Fervoroso y festivo

Muy bien el esp¨ªritu de la Semana de M¨²sica Religiosa, hoy que los tiempos cambian. Una Misa de Biber (1644-1704) trufada de partituras complementarias que, en su d¨ªa, pudieron tal vez acompa?arla en la iglesia: fanfarrias lejanas, sonatas virtuos¨ªsticas y hasta la despedida de un sereno para darnos las buenas noches encajaba a la perfecci¨®n en la convocatoria.

Un programa como ¨¦ste revela algo no balad¨ª para el aficionado conspicuo, como es el cambio operado en The English Concert desde que ese prodigioso violinista que es Andrew Manze -el mejor en el repertorio barroco- est¨¢ a su frente. El repertorio se ha ido m¨¢s atr¨¢s en el tiempo, los recursos interpretativos han ahondado en la filolog¨ªa y el grupo, sin perder un ¨¢tomo de calidad, parece, sencillamente, otro. En resumidas cuentas, Manze ha impuesto -dicho sea con la mayor suavidad del mundo- su propia personalidad.

Todos los solistas de la noche salieron del conjunto, y elevaban la voz o se pon¨ªan de pie para luego fundirse de nuevo con sus compa?eros con la humildad que nace del arte verdadero. Todos gui?aron ese ojo que nos hac¨ªa ver que de la solemnidad de lo sacro a la felicidad de este bajo mundo puede no haber m¨¢s que un paso.