"Ahora priman los pegadores"
Olaz¨¢bal se adapta a los tiempos, pero a?ora la habilidad de Nicklaus, Ballesteros o Price
Sobre una tierra removida por doquier y alfombras de gravilla que se?alan la ubicaci¨®n futura de los greens, una peregrinaci¨®n de fan¨¢ticos sigue la estela polvorienta de Jos¨¦ Mar¨ªa Olaz¨¢bal. "El campo va a quedar fant¨¢stico", cuenta el golfista espa?ol, de inspecci¨®n en el conjunto residencial Las Margas, a tiro de putt de Biescas y Sabi?¨¢nigo, en Huesca. "He dado instrucciones para que trabajen estas semanas que voy a competir en Estados Unidos y, cuando vuelva, har¨¦ alguna peque?a correcci¨®n y nos prepararemos para sembrar en mayo", comenta sin acortar su zancada de doble campe¨®n del Masters de Augusta (1994 y 1999).
Piel tostada como la de un agricultor, contraste extremo con su polo azul de marca, Olaz¨¢bal se siente "a punto" para el Masters, del 7 al 10 de abril, un torneo que para ¨¦l es como su segunda casa.
"El ciento por ciento de forma no est¨¢ lejos. Para llegar a ¨¦l hace falta un poco de inspiraci¨®n", expresa el guipuzcoano de Hondarribia, que, despu¨¦s de dos a?os por el desierto, de su ¨²ltimo triunfo, vuelve a parecerse al que era. Robusto despu¨¦s de entrenarse duro todo el invierno, tiene ganas de que llegue su torneo. "Jugar¨¦ la semana anterior al Masters. Soy de los que necesitan entrar en competici¨®n. De paso, tambi¨¦n, afinar¨¦ mi juego con Butch Harmon [su entrenador al otro lado del Atl¨¢ntico]".
Aunque pasa de las estad¨ªsticas y no sabe los metros exactos que ha ganado con su driver, Olaz¨¢bal conf¨ªa en s¨ª mismo: "Hay obst¨¢culos que hace a?os no pasaba y ahora los paso". Pone como ejemplo al fiyiano Vijay Singh. "Antes ten¨ªa que mirar su bola con prism¨¢ticos y ahora casi no me hacen falta gafas", se desternilla.
A sus 39 a?os, Olaz¨¢bal vive una segunda juventud, la que le dan las dos horas que dedica al gimnasio cada ma?ana. La lista de ejercicios suena a la de los marines en Fort Bragg: cargas m¨¢ximas de hasta 140 kilos, abdominales, lumbares, piernas, sentadillas, alzadas, los hombros tambi¨¦n... En este caso, el sargento de hierro es Jonkar Lizeaga, el preparador de la pertiguista Naroa Agirre. "En mi tierra se levantan muchas piedras", es la respuesta socarrona del golfista; "si quieres estar ah¨ª arriba, te tienes que adaptar".
La p¨®cima m¨¢gica del gur¨² del atletismo ha devuelto la ilusi¨®n al vasco. "El movimiento del golf y las t¨¦cnicas de un velocista o un saltador de p¨¦rtiga no var¨ªan mucho. Hay ejercicios para desarrollar los m¨²sculos. Lo que hay que hacer es adaptarlos al swing", explica Olaz¨¢bal, que se cay¨® del caballo y se volvi¨® creyente de los m¨¦todos de Lizeaga al final del Masters de 2004.Consciente de los nuevos tiempos, de la tendencia a enviar la pelota m¨¢s lejos y preguntar luego, ahora que maneja las armas de las nuevas generaciones, Olaz¨¢bal sigue a?orando "la ¨¦poca del estadounidense Jack Nicklaus, de Severiano Ballesteros o del zimbabuense Nick Price", cuando ganaban "los jugadores h¨¢biles, no los de f¨ªsico portentoso". "Se est¨¢ perdiendo la habilidad y la genialidad. El juego es m¨¢s mec¨¢nico: calle, green, calle, green... No vemos golpes especiales salvo casos extremos", constata. ?El culpable? El norteamericano Tiger Woods, declara.
Augusta, su campo predilecto, tampoco se escapa de la quema. "Ahora prima el pegador, pero tambi¨¦n hay que manejar bien los hierros y patear muy bien... Y, adem¨¢s, estar en gracia y tener la semana redonda", advierte. Eso y ser voraz, algo que mantiene: "No juego para quedar entre el 50 o el 60 ni me siento inferior a nadie". No suena a arrogancia, sino a amenaza.
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