El Bar?a acelera cerca de la meta
Alarde de autoridad de los azulgrana en Riazor, donde resistieron la ¨²ltima media hora con un hombre menos
Lanzado hacia un t¨ªtulo que ya nadie est¨¢ en condiciones de discutirle, el Barcelona ha dado el ¨²ltimo aceler¨®n, dispuesto a cruzar la meta con varias semanas de anticipo para tumbarse a la bartola mientras los dem¨¢s compiten por los premios menores. En Riazor, donde el Madrid hab¨ªa sufrido hace poco una sangr¨ªa, el Bar?a protagoniz¨® otro alarde de autoridad. Marc¨® muy pronto, tras una salida vertiginosa, y desde ese momento impuso su rango para manejar el partido sin grandes dificultades. Ni siquiera se descompuso el Bar?a en la ¨²ltima media hora, que jug¨® en inferioridad por la expulsi¨®n de M¨¢rquez. Todo el voluntarismo del Depor result¨® est¨¦ril ante la confianza de un equipo que ya se sabe campe¨®n.
DEPORTIVO 0- BARCELONA 1
Deportivo: Mun¨²a; Scaloni, Coloccini, Andrade, Romero; Mauro Silva (Duscher, m. 70), Sergio (Fran, m. 55); V¨ªctor (Munitis, m. 64), Valer¨®n, Luque; y Diego Trist¨¢n.
Barcelona: V¨ªctor Vald¨¦s; Belletti, Puyol, Oleguer, Sylvinho; Xavi, M¨¢rquez, Deco; Giuly (Gerard, m. 54), Eto'o (Maxi L¨®pez, m. 93) y Ronaldinho (Iniesta, m. 67).
Gol: 0-1. M. 9. Giuly desv¨ªa a la red un remate fallido de Sylvinho tras un rechace de Mun¨²a.
?ribro: Rubinos. Expuls¨® por dos tarjetas a Andrade, M¨¢rquez (m. 51) -no jugar¨¢ la pr¨®xima jornada contra el Betis- y amonest¨® a Eto'o, Puyol, Romero y Scaloni.
Riazor: 35.000 espectadores. Tres horas antes del partido hubo una amenaza de bomba, pero sin consecuencias tras registrar la polic¨ªa.
En un par de minutos, el Depor comprob¨® fehacientemente la distancia que separa este a?o al Bar?a del Madrid. Hace tres semanas, al cuadro de Irureta le bast¨® con enchufarse al partido a todo voltaje para achicharrar al Madrid con las primeras sacudidas. Anoche intent¨® repetir la f¨®rmula desde el primer momento. Pero esta vez s¨ª hab¨ªa rival. Uno de mucho cuidado. Y en absoluto dispuesto a dejarse madrugar el mando del juego. Frente a la ardorosa acometida local, el Bar?a despleg¨® toda su energ¨ªa. En ese aspecto, casi nadie puede competir en el equipo con Deco y Giuly, que despertaron en Riazor amargos recuerdos de la pasada Copa de Europa, cuando, uno en el Oporto y el otro en el M¨®naco, causaron tantas aflicciones al deportivismo.
El Bar?a ni siquiera necesit¨® de Ronaldinho y Eto'o para atemperar el vigor inicial de su adversario. Deco tom¨® el hilo del juego en el centro y hurg¨® sin piedad en la banda izquierda del Depor, donde las aceleraciones de Giuly, puntualmente acompa?adas por Belletti, condenaron a Romero a vivir un suplicio. No tard¨® ni diez minutos el Bar?a en sacar fruto, aunque necesitase de una jugada un tanto rocambolesca. M¨¢rquez lanz¨® una falta al borde del ¨¢rea, que Mun¨²a sac¨® a duras penas hacia su flanco derecho. La bola le cay¨® a Sylvinho, que intent¨® rematar y lo que le sali¨® en realidad fue un centro al segundo palo donde Giuly, sin nadie que le incordiase, s¨®lo tuvo que empujar a la red.
Le cost¨® al Depor recuperarse del bofet¨®n, que por momentos pareci¨® el augurio de un buen vapuleo. El Bar?a, insultante en su dominio durante un rato, se volvi¨® cada vez m¨¢s calculador y fue dosificando el juego y los esfuerzos. El Depor, siempre en¨¦rgico a pesar del desconcierto en que lo sumi¨® el gol en contra, encontr¨® margen para reaccionar. Y adem¨¢s apareci¨® la clarividencia de Valer¨®n para buscar espacios por detr¨¢s de la defensa del Bar?a. Fueron los pases del canario un ejemplo de rapidez mental y de precisi¨®n, los que alimentaron la esperanza local. El Depor tuvo desde entonces m¨¢s presencia en el campo rival. Cierto que el Bar?a nunca perdi¨® la ocasi¨®n de replicar, lo que, en algunos momentos, hizo del duelo un bonito intercambio de golpes. El Depor no acab¨® de meter al Bar?a en apuros de verdad. El ingenio de Valer¨®n se perdi¨® en sus intermitencias. Las bandas acompa?aron poco, especialmente la izquierda, donde la aportaci¨®n de Luque fue muy escasa. Y el delantero centro era Diego Trist¨¢n, con todo lo que eso significa desde hace ya demasiado tiempo: una calamidad que no se redime por mucho voluntarismo que le ponga, una presencia evanescente incapaz de hacerse con un bal¨®n que le llegue a m¨¢s de cinco cent¨ªmetros de la bota.
El Depor parec¨ªa metido en un atolladero hasta que, a los diez minutos de la segunda parte, M¨¢rquez cometi¨® un descuido. Por los gestos con que abandon¨® el campo, el mexicano no hab¨ªa reparado en que ya arrastraba una tarjeta amarilla cuando se fue al suelo para cortar por lo sano un intento de avance de Valer¨®n. El ¨¢rbitro, casi siempre desastroso, no juzg¨® mal en esta ocasi¨®n y le adjudic¨® la segunda amarilla, que dejaba al Bar?a en inferioridad. Rijkaard no quiso ceder posiciones en el centro y reemplaz¨® de inmediato a Giuly por Gerard. La tendencia se hizo m¨¢s acusada poco despu¨¦s, al prescindir de Ronaldinho, quien se fue del partido sin dejar apenas un detalle, para ceder su puesto a Iniesta.En el Depor, Trist¨¢n y Luque siguieron dando tumbos, Valer¨®n apareci¨® cada vez menos, e Irureta lo intent¨® con el toque de Fran y la propuesta guerrillera de Munitis. Poca cosa para inquietar a un Bar?a muy seguro de s¨ª mismo, que supo manejar el juego y, en los escasos momentos de peligro, tuvo a Vald¨¦s para ponerlo a salvo.
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