Un refugio para aprender
La Fundaci¨®n Balia ofrece apoyo en los estudios y procura una integraci¨®n adecuada a chavales con riesgo de exclusi¨®n
Ver por la calle a ni?os de no m¨¢s de ocho a?os con una llave colgada de una cinta al cuello empieza a convertirse en algo habitual en muchas zonas de las grandes ciudades. La presi¨®n del horario laboral que sufren sus padres es demasiado intensa. Aunque quieran, no tienen tiempo material para atender a sus hijos y a menudo tampoco saben c¨®mo ayudarles en los estudios. Y la consecuencia es que estos chavales pasan demasiado tiempo solos despu¨¦s de la escuela. En el parque, esperando a que sus padres les recojan despu¨¦s de jornadas de trabajo que parecen no terminar nunca. En la casa de la vecina o solos, delante del televisor.
?sta era la situaci¨®n en el a?o 2000 de algunas familias del barrio madrile?o de Tetu¨¢n cuando tres mujeres -Ana Varela, Teresa Rodr¨ªguez Herv¨¢s y Mar¨ªa Entrecanales- se sentaron a hablar y decidieron crear un proyecto de apoyo a la infancia. "En Tetu¨¢n conviv¨ªan tres colectivos: personas mayores, inmigrantes y familias espa?olas muy desestructuradas que sufr¨ªan las secuelas de las drogas. Pensamos que era un buen lugar para empezar, as¨ª que hablamos con los servicios sociales de la zona, con las asociaciones del barrio y con centros de atenci¨®n a la infancia y decidimos que el proyecto naciera aqu¨ª", cuenta Ana Varela.
Bautizaron la iniciativa con el nombre Fundaci¨®n Balia (que en s¨¢nscrito significa proceso de desarrollo). Hoy esta asociaci¨®n humanitaria, sin confesi¨®n pol¨ªtica ni religiosa, que tiene una finalidad tanto asistencial como educativa, imparte programas a unos 150 ni?os, la mitad de ellos inmigrantes. El reto: trabajar con chavales y j¨®venes con riesgo de exclusi¨®n social con el objetivo de facilitarles una integraci¨®n adecuada en la sociedad que fomente su tolerancia con personas de diferentes culturas y prevenga posibles conductas antisociales, marginales y racistas.
Desde que la idea fragu¨®, la Fundaci¨®n Balia ha abierto tres centros en total, todo ellos en Madrid. Dos est¨¢n destinados a menores de 3 a 17 a?os en Tetu¨¢n y La Latina. El tercero, que est¨¢ tambi¨¦n en Tetu¨¢n, se ha montado en colaboraci¨®n con la Fundaci¨®n Esplai y la Fundaci¨®n Vodafone con el objetivo de combatir la brecha digital entre personas del barrio que no tienen oportunidad de acceder a las nuevas tecnolog¨ªas, bien porque nadie les ense?a o bien por no contar con infraestructura para hacerlo.
Servicios sociales
El 80% de los ni?os que asisten a los dos centros para menores est¨¢n all¨ª por recomendaci¨®n de los servicios sociales. Llegan a partir de las cuatro de la tarde -no m¨¢s de 60 chicos al d¨ªa por centro- y lo primero que hacen es merendar. Despu¨¦s se dividen en grupos y hacen tareas escolares. Los peque?os refuerzan la lectura, escritura y los n¨²meros, y los mayores se ponen al d¨ªa con los deberes, siempre bajo la mirada atenta de alg¨²n profesional, todos ellos psic¨®logos y educadores sociales. Los ¨²ltimos en marcharse a su casa lo hacen a las ocho de la tarde.
En las aulas de estudio de los adolescentes llama la atenci¨®n que no se oye ni una mosca. "Mi hijo era muy cabez¨®n con los deberes, y aqu¨ª ha aprendido mucho. A m¨ª me da mucha seguridad que venga a este centro y no que est¨¦ por la calle", cuenta Emilia, madre de un ni?o del centro de 9 a?os y t¨ªa de otro de 10. En una de las aulas, ni?os de 7 y 8 a?os corretean por una de las salas, mientras otros aprenden a hacer figuritas con masa de harina, agua y sal. Tanto los profesionales del centro de Tetu¨¢n como del de La Latina se ponen en contacto, tres veces al a?o, con los colegios a los que asisten los ni?os a los que atienden. "Es una manera de coordinarnos con sus profesores, de saber en qu¨¦ est¨¢n fallando y en qu¨¦ les podemos ayudar a mejorar", se?ala una de las educadoras sociales de Balia.
Cada trimestre, el equipo de esta fundaci¨®n elabora una serie de ejes tem¨¢ticos para tratar durante ese tiempo. Desde la higiene a la salud, pasando por los buenos h¨¢bitos, la convivencia o la interculturalidad. Se desarrollan adem¨¢s diferentes talleres donde los ni?os aprenden a hacer manualidades, a transformar los alimentos (hay cocina con todo lujo de detalles en los centros), a conocer el medio ambiente, a mejorar la lectura y escritura. Estos profesionales saben que el fracaso escolar es una de las v¨ªas mas directas hacia la marginaci¨®n. Y los resultados est¨¢n ah¨ª: en este tiempo, ni?os que llegaron al centro herm¨¦ticamente cerrados se muestran m¨¢s abiertos. Muchos han mejorado sus resultados acad¨¦micos y otros se han vuelto menos agresivos. "Nuestra intenci¨®n es ser un complemento de sus familias. Aqu¨ª no se les juzga y ellos se expresan libremente. Se sienten apreciados, valorados y queridos y sienten como suyo el centro", asegura Ana Varela. (www.fundacionbalia.org. 91 570 55 19).
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