Una querella que hac¨ªa agua

La querella de CiU contra el presidente de la Generalitat de Catalu?a cuya retirada anunci¨® ayer Artur Mas ten¨ªa muy poco recorrido. Tan poco, que el primer abogado penalista al que consultaron los dirigentes nacionalistas, Xavier Melero, desaconsej¨® su presentaci¨®n. "Ser¨ªa una locura", les vino a decir. Ante la insistencia, los letrados Pablo Molins y Juan C¨®rdoba acabaron redactando un texto en el que nunca depositaron esperanzas y que, adem¨¢s, firmaba el n¨²mero tres de la coalici¨®n, Xavier Trias. Y es que acusar de un delito de injurias y calumnias graves con publicidad a Pasqual Maragall, al consejero Joaquim Nadal y a un diputado de ERC por unas declaraciones realizadas en el ejercicio de sus funciones parlamentarias parece poco menos que un intento de matar moscas a ca?onazos. Lo dicen no s¨®lo los juristas, sino el propio Estatuto de Autonom¨ªa de Catalu?a en su art¨ªculo 31.2 al reconocer la inviolabilidad de los diputados.

Pero mientras no se produzca la retirada formal, la justicia sigue sus ritmos y la Sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a empez¨® a deliberar ayer sobre un borrador que present¨® el ponente, Guillem Vidal. Se trata de un tribunal de diversas sensibilidades, pero parece ser que hubo coincidencia, con matices, en rechazar la admisi¨®n de la querella. Si CiU tarda lo mismo en retirarla como hizo en formalizarla desde que lo anunci¨® podr¨ªa encontrarse con un auto judicial sonrojante. Posiblemente por eso, los abogados comunicaron que hoy desistir¨ªan y eso obligar¨¢ al tribunal a dictar un auto de archivo.

Y perdida la primera batalla judicial por rendici¨®n en apenas unos d¨ªas -hoy hace una semana que se present¨® la querella-, ahora CiU tiene mucho que perder y nada que ganar en el frente que abri¨® hace 15 d¨ªas el fiscal jefe de Catalu?a, Jos¨¦ Mar¨ªa Mena. T¨¦cnicamente se denominan "diligencias preprocesales" y es una f¨®rmula que permite a la fiscal¨ªa deshacerse del estrecho cors¨¦ que se le coloc¨® en 2003, con la reforma de su estatuto org¨¢nico, al limitar a seis meses la duraci¨®n de las diligencias de investigaci¨®n y obligar a comunic¨¢rselo "al sospechoso". Resulta curioso recordar que esa reforma fue propiciada por el entonces diputado democristiano Manuel Silva y que la modificaci¨®n de otro art¨ªculo sirvi¨® tambi¨¦n para acabar con el entonces fiscal jefe de la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n, Carlos Jim¨¦nez Villarejo, instructor del caso Banca Catalana junto con Mena hace ya dos d¨¦cadas.

Con la f¨®rmula elegida ahora y prevista en el art¨ªculo 5 del estatuto de la fiscal¨ªa, los dos fiscales designados por Mena pueden investigar si hubo cobro de comisiones sin limitaci¨®n de tiempo y con m¨¢s discreci¨®n. Cuando se abrieron las diligencias, los investigadores reconoc¨ªan que ten¨ªan el supuesto ¨¢lbum de la corrupci¨®n, pero que les faltaban los cromos. En los ¨²ltimos d¨ªas ya han empezado a llegar y la fiscal¨ªa conf¨ªa en reunir parte de la colecci¨®n. No tienen excesiva prisa. Al fiscal Mena le faltan casi dos a?os para jubilarse.