La hora del deshielo
La presencia en Madrid en la Cumbre sobre Democracia y Terrorismo del ministro de Justicia de EE UU, Alberto Gonzales, cargo de alto rango y hombre pr¨®ximo a Bush, ha sido una se?al positiva, apoyada por la resoluci¨®n del Congreso americano sobre el aniversario del 11-M. Tras el medido saludo entre Zapatero y Bush en Bruselas, la participaci¨®n del ministro Moratinos en la Conferencia de Londres y su discreta, pero ya en¨¦sima, conversaci¨®n con Condoleezza Rice, con quien se reunir¨¢ en Washington en abril, se est¨¢n dando pasos constructivos. La reuni¨®n bilateral de Defensa de Alto Nivel para mayo ser¨¢ otro m¨¢s. Empiezan a pasar regularmente por Madrid funcionarios de diverso nivel de la Administraci¨®n de Bush. El deshielo ha llegado, aunque a¨²n no una nueva primavera, pues ni todos los problemas est¨¢n superados, ni todos se superar¨¢n.
De momento, se han desactivado las constantes meteduras de pata verbales de ambas partes. EE UU ha apreciado los esfuerzos espa?oles en Afganist¨¢n. Y se interesa por el papel que pueda desempe?ar Espa?a (en concreto Moratinos, que est¨¢ invirtiendo esfuerzos, tiempo y capital pol¨ªtico en ello) en el encauzamiento del conflicto entre Israel y Palestina. El solapamiento entre el nuevo empuje que recibir¨¢ el proceso de cooperaci¨®n euromediterr¨¢nea de Barcelona, 10 a?os despu¨¦s de su lanzamiento, con los planes transformacionales de EE UU de Mauritania a Afganist¨¢n es otro factor. Intereses compartidos y respeto mutuo son una buena base sobre la que reconstruir, aunque en el Departamento de Estado americano a¨²n est¨¢n tanteando: un sector apuesta por la normalizaci¨®n de esta relaci¨®n entre socios y aliados, pero otro teme que Espa?a vuelva a dejar en la estacada a EE UU. En todo caso, ante Irak, el l¨ªmite es claro: no volver¨¢n tropas espa?olas.
Hay otras piedras en el camino: Cuba y Venezuela surgen en todas las conversaciones entre Espa?a y EE UU. Con la rectificaci¨®n de la pol¨ªtica hacia Cuba -cuyo titular de Exteriores visita hoy Madrid- Espa?a ha recuperado margen de maniobra y arrastrado, como era de esperar, a toda la UE con ella. Y, pese a las quejas americanas, est¨¢ por ver si los disidentes no se beneficiar¨¢n m¨¢s que con la anterior pol¨ªtica de dureza que no logr¨® nada. En cuanto a Venezuela, Espa?a puede jugar un papel constructivo si logra mediar, junto con Lula, entre Uribe y Ch¨¢vez, y si tranquiliza a todo el mundo no vendiendo a Venezuela sistemas de armas que puedan resultar desestabilizadoras para la regi¨®n. Y sobre todo si no fomenta el eje Ch¨¢vez-Castro, que es muy real, aunque no est¨¦ claro qui¨¦n acaba influyendo en qui¨¦n, o qu¨¦ en qu¨¦. En todo caso, para Espa?a ¨¦sta no es una cuesti¨®n ni ideol¨®gica ni personal. Zapatero, de una nueva generaci¨®n, no parece simpatizar ni con Castro ni con Ch¨¢vez.
Hay algo de d¨¦j¨¤ vu. Las relaciones ya hab¨ªan pasado por momentos malos, incluso peores, cuando el socialista Felipe Gonz¨¢lez lleg¨® al poder en 1982, plante¨® la salida de los americanos de Torrej¨®n, la congelaci¨®n de la situaci¨®n en la OTAN, y su pol¨ªtica hacia Nicaragua o Cuba provoc¨® tensiones. Pero se firm¨® el nuevo convenio, se celebr¨® el refer¨¦ndum de la OTAN, se apoy¨® la guerra del Golfo de 1991, y en 1995, desde la presidencia espa?ola de la UE, Gonz¨¢lez lanz¨® la Agenda Transatl¨¢ntica.
Lo que no tiene precedentes es la diplomacia paralela y a la contra de Aznar (que no asisti¨® a la mayor cumbre contra el terrorismo, la organizada por el Club de Madrid, del que es miembro) y de algunos de sus peones en EE UU. Pero no todos en el PP le siguen. As¨ª, la ex ministra Ana Palacio contribuye discretamente a acercar a miembros de la Administraci¨®n de Bush a Espa?a, pese a su art¨ªculo en The Wall Street Journal sobre "el incre¨ªble encogimiento" internacional de Espa?a, posici¨®n p¨²blica no suficiente para evitar duras cr¨ªticas desde su propio partido por esta colaboraci¨®n.
Entre el Gobierno de Zapatero y la Administraci¨®n de Bush a¨²n hay desconfianza mutua. Pero las relaciones van adelante. Y con un poco de imaginaci¨®n, tacto, engrase y dise?o avanzar¨¢n mucho m¨¢s. No a toda m¨¢quina; tranquilamente. aortega@elpais.es
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