Siempre hay alguien m¨¢s pobre
El n¨²mero de emigrantes no supera el 3% de la poblaci¨®n mundial. Pese a lo exiguo de esa cifra, la alarma ante la emigraci¨®n es enorme. ?Por qu¨¦? Por la intensidad de su expansi¨®n en un breve periodo de tiempo y por su concentraci¨®n en pocos lugares".
Es el dictamen de uno de los expertos participantes en el Simposio Andino-Hispano sobre migraciones y desarrollo que se ha celebrado en Quito bajo auspicios de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana y C¨¢ritas Espa?ola.
?Qu¨¦ efectos tiene la emigraci¨®n sobre los pa¨ªses emisores y los pa¨ªses receptores?
?Es la desigualdad cronificada, el umbral de pobreza, la presi¨®n demogr¨¢fica, el p¨¦simo funcionamiento de los mercados financieros, la desestructuraci¨®n econ¨®mica y social de los pa¨ªses emisores lo que empuja a la emigraci¨®n?
En una pared de la impresionante Capilla del Hombre se lee: "Yo llor¨¦ porque no ten¨ªa zapatos hasta que vi un ni?o que no ten¨ªa pies"
Per¨² vive la crisis m¨¢s profunda de todos los pa¨ªses latinoamericanos. "Se dice que est¨¢ mejor que Nicaragua, pero eso se puede afirmar porque Nicaragua no tiene analistas para probar que Per¨² est¨¢ peor", dijo un economista
La frontera en la que el emigrante por motivos econ¨®micos se mezcla con el que huye del conflicto civil m¨¢s grave que vive Am¨¦rica Latina puede ser la de Ecuador con Colombia
El viajero, al taxista de Quito: -Parece que va a llover. El taxista, al viajero: -Parece que s¨ª, parece que no. Salario medio en Ecuador, 300 d¨®lares al mes
La frontera en la que el emigrante por motivos econ¨®micos se mezcla con el que huye del conflicto civil m¨¢s grave que vive Am¨¦rica Latina puede ser la de Ecuador
"?Y qu¨¦ tal Ch¨¢vez?", preguntamos a un venezolano que participaba en el simposio. "Para las libertades, un peligro; para la pol¨ªtica social, un avance", nos respondi¨®
?Son la segmentaci¨®n de los mercados laborales en pa¨ªses de acogida, las redes familiares o amistosas, la homogeneizaci¨®n de los sistemas de vida, el desarrollo de los transportes los polos de atracci¨®n del emigrante hacia los pa¨ªses receptores?
?Se emigra s¨®lo por econom¨ªa o influyen m¨¢s factores?
?sta es una breve cr¨®nica, a modo de diario personal, de lo que los autores del reportaje, asistentes a las jornadas, escucharon dentro de la sala de conferencias y observaron en la calle.
Ecuador, pa¨ªs de sorpresas.
En el solemne acto inaugural del simposio, Patricio Zuquilanda, ministro de Relaciones Exteriores del pa¨ªs anfitri¨®n, explic¨® a los asistentes que en la hacienda de su mam¨¢ trabajaban hasta hace poco seis ecuatorianos a los que mam¨¢ abonaba 150 d¨®lares al mes, comida y habitaci¨®n para dormir. En la ¨²ltima visita a su mam¨¢, el ministro observ¨® que los ecuatorianos hab¨ªan sido sustituidos por colombianos, y al preguntar a mam¨¢ por el cambio, ¨¦sta le explic¨® que s¨®lo les ten¨ªa que pagar 70 d¨®lares, no estaban legalizados y, por tanto, no ten¨ªan fuerza sindical. Otra ventaja era, seg¨²n le explic¨® al ministro su mam¨¢, que por la noche los colombianos le cantaban.
