Maltratadas en acci¨®n
Est¨¢n saliendo del pozo y quieren sacar a otras. Un grupo de mujeres maltratadas en proceso de recuperaci¨®n ofrece apoyo a quien pida socorro. Aqu¨ª responden a las grandes preguntas: ?por qu¨¦ aguantan?, ?c¨®mo empieza el infierno?, ?se sale?
"Hoy he tomado la decisi¨®n m¨¢s dif¨ªcil de mi vida, voy a poner fin a tanto sufrimiento. Me ha costado tres a?os de ayuda psicol¨®gica, tres separaciones en las que siempre terminaba por dejarle volver y caer de nuevo en el pozo? Creo que tengo derecho, despu¨¦s de 27 a?os de infierno, a una vejez tranquila. A que mi hijo crezca sin tener al lado a alguien que le dice continuamente que no vale nada. A ponerme enferma y poder quedarme en casa a descansar, a que me quiten la matriz y no me digan que soy vieja y no sirvo para nada. Derecho a volver a ser persona?".
A O. L. se le quiebra la voz, pero sigue leyendo. Es una hoja de bloc escolar, cuadriculada, en la que esta mujer de 55 a?os, empleada del Metro de Madrid, ha escrito a mano, por las dos caras, su despedida del hombre que fue su novio y luego su marido durante los ¨²ltimos 35 a?os. Tres amigas la escuchan con los ojos h¨²medos. A todas les duele la misma herida.
La carta de O., escrita hace unos meses, forma parte de sus deberes como alumna de los talleres de terapia psicol¨®gica para mujeres que organiza la concejal¨ªa de la mujer de Rivas-Vaciamadrid, una ciudad de 35.000 habitantes en la periferia de la capital. Aqu¨ª se conocieron estas cuatro mujeres. Aqu¨ª emergieron sus historias.
Cada una acudi¨® por su cuenta pidiendo ¨¢rnica para un sufrimiento al que no le pon¨ªan nombre. ?Maltrato? ?Violencia de g¨¦nero? "No". Eso no iba con ellas. M¨¢s all¨¢ de alg¨²n empuj¨®n o rifirrafe f¨ªsico, sus parejas nunca les hab¨ªan puesto la mano encima. No ten¨ªan puntos ni fracturas en el cuerpo. Ni siquiera cardenales. Ellos s¨®lo las "humillaban", las "amenazaban", las "ignoraban", las "anulaban". Poco a poco, con la ayuda de las psic¨®logas y terapeutas del centro, se les fue "cayendo la venda" que les imped¨ªa ver que encajaban "como un guante" en el perfil de v¨ªctimas de maltrato psicol¨®gico. Con esa certeza ¨ªntima, el siguiente paso -"de gigante"- fue separarse -como O.- de sus maltratadores. No se pararon ah¨ª. Pasaron a la acci¨®n.
Hace un a?o, ¨¦stas y otras mujeres maltratadas de Rivas decidieron unir fuerzas para apoyarse mutuamente y a quien, como ellas, emprenden el "largo y dif¨ªcil" proceso de recuperaci¨®n emocional de las v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero. Su nombre, Asociaci¨®n de Mujeres en Lucha contra los Malos Tratos Andrea R. Gonz¨¢lez, es un tributo a una vecina sin voz. Ten¨ªa siete a?os cuando fue asesinada. La mat¨® de dos tiros su padre, Felipe Rasc¨®n, antes de suicidarse, el 24 de abril de 2003. Sobre ¨¦l pesaban 46 denuncias de maltrato de su ex esposa y madre de la ni?a, ?ngela Gonz¨¢lez.
Cerca del colegio de Andrea, en el min¨²sculo despacho de la asociaci¨®n, O. acaba su lectura. Las l¨¢grimas de todas se han secado. O. L., C. G. (de 52 a?os, dos hijos, empleada de comercio), R. P. (de 52 a?os, dos hijos, administrativa) y Ch. O. (de 33 a?os, ingeniera industrial) han aceptado la invitaci¨®n. Dar la cara (que se ha velado en las fotograf¨ªas por motivos de seguridad) y reflexionar en p¨²blico sobre sus sentimientos, sus emociones, sus contradicciones. En su charla, sincera y generosa, responden a algunas de las preguntas que se hacen, perplejos, muchos hombres y mujeres ajenos al complejo entramado que tejen entre s¨ª los protagonistas de la violencia dom¨¦stica.
Tienen sus motivos. "Queremos salir a la luz. No estamos curadas del todo. Pero hemos asumido nuestra condici¨®n de maltratadas. No tenemos de qu¨¦ avergonzarnos. Somos mujeres reales, y quiz¨¢ podemos ayudar a otras porque sabemos lo que est¨¢n pasando. Adem¨¢s, hacer esto y encima contarlo es una peque?a venganza contra los maltratadores. Que vean que hay vida sin ellos, que no se acaba el mundo". Alguien rompe el hielo. Despu¨¦s no callan.
