Cuando ha pasado un a?o del 11-M
Ya hace un a?o del terror que se vivi¨® en la estaci¨®n de Atocha, donde la locura de unos radicales terroristas destroz¨® muchas vidas, muchas ilusiones, mucha inocencia de personas que no pod¨ªan imaginar que les tocara sufrir un atentado de tan enormes dimensiones en su propia carne.
Era un d¨ªa soleado en el que la inminente primavera empezaba a despertar y a llenar todos los corazones. Aquella ma?ana unos individuos hab¨ªan repartido por diferentes vagones de tren unas mochilas cargadas de explosivos que detonar¨ªan cuando un m¨®vil diera la se?al. Todo estaba bien calculado para que afectara al mayor n¨²mero de personas posible; no importaban la procedencia, la edad, el sexo, las ideolog¨ªas..., s¨®lo era trascendente el n¨²mero.
Cuerpos rotos, vidas rotas, familias rotas, sue?os rotos. Adi¨®s equilibrio psicol¨®gico, adi¨®s a miles de sonrisas, adi¨®s hermanos nuestros.
No queremos olvidar. No podemos olvidar. No debemos olvidar.- Mar¨ªa Concepci¨®n Tienda Garc¨ªa. Sabadell, Barcelona.
A diario he de cruzarme con familiares de las v¨ªctimas del 11-M. Con la se?ora Amalia y su nieto de corta edad, que perdieron a su hija y a su mam¨¢; antes siempre la esperaban los dos en la placita de la calle de Zazuar, a su llegada del trabajo.
Con Jos¨¦ (el guarda de mi garaje) a veces me cruzo haciendo footing en el cerro Almod¨®var; perdi¨® a su esposa ese d¨ªa y, mientras corro, considero cu¨¢nta fortaleza no ha de tener para superar esa p¨¦rdida.
Con los padres y hermano de ?lvaro, amigo de mi hijo desde los cuatro a?itos en el colegio Zazuar, y que le arrebataron sus 18 a?os en la estaci¨®n de El Pozo. Y as¨ª tantos con sus mismas tristezas.
Si a nuestra sociedad le consuela tener un d¨ªa al a?o para recordar y dolerse por lo sucedido el 11-M, ello no ha de presuponer que nuestros dirigentes pol¨ªticos tomen decisiones por encima de la voluntad de quienes, pr¨¢cticamente olvidados por casi todos durante casi todo el a?o, tendr¨¢n que sobrellevar solos su profunda tristeza por el resto de su vida. Es hacia ellos donde se ha de dirigir nuestra atenci¨®n y profundo respeto.- Pedro Hern¨¢ndez Cantarero. Madrid.
Yo no estuve en Atocha ese d¨ªa, ni en Santa Eugenia o El Pozo; tampoco iba en ninguno de aquellos trenes. S¨®lo fui una de esas personas que se quedaron petrificadas con las noticias que nos anunciaban por megafon¨ªa. "Necesito salir a la calle", "Tengo que llamar", dec¨ªan algunos. Otros simplemente se quedaban parados, ausentes. A¨²n nadie sab¨ªa de la magnitud de la tragedia.
Tras las b¨²squedas, los lloros, los duelos, silencio. Silencio en los vagones, andenes y estaciones, silencio en los amaneceres y las noches. Silencio en el alma. El silencio de aquellos que nunca se despidieron. El silencio de ¨¦sos que s¨®lo lloran en silencio.
Ahora, un a?o despu¨¦s, vuelve a nuestra memoria el recuerdo del horror. ?Acaso se march¨® alguna vez? Una vez m¨¢s, regresan las im¨¢genes, vuelven a hablarnos de todo aquello, nos muestran de nuevo, con toda la crudeza posible, esa "realidad". Han compuesto canciones, realizan documentales y programas, inundan de fotograf¨ªas las revistas y prensa. Me paraliza el alma contemplar todo esto.
Yo no perd¨ª a nadie en aquellas estaciones ni en esos trenes; sin embargo, ?realmente es preciso que nos vuelvan a torturar con lo mismo una y otra vez? ?Alguien ha pensado en los cientos de v¨ªctimas que tendr¨¢n que revivirlo de forma lacerante, como si no lo vivieran d¨ªa tras d¨ªa desde hace un a?o? Yo no lo creo necesario, ?ustedes s¨ª?- Marta Rold¨¢n G¨®mez de la Torre.
La conmemoraci¨®n del primer aniversario del 11-M nos trae a la memoria el inmenso horrorpor la brutalidad e inhumanidad de aquellos que fueron capaces de asesinar pero, tambi¨¦n, el recuerdo de la emotiva serenidad de la poblaci¨®n y el aluvi¨®n esperanzador de muestras de solidaridad provenientes de todo el mundo.
Gran parte de los detenidos e imputados por estos hechos tiene nacionalidad marroqu¨ª. Esto, juntamente con el hecho de que los marroqu¨ªes sean el colectivo inmigrante m¨¢s numeroso en Espa?a (un 30% del total de residentes extranjeros), pero que, sin embargo, su voz haya sido la gran ausente del debate sobre los atentados, debe animarnos a recordar que vivimos en sociedades cada vez m¨¢s plurales que exigen una perspectiva global que evite las simplificaciones y los reduccionismos; que la lucha contra la exclusi¨®n social debe ser la principal prioridad de todos los procesos de integraci¨®n; que no basta con destacar la diversidad cultural como un fen¨®meno positivo si, al mismo tiempo, no se trabaja decididamente a favor del respeto a las identidades culturales m¨²ltiples y en pro de la adquisici¨®n de unos valores comunes que favorezcan la cohesi¨®n social.
Se impone ser especialmente creativos para que se promueva la participaci¨®n de todos y la posibilidad para todos de acceder a la ciudadan¨ªa en igualdad de condiciones.
Francesc-Xavier Mar¨ªn i Torn¨¦. Portavoz de la Asociaci¨®n de Amigos del Pueblo Marroqu¨ª-ITRAN. Barcelona
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