O¨ªdo lo cual no ha de extra?ar escuchar el grito de "?Abajo el Estado!" cuando en el curso de una manifestaci¨®n el portavoz de la misma lo mencion¨® de pasada. Ni que est¨¦ parado el reloj de la hermosa fachada colonial del palacio presidencial con balconadas de hierro del palacio de las Tuller¨ªas compradas por un afrancesado presidente ecuatoriano. Tampoco ha de extra?ar que tres millones de ciudadanos de Ecuador hayan emigrado, 600.000 a Espa?a, la mitad de ellos sin papeles; como m¨¢s del 90% de nuestra inmigraci¨®n, dado que los mecanismos de entrada legal no funcionan, ni bien ni mal.
Quito, ciudad de 'graffitis'.
En la tapia de una pared al pie de uno de los cerros en el que la inmigraci¨®n interior ha levantado miles de barracas se lee: "Caminante, no hay camino... todo es barrizal". Nos contaron que Quito es una ciudad de graffitis. La rica tradici¨®n de grafiteros poniendo en solfa la situaci¨®n social y pol¨ªtica del pa¨ªs fue recogida en un libro. Est¨¢ agotado.
Causas de la emigraci¨®n.
Cabe aceptar como v¨¢lida la explicaci¨®n del experto que en las jornadas dedicadas a analizar la emigraci¨®n en los pa¨ªses andinos afirm¨® que la estampida migratoria de Ecuador en los ¨²ltimos 15 a?os se debe, m¨¢s que a una crisis econ¨®mica, a la p¨¦rdida de confianza en su clase pol¨ªtica y a la frustraci¨®n por el modelo social.
Institucionalizaci¨®n de la desigualdad, ¨¦lites insensibles e inconscientes, cohesi¨®n interna en peligro de derivar hacia un apartheid enmascarado y democracias de baja intensidad son los factores que seg¨²n los especialistas de los pa¨ªses participantes en el simposio (Venezuela, Per¨², Bolivia, Colombia, Ecuador y Espa?a) impulsan a la emigraci¨®n en los pa¨ªses bolivarianos.
?Cu¨¢ntos millones de ciudadanos de esos pa¨ªses residen hoy, de forma legal o ilegal, en Argentina, en EE UU, en Espa?a...? No existen cifras fiables. Los registros en fronteras no tienen ning¨²n valor estad¨ªstico. Se intuye que tres millones de ecuatorianos y colombianos est¨¢n fuera del pa¨ªs. Los primeros se han marchado por motivaciones econ¨®micas. Entre los segundos, las motivaciones de los que dejan el pa¨ªs movidos por el ansia de mejoras econ¨®micas y los que se van huyendo de la violencia se funden en un claroscuro dif¨ªcil de despejar. De Bolivia, la gente emigra cuando baja el PIB, y se queda si el PIB sube. Venezuela, en el pasado pa¨ªs receptor de emigrantes, es actualmente pa¨ªs de emigraci¨®n. Per¨² vive la crisis m¨¢s profunda de todos los pa¨ªses latinoamericanos. "Se dice que est¨¢ mejor que Nicaragua, pero eso se puede afirmar porque Nicaragua no tiene analistas para probar que Per¨² est¨¢ peor", dijo un economista.
Unos se van, otros llegan.
En una pared de la impresionante Capilla del Hombre, en la que se recoge parte de la obra del pintor ecuatoriano Guayasam¨ªn, se lee: "Yo llor¨¦ porque no ten¨ªa zapatos hasta que vi un ni?o que no ten¨ªa pies".
Uno de los conferenciantes dijo: "Los que se van no son los m¨¢s pobres". Son m¨¢s pobres los que llegan para ocupar los puestos de trabajo que dejaron los que se marcharon: se calcula en cerca de medio mill¨®n el n¨²mero de colombianos trabajando en Ecuador, y se ignora el n¨²mero de peruanos, que debe de ser alto. Parafraseando el aforismo que impact¨® a Guayasam¨ªn cuando lo escuch¨® no se sabe d¨®nde ni en boca de qui¨¦n, pensamiento que entronca con el Calder¨®n de la Barca de "cuentan del sabio que un d¨ªa...", en el ir y venir de bolivarianos hay quien coge sin llorar los trabajos que otros dejaron llorando.
La vida en la calle.
El viajero, al taxista de Quito:
-Parece que va a llover.
El taxista, al viajero:
-Parece que s¨ª, parece que no.