-Yo nunca ped¨ª socorro como maltratada. No sab¨ªa lo que me pasaba. Me encontraba muy mal, deseando morir, sin esperanza. Lo encontr¨¦ muy peligroso. Tengo dos hijos y pens¨¦ que necesitaba ayuda para seguir adelante.
-Yo vine porque no pod¨ªa m¨¢s con mi vida. Mi hijo es mayor. Pero yo no aguantaba estar en casa. Le cambiaba el turno a mis compa?eros para trabajar el fin de semana y no tener que estar todo el d¨ªa con mi marido, porque me destrozaba.
-Es que t¨² no sabes que lo que te est¨¢n haciendo es maltrato hasta que no lo ves escrito en los libros. Hasta que no te lo hacen ver. Ellos te culpabilizan de tal forma que te crees que eres t¨² la que provoca su ira. Crees que algo falla en ti.
-Adem¨¢s, hace dos o tres a?os no se o¨ªa ni hablar de maltrato psicol¨®gico en los medios de comunicaci¨®n. S¨®lo de asesinatos, de palizas, de apu?alamientos. Yo no ten¨ªa ni idea de que lo que me estaba ocurriendo era eso.
-Yo llevaba a?os mal, intentando salvar la familia. No s¨®lo por mis hijos; tambi¨¦n por m¨ª, porque quer¨ªa a mi marido. Pero haces un esfuerzo tan sumamente grande que te vas estrellando como contra una pared una vez y otra. Y rebotas, y vuelves a rebotar, y llega un momento en que ese rebote te machaca y piensas: a m¨ª me pasa algo, me estoy volviendo loca y no soy capaz ni de verlo, ni de solucionarlo. Entonces ped¨ª ayuda.
-Cuando descubres que eres una mujer maltratada sientes una mezcla de alivio, rabia y dolor. Te invade el alivio de ver que no est¨¢s loca, ni sola; que esto tiene un nombre, y que le pasa a mucha gente. Pero tambi¨¦n te llevas el mazazo de saber que no es culpa tuya, que ese al que has querido tanto te ha hecho da?o adrede.
-A m¨ª se me cay¨® el mundo encima. Siempre me han dicho que soy una mujer fuerte, con car¨¢cter, que lucha por sus derechos. Soy sindicalista, he ido de feminista por la vida, he trabajado siempre. Y pensaba que esto no me pod¨ªa pasar a m¨ª. Cuando por fin te enteras, ni siquiera entonces le echas la culpa a ¨¦l. Piensas: qu¨¦ me pasa, qu¨¦ es lo que me falta o me sobra para no haber tenido ¨¦xito con mi pareja, y, sobre todo, c¨®mo es que no lo he visto antes, c¨®mo he permitido que me pase esto.
-Es que tambi¨¦n hay cosas buenas en tu pareja. Muy buenas. Por eso te cuesta tanto separarte. Al principio suelen ser maravillosos, atentos, generosos, perfectos caballeros. Y luego lo siguen siendo, con todo el mundo menos contigo.
-Si ni siquiera te sientes maltratada, si crees que todo es culpa tuya, ?c¨®mo vas a denunciar? Para que una mujer denuncie, su situaci¨®n tiene que ser terrible, de ver en riesgo su vida. Porque tiendes a lo contrario. Siempre le disculpas. Contigo misma, s¨ª, pero tambi¨¦n con los dem¨¢s. Yo le encubr¨ªa; le ocultaba a la gente que me controlaba el dinero, que me robaba, que me romp¨ªa las tarjetas de cr¨¦dito?
-Yo era la que pagaba la letra de la casa con mi sueldo, y le ten¨ªa que pedir dinero para comprar, como si fuera una limosna. Me saqu¨¦ el carn¨¦ y jam¨¢s me dej¨® conducir el coche. Yo trabajaba, yo pagaba, pero ¨¦l mandaba.
-El maltrato no es algo que suceda de un d¨ªa para otro. Es un proceso largo en el que te humillan, te ignoran, te desprecian, te anulan. Te van quitando la autoestima de tal forma que llega un momento en el que no te sorprende que te den un bofet¨®n. No es mi caso, pero lo entiendo. Muchas dicen que no aguantar¨ªan que les dieran una torta; pero es que cuando te la dan ya te lo han quitado todo. Un hombre no te maltrata si no puede, y antes de hacerlo se las ingenia para poder.
-Primero se asegura de tenerte pillada, y cuando se siente seguro empieza el maltrato. Te sorprende tanto que no das cr¨¦dito, o no le das importancia. Le vas disculpando, y entonces se va creciendo hasta que te anula.
