El proceso m¨¢s largo
Las diligencias del 'caso Promocisa', pendiente de sentencia, han batido todos los r¨¦cords de lentitud y burocracia judicial
"?Y qui¨¦nes son esas personas vestidas de negro?" La pregunta la formul¨® Josefa Polo, de casi 85 a?os y enferma de Alzeimer, y se la dirigi¨® a la m¨¦dico forense que, a petici¨®n del tribunal, la examinaba para ver si estaba en condiciones de declarar. Polo, junto a otras tres personas, se sent¨® en el banquillo acusada de la megaestafa inmobiliaria del caso Promocisa.
Este esc¨¢ndalo, cuyo juicio ha quedado visto para sentencia esta semana, ha batido varios r¨¦cord. Es el proceso judicial con m¨¢s damnificados (unos 2.000) que m¨¢s ha durado en la reciente historia de Espa?a: la vista oral, el juicio en s¨ª, ha durado 10 meses (empez¨® en mayo del a?o pasado); y desde que un juez se hizo cargo del asunto y hasta que se ha celebrado el juicio han pasado 25 a?os. Y el proceso a¨²n no ha terminado, puesto que falta que se dicte la sentencia. Y, tanto si es o no condenatoria, lo previsible es que haya recursos ante el Supremo.
Para la Secci¨®n S¨¦ptima de la Audiencia de Madrid no ha sido f¨¢cil localizar, despu¨¦s de tantos a?os, a los afectados. En este largo camino han muerto damnificados e incluso un acusado. Y aunque eran 2.000 las personas estafadas, s¨®lo han testificado ante el tribunal 738. Son o eran personas, muchas parejas a punto de casarse, que en la ¨¦poca del desarrollismo espa?ol (finales de los sesenta y comienzos de los setenta) invirtieron sus ahorros (entre 1 y 3 millones de pesetas de las de entonces) en la compra de un piso en el extrarradio de Madrid. Dieron el dinero a la otrora afamada inmobiliara Promocisa sin pensar que ¨¦sta pod¨ªa irse a la quiebra.
Pasados 30 a?os del inicio de la estafa, el fiscal del caso, Pedro Mart¨ªnez, ha decidido mantener las acusaciones, aunque ha rebajado las penas. Entiende que ha habido "dilaciones indebidas" y ha reducido a un m¨¢ximo de tres los siete a?os de c¨¢rcel que inicialmente ped¨ªa para algunos acusados. Para Polo, ateniendo a su enfermedad y edad, pide un a?o de prisi¨®n, que, obviamente, no tendr¨ªa que cumplir aunque fuese penada. Los otros acusados son Luis Constatino, Luis B¨¦jar y Jos¨¦ Arias. Los acusados, junto a otro ya fallecido, se dedicaban a la promoci¨®n y construcci¨®n de viviendas, locales comerciales y garajes. En 1972 constituyeron Promocisa y a comienzos de 1976 decidieron levantar casi 2.000 casas: las Urbanizaciones parque de La Coru?a, en Collado Villalba; parque de Estoril II y III, en M¨®stoles, y parque de Catalu?a, en Torrej¨®n.
Seg¨²n el escrito definitivo del fiscal, los acusados "de com¨²n acuerdo y con id¨¦ntico y desmedido ¨¢nimo de lucro" ofertaron "en condiciones econ¨®micas aparentemente muy ventajosas, la venta de viviendas, garajes, cuartos trasteros y locales comerciales" en los citados muncipios. Proyecto que anunciaron "antes de iniciarse las edificaciones y sin realizar estudios econ¨®micos sobre su viabilidad, aun siendo conscientes de que ten¨ªan serios problemas de liquidez". Luego, crearon supuestas cuentas especiales para hacer creer a los compradores que recuperar¨ªan su dinero si algo fallaba. Pero lo cierto es que, y ellos lo sab¨ªan, ninguna de las cuentas "ten¨ªa el car¨¢cter de especial" a los efectos de lo previsto en la Ley de 27 de Julio de 1.968, que exige que el dinero que se adelante para casas ha de estar avalado y en una cuenta especial y no se puede disponer de ¨¦l salvo para hacer las viviendas. Pero los acusados dispusieron sin l¨ªmite del dinero y no lo invirtieron en poner los ladrillos, sino en pagar trampas anteriores.
El tambi¨¦n acusado Jos¨¦ Ar¨ªas, director de la Agencia 25 del Banco Central, coadyuv¨® al enga?o, seg¨²n el fiscal, ya que, como director, conoc¨ªa que tales cuentas no ten¨ªan el car¨¢cter de "especiales" y dej¨® a los directivos de Promocisa disponer "sin ning¨²n tipo de limitaci¨®n" del dinero. Los acusados actuaron entre 1976 y 1979, aun cuando eran conscientes de que no pod¨ªan hacer frente a los compromisos asumidos con las familias que les hab¨ªan adelantado el dinero. Sacaban el dinero del banco pero no hac¨ªan las casas, y pospon¨ªan la fecha de entrega de las mismas. De esta forma, la pelota se hizo cada vez m¨¢s grande y cerca de 2.000 familias terminaron sin sus ahorros. Al ver que no se hac¨ªan las casas, los compradores decidieron en 1980 no pagar m¨¢s las letras. Lleg¨® el esc¨¢ndalo y Promocisa opt¨® por cederles su patrimonio, s¨®lo terrenos.
El Consejo de Ministros tuvo que intervenir, los afectados crearon una cooperativa y a la postre, en muchos casos, se vieron forzados a pedir dinero a los bancos para poder conseguir una vivienda. Simult¨¢neamente, comenzaron a llover denuncias contra Promocisa. Aunque durante dos a?os hubo un juez especial para el caso, la causa ha sufrido despu¨¦s innumerables e injustificados retrasos. El fiscal quiere, pese a los a?os transcurridos, que los damnificados recuperen el m¨¢ximo dinero posible. De momento, hay propiedades de los acusados localizadas, pero no ser¨¢n suficientes, si es que hay condena, ni siquiera para pagar los intereses.
Los abogados de los acusados en el caso Promocisa sostienen que la constructora intent¨® cumplir sus obligaciones hasta el final, pero que fue la inflaci¨®n galopante lo que les impidi¨® continuar con el proyecto y que por ello entreg¨® todo su patrimonio para resarcir a los afectados.
En sus conclusiones, el fiscal se?al¨® que esta estafa se produce coincidiendo con el desarrollismo de principios de los a?os sesenta y en un momento de una fuerte inmigraci¨®n del campo a la ciudad con las consiguientes necesidad de viviendas para muchas familias asalariadas. En este contexto, fueron muchas las empresas constructoras que surgieron atra¨ªdas por las expectativas del negocio, y tambi¨¦n fueron muchos los fraudes y enga?os.
Seg¨²n el fiscal, los acusados ofertaron las promociones a unos precios muy competitivos en relaci¨®n calidad/precio, por debajo del precio medio del mercado, lo que hizo que las promociones se vendieran r¨¢pidamente.
Los acusados, seg¨²n el fiscal, dedicaron gran parte de sus ingresos (los que adelantaban los compradores de la casas) para adquirir terrenos buscando un lucro futuro, pero eso disminuy¨® sus activos, la inflaci¨®n agrav¨® la situaci¨®n y les gener¨® serios problemas de liquidez.
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