Salario medio en Ecuador, 300 d¨®lares al mes. Coste de la vida, caro. No hay subsidio de paro. Poca y mala sanidad p¨²blica salvo la que se ofrece en el imponente edificio del hospital militar, reservado a miembros del ej¨¦rcito y familiares. Mundo laboral destrozado en los ¨²ltimos 30 a?os. Aumento de la econom¨ªa sumergida.
Pregunta el viajero al economista ecuatoriano:
-?Mucha corrupci¨®n?
Responde el economista:
-M¨¢s importante por lo que tiene como factor de corrosi¨®n de la sociedad que por su volumen.
En la calle, un hombre sentado junto a una mesa en la que ha colocado un tel¨¦fono ofrece la oportunidad de hacer llamadas. Otro hombre ofrece al viandante una b¨¢scula de pie para pesarse por 10 centavos.
El tiempo tiene otra dimensi¨®n. Di¨¢logo con el conductor de un autob¨²s de l¨ªnea:
-?Cu¨¢ndo salimos?
-Ya mismo.
-?Ya mismo ahorita o ya mismo m¨¢s luego?
-Ya mismo.
El "ya mismo" puede oscilar entre 10 y 30 minutos.
Pros y contras de la emigraci¨®n.
Balance para pa¨ªses que ven marchar a su gente: se idealiza la fuga, se registra una p¨¦rdida del capital humano, se debilita el tejido social, hay desestructuraci¨®n familiar, disminuye la presi¨®n social sobre el empleo y los servicios p¨²blicos, la econom¨ªa se beneficia de las remesas de divisas remitidas por los emigrantes (en Ecuador, 21.000 millones de d¨®lares en 2001, 38.000 millones en 2003).
Balance para pa¨ªses que reciben inmigrantes: beneficios para los que contratan personal pagando salarios bajos, aumento de la econom¨ªa sumergida, dinamizaci¨®n del consumo, riesgo de xenofobia y rechazo, contribuci¨®n del inmigrante a un aumento de la natalidad.
Bolivarianos en Espa?a.
Se calcula que en estos momentos pueden ser 800.000. Ser¨¢n muchos m¨¢s con el proceso de reagrupamiento familiar. Los expertos participantes en el simposio coincidieron en que se ha avanzando en el control del flujo migratorio, pero no en la integraci¨®n, y que la pol¨ªtica migratoria s¨®lo puede dar frutos positivos si es paciente, sostenida en el tiempo y compartida por los pa¨ªses emisores y por los receptores.
No es f¨¢cil consolidar ese mensaje en los tiempos actuales. En los pa¨ªses desarrollados, que viven inmersos en una crisis del mundo laboral y debatiendo el futuro del Estado de bienestar, el impacto de la inmigraci¨®n se contempla como un riesgo que los Gobiernos ventilan con discursos duros mientras sus opiniones p¨²blicas viven inmersas en la paradoja de quejarse del exceso de inmigrantes mientras los buscan para trabajos que los aut¨®ctonos no quieren ejercer.
Dijo un experto: "Una buena pol¨ªtica de migraciones no avanzar¨¢ en tanto la inmigraci¨®n no se afronte como factor de codesarrollo en lugar de como factor de riesgo y amenaza".
Nada de eso ser¨¢ posible mientras, frente a los inmigrantes, se d¨¦ una curiosa reacci¨®n mezcla de indiferencia y rechazo. Se habla de la inmigraci¨®n como fen¨®meno o problema. Pocas veces como desaf¨ªo ¨¦tico de primera magnitud, porque las migraciones son s¨ªntoma de un mundo alejado del reparto justo de la riqueza.
Colombia.
