Segovia llegaron a la iglesia
El Rey or¨®, luego bes¨® la imagen del Cristo, y probablemente formul¨®, como todos los peregrinos, los tres deseos de los que uno se cumple, seg¨²n dicta la tradici¨®n. Hac¨ªa 10 a?os que don Juan Carlos no acud¨ªa a la cita. "A lo mejor ha pedido que la princesa Letizia tenga un beb¨¦", aventuraban algunas mujeres.
Tras cumplir con el ritual, el Rey pas¨® a saludar a la comunidad capuchina. "Qu¨¦ pena de d¨ªa, con el fr¨ªo que hace.... Qu¨¦ duro para la gente que est¨¢ en las colas", coment¨® don Juan Carlos. Los monjes y los miembros de la hermandad del Cristo le contaron c¨®mo iba la jornada. A uno de los presentes le extra?¨® que el Rey hubiera acudido solo hasta el templo, sin la compa?¨ªa de la Reina o de alg¨²n miembro de su familia. "Es que el Rey ha querido que fuera algo muy privado; o a lo mejor quer¨ªa pedir algo muy importante", explic¨® un miembro de la Casa del Rey en tono c¨®mplice.
Antes despedirse, el Monarca firm¨® en el libro de la bas¨ªlica, en el que todos los reyes espa?oles -desde Fernando VII- han estampado su r¨²brica, y en el que tambi¨¦n las infantas Elena y Cristina, y el a?o pasado los pr¨ªncipes de Asturias, todav¨ªa novios, dejaron testimonio de la visita. "Esto es lo que nos mantiene en pie", coment¨® don Juan Carlos al salir del templo y ver a la gente que aguantaba en las colas.
A Miguel Moreno, delegado de formaci¨®n de la junta de gobierno de la hermandad, no le gusta la concentraci¨®n de fieles que se da cita en el templo el primer viernes de marzo. "El Cristo es igual todo el a?o y est¨¢ aqu¨ª siempre", razona. "Pero no podemos evitar que los fieles crean que este viernes es algo m¨¢s milagroso que otros d¨ªas del a?o". Para Miguel Moreno y sus compa?eros ¨¦ste es un d¨ªa de mucho trabajo. "En la hermandad somos 1.400 y en una jornada como hoy estamos trabajando unos 150".
La hermandad se encarga de ordenar, con la ayuda de la Policia Municipal, las colas, las entradas y salidas del templo, y ayuda a todo aquel que necesite orientaci¨®n. Adem¨¢s, dos mujeres de la hermandad son las que se encargan de pasar un pa?uelo de batista blanca despu¨¦s de que cada fiel bese uno de los pies del Cristo.
"El lunes ya comenzaron a formarse la colas", cuenta Moreno. "Es gente que toma posici¨®n; pero que, por lo general, aguarda en coches y bares hasta el jueves, que es cuando verdaderamente llegan los primeros fieles", explica. Nadie se atreve a hablar abiertamente de ello, pero se dice que hasta esta tradici¨®n tambi¨¦n ha llegado la reventa y que los puestos en la fila se pueden comprar.
A las doce en punto de la noche del viernes la bas¨ªlica abri¨® sus puertas.
La primera en acceder al templo fue una mujer que aguardaba desde el 18 de febrero. Cuando se cierren las puertas del templo habr¨¢n pasado ante el Cristo unas 500.000 personas. "No acabamos hasta que ha pasado todo el mundo", explica Mario Molano, delegado de culto de la hermandad. "Nos pueden dar las tres o las cuatro de la madrugada".
Molano, entre otras tareas, controla las llegadas de los peregrinos de otras provincias. En las inmediaciones del templo los autobuses se agolpan, todos ellos con distintivos de su lugar de procedencia. Pero para que no haya dudas del origen de los grupos, muchos fieles -casi todos mujeres de m¨¢s de 50 a?os- se ponen distintivos para que quede claro su punto de origen.
Ayer hab¨ªa grupos de Huelva, La Rioja, Toledo, Extremadura, C¨¢diz y Segovia. "Vienen de casi todas las provincias, salvo de Galicia, Pa¨ªs Vasco y Catalu?a, que al menos no lo hacen de forma organizada", explica Molano.
Hasta el templo se acercan enfermos, gente que ruega por tener un puesto de trabajo, fieles agradecidos por alg¨²n deseo concedido. Son personas an¨®nimas y otras que no lo son tanto. "En el templo, durante el a?o, vemos a muchos pol¨ªticos del PP, a famosos como Miguel Bos¨¦, que ha continuado la tradici¨®n de su padre, Luis Miguel Domingu¨ªn; a otro torero, como Enrique Ponce; al cantante Raphael, y echamos de menos a Lola Flores, una de las m¨¢s habituales hasta su muerte", cuentan en la hermandad.
Ayer en las colas hab¨ªa gente an¨®nima, rostros que llevaban el dolor reflejado en la mirada. Era el caso de una abuela que, con su nieto de un a?o arropado en una manta, se acerc¨® a los pies del Cristo con l¨¢grimas en los ojos.
El preso cubano
La imagen, que recorre en procesi¨®n las calles del centro de Madrid la tarde del Viernes Santo, lleg¨® a la capital a finales del XVII, despu¨¦s de haber sido recuperada en M¨¢mora, cerca de T¨¢nger, en el norte de Marruecos, a donde, despu¨¦s de ser robada, hab¨ªa sido llevada.
Una r¨¦plica est¨¢ en Miami. Fue un ex preso cubano, un disidente, quien se encarg¨® de reproducir en aquellas tierras la tradici¨®n madrile?a.
Cuando estaba condenado a muerte en Cuba, la mujer de este preso acudi¨® a orar ante Jes¨²s de Medinaceli. Su pena fue conmutada y cuando qued¨® en libertad vino a Madrid para rezar ante el Cristo. Una vez en Miami encarg¨® la r¨¦plica y logr¨® que el p¨¢rroco de la bas¨ªlica de Madrid se desplazara hasta all¨ª para entronizar la imagen al culto.
En la bas¨ªlica se habla sin cesar de curaciones milagrosas, como la de aquel hombre que a punto de entrar en un quir¨®fano para ser operado de coraz¨®n se libr¨® de la intervenci¨®n no se sabe muy bien por qu¨¦.
La tradici¨®n, la leyenda y la fe se confunden. Pero de lo que no hay duda es de que los 500.000 fieles que suelen acudir cada viernes de marzo a Medinaceli salen del templo con rostros esperanza.
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