-S¨ª, van a m¨¢s. Al principio se justifican, "es que me has provocado", "es que he tenido un mal d¨ªa"; luego, ni eso. Nunca reconocen que son maltratadores.
-El m¨ªo, cada vez que sal¨ªa el tema de la violencia de g¨¦nero en la tele cambiaba de canal blasfemando.
-El maltrato es de todo tipo. Imag¨ªnate que est¨¢s comiendo con su familia, en un cumplea?os, y se te ocurre expresar tu opini¨®n sobre el hambre en el mundo, por ejemplo. Inmediatamente te lanzaba una mirada furibunda y un "?puta ignorancia!" que resonaba en toda la mesa. Eso, en p¨²blico. Ya te pod¨ªas preparar para lo que se te ven¨ªa encima en casa.
-Todo pasa de puertas adentro; fuera, eres la pareja feliz. Todo lo m¨¢s, te castiga. Al principio no sabes lo que pasa, qu¨¦ has hecho, en qu¨¦ le has ofendido. Pero luego ves que te est¨¢ castigando por haber hablado, por tomar la iniciativa, por respirar. Se establece una especie de c¨®digo ¨ªntimo que s¨®lo entiendes t¨² y ¨¦l. T¨² sabes que le has enfadado y ¨¦l sabe que t¨² lo sabes.
-Los insultos duelen siempre. Pero para m¨ª era mucho m¨¢s doloroso estar hablando y que se diera la vuelta. Ese desprecio absoluto de que te hagan ver que no eres nada. No significas nada. No vales ni para mirarte a la cara, no mereces ni que te insulte. Ese castigarte con el silencio me mortificaba mucho m¨¢s que sus peores insultos.
-Es una cosa tan habitual que ya ni lo ves. Lo invisibilizas. El dolor es tan grande que te pones una pantalla como autodefensa. Yo hay cosas dur¨ªsimas que no recuerdo. Tengo que hacer un esfuerzo enorme para reconstruir c¨®mo empez¨® una bronca que acab¨® en meses de infierno. Adem¨¢s, ellos lo niegan todo, "yo no dije eso", "yo no hice aquello". Te vuelves loca.
-?Que por qu¨¦ no te separas? La primera que no quiere eres t¨². En mi caso, y en el de todas nosotras, no hab¨ªa dependencia econ¨®mica, pero s¨ª un enganche emocional muy fuerte. Llevas toda la vida con ¨¦l, hay hijos, romper no es f¨¢cil. Te tragas todo sola para que los dem¨¢s no sufran, para evitar problemas, a ti la primera. Quiz¨¢ sea cobard¨ªa. Proteges su imagen y tambi¨¦n la tuya, esa foto de familia feliz. Si t¨² eres la primera que le enmascaras, ?c¨®mo te van a creer luego? Pero es cierto que eso no lo explica todo. Tienes como una adicci¨®n hacia ¨¦l.
-Puede, pero desde luego no se trata de nada sexual. Los desprecios son tan grandes y sufres tanto que eso es lo ¨²ltimo que te apetece.
-Al principio pod¨ªa servir para apaciguar las cosas; luego, ni eso.
-Sin embargo, yo comprendo a esas mujeres que aceptan mantener vis a vis con sus maltratadores en la c¨¢rcel. No hace falta que ¨¦l se lo suplique. Deben de estar tan machacadas y enganchadas que hasta le echan de menos. Y encima piensan que est¨¢n en la c¨¢rcel por ellas, y que eso es lo ¨²nico que pueden hacer para que se sientan mejor.
-Es que la memoria es muy selectiva. Te acuerdas s¨®lo de lo bueno. Ahora, digamos que estamos pasando el mono. Y es dif¨ªcil, porque te sigue acosando. Te promete el oro y el moro. Est¨¢s m¨¢s fuerte para decir no, pero sigues luchando contra ti misma y sufres much¨ªsimo. Yo puedo parecer muy fuerte, pero los consejos que doy no me sirven para m¨ª misma. ?sta es una convalecencia larga, puede haber reca¨ªdas, y es un error querer curarse r¨¢pido.
-Yo, por suerte, no tuve hijos con ¨¦l. S¨¦ que soy joven y que tengo todo el futuro por delante, pero confieso que no he superado esta historia. No estoy bien. Mira, estoy temblando. No puedo ni sentir. Necesito estar m¨¢s fuerte.
-Es importante estar curada del todo antes de plantearte una nueva relaci¨®n. Si no, corres el peligro de blindarte el coraz¨®n. O al rev¨¦s, de quedarte con el primero que pase por delante y volver a caer en algo parecido.