Testimonio de un refugiado colombiano: "Cien a?os de soledad y un Premio Nobel para Garc¨ªa Marquez. Gordos y gordas en lienzos que dan la vuelta al mundo con la firma de Botero. Grammy para tres colombianos. Arte, ciencia e industria. Calidez y amabilidad. Trabajo duro, diversi¨®n al m¨¢ximo. ?sa es Colombia. Colombia es m¨¢s que noticiarios ensangrentados, m¨¢s que inocentes cautivos, m¨¢s que campesinos masacrados. Pero en un minuto debes decidir entre la vida o el abismo de ver a tu familia llor¨¢ndote. Tienes que irte y dejar todo abandonado. Tu trabajo, tu vida, tu pa¨ªs. Tienes 24 horas para largarte o eres carne de ata¨²d. Debes cuidar tus palabras para no herir ni favorecer a nadie. Buscas una paz que se te esconde al otro lado de la frontera. Huyes. Y al otro lado de esa frontera te confunden con lo que no eres ni quieres ser. Te asocian con negocios il¨ªcitos y con balas de uno y otro lado del conflicto. Pero Colombia es m¨¢s que eso. Yo soy m¨¢s que eso".
La frontera en la que el emigrante por motivos econ¨®micos se mezcla con el que huye del conflicto civil m¨¢s grave que vive Am¨¦rica Latina puede ser la de Ecuador. Colombia y Ecuador tienen 586 kil¨®metros de frontera. Colombia es una paradoja: con una estabilidad econ¨®mica que es un misterio, es el pa¨ªs del mundo con mayor n¨²mero de desplazados internos: huyen de la guerrilla, de los paramilitares, de ambos bandos.
Ecuador ha tenido que invertir m¨¢s dinero en el ej¨¦rcito para sellar la frontera. Gasto in¨²til. No hay frontera que no sea permeable, aunque a veces el coste que se paga por atravesarla sea la propia vida. ?Cu¨¢ntas barcazas han naufragado sin saberse ni el n¨²mero,ni la identidad de los ecuatorianos que viajaban a bordo tras pagar 10.000 d¨®lares a los coyotes?
A un lado de la frontera, Colombia, se libra una larvada y cruel guerra civil. Al otro lado, Ecuador, campos de refugiados acogen a los que huyendo se miran con desconfianza porque no saben el bando al que pertenecen. Mientras, los campesinos de Ecuador lim¨ªtrofes con la frontera ven c¨®mo sus tierras agonizan v¨ªctimas de los pesticidas que para acabar con los cultivos de coca se arrojan desde el aire. Las avionetas tiran los pesticidas en tierra colombiana, pero el viento los trae hasta tierras de cultivo ecuatorianas. El viento no sabe de fronteras. El Plan Colombia se ha regionalizado a trav¨¦s de los refugiados y de la fumigaci¨®n, la integraci¨®n en un gran proyecto com¨²n de los pa¨ªses andinos es ret¨®rica m¨¢s que realidad, y el Tratado de Libre Comercio se contempla como una victoria neoconservadora que impondr¨¢ incluso patentes sobre plantas y m¨¢s presi¨®n sobre los gen¨¦ricos. En palabras de un economista peruano, es un tiempo de malestar microecon¨®mico, bienestar macroecon¨®mico. Tiempo, tambi¨¦n, en el que la solidaridad se ha convertido en un discurso est¨¦tico sin consecuencias pr¨¢cticas.
Bolivia.
El desplazamiento forzado de poblaci¨®n que en Colombia viene dado por el conflicto civil se vive en Bolivia por causas econ¨®micas. Se calcula que un 25% de la poblaci¨®n boliviana se ha movido en los ¨²ltimos a?os por migraciones exteriores, pero tambi¨¦n interiores. Cuando se decidi¨® cerrar las minas de esta?o, 35.000 personas fueron recolocadas por el pa¨ªs. Muchas de ellas descubrieron el cultivo de la coca y han pasado a vivir de ella. Es m¨¢s rentable y menos duro que el trabajo de minero.
Lenguaje de caballero.
El se?or presidente de la Rep¨²blica de Ecuador es hombre de lenguaje elegante. A las decenas de miles de personas que se manifestaron exigiendo la reinstauraci¨®n del orden constitucional violentado a dedo por el Gobierno, su excelencia Lucio Guti¨¦rrez las defini¨® como gentes miserables, sepulcros blanqueados; sinverg¨¹enzas y amanerados que se hacen la cirug¨ªa pl¨¢stica y se ti?en el pelo, pero por dentro apestan y est¨¢n carcomidos por el odio. A?adi¨® que de esa gentuza pod¨ªa decir m¨¢s cosas, pero se las callaba por respeto al pueblo.
El pueblo, agradecido, ora por ¨¦l. En otra manifestaci¨®n, ¨¦sta frente al palacio presidencial, los convocados rezaban en voz alta el padrenuestro de Sim¨®n & Garfunkel. Al llegar a la frase "api¨¢date de nosotros", un hombre grit¨®: "?Y de Lucio!".
Cifras.
Entre 1992 y 1999, la emigraci¨®n ecuatoriana fue m¨ªnima. En 1999, el PIB cay¨® un 31%. La crisis econ¨®mica y de confianza (dolarizaci¨®n sin preparar a la poblaci¨®n, quiebra masiva de bancos, huidas al extranjero de banqueros y pol¨ªticos, golpes de Estado de palacio...) provoc¨® que entre 2001 y 2003 la emigraci¨®n se disparase al tiempo que aumentaba la desigualdad social: entre 1995 y 2000, los pobres pasaron de 3,9 millones a 9,1, y la pobreza extrema se ampli¨® de los 2,1 millones a los 4,5, mientras el 20% m¨¢s rico de la poblaci¨®n incrementaba sus ingresos. En los ¨²ltimos a?os, las remesas de los emigrantes han paliado la pobreza. Se calcula que recibe remesas un 24% de la poblaci¨®n. Aspecto positivo: los que se han quedado en Ecuador viven mejor a costa de los que han marchado. Aspecto negativo: el dinero que reciben lo gastan en consumo m¨¢s que en ahorro o en peque?as empresas que estabilicen su futuro.
Venezuela.
"?Y qu¨¦ tal Ch¨¢vez?", preguntamos a un venezolano que participaba en el simposio. "Para las libertades, un peligro; para la pol¨ªtica social, un avance", nos respondi¨®.
Ch¨¢vez quiere ir al infierno para buscar all¨ª al cardenal que cree estuvo implicado en el golpe de Estado. Ya que no pudo ajustar cuentas con ¨¦l en vida porque el cardenal muri¨®, asegura que lo buscar¨¢ en el infierno para liquidar el contencioso personal entre ambos. ?Paranoia depresiva?
Venezuela se beneficia ahora del aumento del precio del petr¨®leo. La clave para el futuro, al igual que pasa con Ecuador, es saber si el Estado administrar¨¢ bien el aumento de la entrada de divisas, y si, tras pagar la deuda externa que Alberto Acosta, economista ecuatoriano, define como "la deuda eterna", tendr¨¢n margen para pol¨ªticas econ¨®micas de ajustes moderados que no asfixien el consumo interno y permitan aumentar, aunque sea de forma modesta, los gastos sociales.
Derechos y deberes.
Coincidencia un¨¢nime: el proceso de integraci¨®n es largo y complejo. En ese proceso agitado por un conflicto de identidad entre culturas distintas (y quiz¨¢ razas y religiones), el emigrante debe tomar conciencia de que tiene derechos, pero tambi¨¦n de que tiene obligaciones: el respeto a las leyes y cultura del pa¨ªs de acogida.
Es del justo (y dif¨ªcil) equilibrio entre el reconocimiento de la identidad ajena (la de los pa¨ªses de acogida) y el respeto a su propia identidad (la del emigrante que llega) de donde debe surgir la convivencia. No a los modelos asimilacionistas. S¨ª a la riqueza intercultural.
Espa?a necesita una ley de inmigraci¨®n realista. Una ley que entienda que las migraciones no empiezan cuando alguien entra o intenta entrar por nuestras fronteras, sino cuando alguien tiene que salir de su pa¨ªs para buscar su futuro. Hay que vincular las pol¨ªticas de desarrollo con las pol¨ªticas migratorias. Se han de dise?ar pol¨ªticas a largo plazo que no se saquen de la din¨¢mica de improvisaci¨®n que s¨®lo afronta lo urgente y deja lo necesario para m¨¢s adelante.
Ind¨ªgenas.