-S¨ª. Yo he tenido tres parejas, y en los tres casos he sido v¨ªctima de malos tratos. Me doy cuenta ahora. Quiz¨¢ es que llegas a tener la autoestima tan baja que no es que vayas buscando ese tipo de hombres, pero eres m¨¢s vulnerable hacia ellos que otras mujeres m¨¢s fuertes y seguras. A m¨ª, desde luego, no me quedan ganas de intentarlo con nadie.
-Yo creo que jam¨¢s me podr¨¦ volver a enamorar.
-Yo no me cierro a relaciones ocasionales. De hecho, me ha quedado un terror horrible a la soledad f¨ªsica, a estar sola en una habitaci¨®n. Pero el amor es otra cosa.
-Te vuelves m¨¢s dura. La inocencia que ten¨ªas antes en tu relaci¨®n con los hombres, con cualquier hombre, no la vuelves a tener. Est¨¢s muy sensibilizada. Te blindas. Pones una barrera para autoprotegerte y puedes ser injusta con otras personas.
-Por eso hay que empezar por volver a valorarte a ti misma. Eso es lo que hacemos en la asociaci¨®n. Recibimos a las mujeres que piden ayuda, las escuchamos, las acompa?amos a denunciar, si quieren, o al juicio de maltrato. Pero tambi¨¦n salimos con ellas al cine, a cenar, a tomar un caf¨¦. Dejamos el m¨®vil abierto para charlar. Les damos apoyo afectivo y moral, porque muchas se quedan perdidas en el mundo cuando deciden tirar hacia delante.
-A veces me preguntan por qu¨¦ yo, con 33 a?os, me he enganchado con este grupo de se?oras que podr¨ªan ser mis madres, hasta el punto de salir a tomar ca?as con ellas. Es muy f¨¢cil. Muchos de mis amigos no me entienden, le disculpan a ¨¦l, dicen que es una historia entre ¨¦l y yo, se desentienden, no quieren malos rollos. Cuando llegu¨¦ aqu¨ª me sent¨ª comprendida. Ellas hablan mi idioma.
![O. L. lee su carta de despedida de su marido, del que ha decidido separarse "tras 27 a?os de infierno". Sus amigas escuchan. Aunque todas estaban dispuestas a dar la cara, se ha procedido a velar sus rostros y dar s¨®lo sus iniciales por seguridad.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/AP3RMMMQRHGPJ54RAUUEE65D2M.jpg?auth=cb649ca49ee081a00b28aa4b735471123ed8804c82e47f71a2e8e7833b45bc8c&width=414)
Se?ales de alarma
?Controla continuamente tu tiempo? ?Te acusa de ser infiel y coquetear? ?Controla tus gastos y te obliga a rendir cuentas? ?Te humilla frente a los dem¨¢s? ?Te desautoriza habitualmente delante de los hijos? ?stas son cinco de las 15 preguntas de un denominado Test de advertencia publicado por la concejal¨ªa de la mujer de Rivas-Vaciamadrid para facilitar la detecci¨®n de posibles casos de malos tratos psicol¨®gicos. Las cuatro protagonistas de este reportaje lo cumplimentaron cuando acudieron all¨ª en busca de ayuda. "De 15 casillas, tachabas 25", bromea, a pesar de todo, una de ellas. Pero necesitaron verlo escrito para tomar conciencia de que eso era lo que les estaba sucediendo.
Cuando ven el caso de una nueva v¨ªctima mortal de la violencia de g¨¦nero, las integrantes de la Asociaci¨®n de Mujeres en Lucha contra los Malos Tratos piensan "en el proceso previo de a?os de infierno psicol¨®gico que habr¨¢ tenido que soportar esa mujer". "Creo que, de no haber roto, yo pod¨ªa haber acabado as¨ª", admite Ch. O., de 33 a?os. Sin llegar a eso, una de sus compa?eras, de 52, cree que, de no haber recibido ayuda psicol¨®gica, "seguir¨ªa como estaba, sometida a maltrato psicol¨®gico continuo sin saberlo; sufriendo y encima sinti¨¦ndome culpable".
Por eso, estas mujeres animan a "no permitir" siquiera que empiecen calvarios como los que ellas han pasado. "No se trata de estar siempre en guardia. Pero esos 'no te pongas esa falda tan corta' o 'no vayas a la cena de Navidad con tus amigos' que escuchas en algunas parejas ya desde los institutos deber¨ªan ser motivos de alerta".
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![Luz S¨¢nchez-Mellado](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F8fa6d141-6327-4b3a-ba1c-06d47dfc5fb2.jpg?auth=83e5f118677c09bcd05b5e7c3bd2bd322707e7e9095295e6017bde16d9ee2d96&width=100&height=100&smart=true)