Cena con dos de los m¨¢ximos dirigentes ind¨ªgenas. Formar gente, su estrategia. No a la lucha armada. Aspiran a refundar un Estado basado en la plurinacionalidad. Controlan un 25% de los municipios ecuatorianos.
El movimiento ind¨ªgena de Ecuador naci¨® en 1920. Es un proceso largo, duro, dif¨ªcil que culmina en los a?os ochenta con la creaci¨®n de la Confederaci¨®n de Nacionalidades Ind¨ªgenas de Ecuador, que exige la recuperaci¨®n de su identidad, basada en la lengua, la cultura, la tierra, el agua...
En los noventa, el levantamiento ind¨ªgena en lucha contra las petroleras paraliza el pa¨ªs. Bajaban en masa de las monta?as, y los criollos y mestizos se preguntaban de d¨®nde sal¨ªa tanto ind¨ªgena. El pa¨ªs, sorprendido, abri¨® un debate sobre su identidad. Los 4,5 millones de ind¨ªgenas (cifra aproximada sin que exista un censo que la avale) empezaron a ser sujetos y no objetos de la pol¨ªtica.
El 21 de enero de 2000 llegaron al Gobierno. Un periodista ecuatoriano, Javier Ponce, ha descrito magistralmente aquella hist¨®rica jornada en el libro Y la madrugada los sorprendi¨® en el poder. Se les fue de las manos. Aparecieron las fisuras internas. Tomaron conciencia de carecer de alianzas s¨®lidas en los medios urbanos. El mestizo, que pod¨ªa ser su aliado en la resistencia al neoliberalismo, inicia en aquel tiempo la estampida migratoria, y la izquierda, que nunca les entendi¨®, no ha llegado a dise?ar una pol¨ªtica para los ind¨ªgenas.
"?D¨®nde se han formado ustedes?", preguntamos. "En la escuela de la vida", respondieron. Uno de ellos explic¨® que su padre, dirigente hist¨®rico de una comunidad ind¨ªgena, era analfabeto y le llevaba a ¨¦l, siendo todav¨ªa ni?o, para que actuase de secretario en todas las sesiones.
No se han quitado el sombrero en toda la velada.
Leyendas.
Adem¨¢s de ser ciudad de graffitis, Quito es ciudad de leyendas. En el anexo al Palacio Arzobispal abre un restaurante que exhibe una pintura en la que se ve a un monje escalando por un Santo Cristo en pos de una ventana. Cuenta la leyenda, que se dice probada hist¨®ricamente, que en el convento de San Diego profesaba un monje amante de la vida nocturna. Todas las noches escapaba del convento trepando por el Cristo. Cansado de tanta fuga, Jesucristo le pregunt¨® una noche: "?Hasta cu¨¢ndo, padre Anselmo?", y el padre Anselmo, con la guitarra en una de sus manos, le respondi¨®: "Hasta la vuelta, Se?or".
La respuesta da nombre al restaurante abierto en los pasillos que circunvalan el hermoso patio interior. En el segundo piso del mismo Palacio Arzobispal, los toldos ocres exhiben el nombre de un restaurante con connotaciones penitenciales: Mea Culpa.
Finalizando por el principio.
Un d¨ªa, desesperado, el hombre o mujer bolivariana toma conciencia de que el naufragio moral de la clase pol¨ªtica y la crisis econ¨®mica de su pa¨ªs (ambas cosas van ligadas) le arrastran hacia la miseria. Ese d¨ªa, el emigrante en potencia empe?a en el usurero lo poco que le queda, pide prestado dinero a los parientes y se pone en contacto con la mafia que tiene que sacarle del pa¨ªs.
As¨ª empieza la aventura migratoria de la inmensa mayor¨ªa de los inmigrantes de los pa¨ªses andinos. Atr¨¢s queda la familia, el roto espejo de los sue?os, y, perdidas entre grandes monta?as, inmensos valles y ciudades cercadas por cerros en los que se han levantado miles de chabolas, las palabras de un viejo peruano que resuenan como una paradoja: "Lleg¨® el desarrollo y nos arroll¨®".
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