Tormenta por una directiva
El proyecto del ex comisario Bolkestein de liberalizar los servicios divide a la UE y moviliza a los sindicatos y a la izquierda europea
Pocos proyectos legislativos europeos han calado tanto en la opini¨®n p¨²blica y generado tanta tormenta como la Directiva Bolkestein. Llamada as¨ª por el comisario que la impuls¨® hace m¨¢s de un a?o, es un proyecto de liberalizar el mercado de los servicios facilitando el establecimiento de empresas en otro pa¨ªs de la UE distinto al propio. La izquierda y los sindicatos lo rechazan y Par¨ªs y Berl¨ªn han clamado ahora contra ¨¦l. La Comisi¨®n Europea ha prometido revisar el proyecto, pero en Francia ya se ha convertido en un agrio debate nacional que enturbia la precampa?a del refer¨¦ndum de la Constituci¨®n Europea. Ayer, el propio Bolkestein avivaba la tormenta acusando de miop¨ªa a los detractores.
Un obrero let¨®n llevado a Espa?a por una constructora letona costar¨¢ mucho menos
En el ¨²ltimo mes escasean los d¨ªas en los que no se habla de la Directiva Bolkestein en alguna instancia europea. El viernes, 100 organizaciones civiles de 20 pa¨ªses debat¨ªan contra ella en la Euroc¨¢mara. El s¨¢bado, unos sesenta mil manifestantes convocados por la Confederaci¨®n Europea de Sindicatos (CES) protestaban en las calles de Bruselas bajo el lema "M¨¢s empleos y mejores empleos. Defender la Europa Social. Stop Bolkestein".
Ayer, el ex comisario holand¨¦s Frits Bolkestein romp¨ªa su silencio y anunciaba su pr¨®xima campa?a en Francia a favor de su proyecto para deshacer malentendidos y limpiar su nombre.El principal objetivo de esta realmente llamada Directiva de Servicios es dinamizar la econom¨ªa europea ampliando las oportunidades que ofrece el mercado interior al sector de los servicios (que acumula el 70% del empleo y la riqueza).
Para ello, la norma prev¨¦ derribar los obst¨¢culos existentes para establecer una sociedad en otro pa¨ªs de la UE distinto al propio sin apenas papeleos, sin tan largos procedimientos ni tantos costes. Las ventanillas ¨²nicas electr¨®nicas para recabar la informaci¨®n necesaria y toda la reducci¨®n posible de autorizaciones y concesiones de servicios cierran el c¨ªrculo.
Hasta ah¨ª apenas hay problemas relevantes con la norma. El escollo es el "principio de pa¨ªs de origen" que establece que los prestadores del servicio est¨¦n sujetos "¨²nicamente a las disposiciones nacionales de su Estado miembro de origen", relativas a la calidad, el contenido del servicio y los contratos, entre otras.
Esto significa que un ingeniero de una constructora espa?ola puede trabajar, por ejemplo, en Letonia bajo las normas espa?olas y su convenio colectivo. Pero tambi¨¦n significa que el let¨®n desplazado a Espa?a por una constructora letona ofrecer¨¢ su fuerza laboral a costes mucho m¨¢s bajos; de ah¨ª que la izquierda europea y los sindicatos hayan denunciado el dumping social. "El principio de pa¨ªs de origen es el fin de la dimensi¨®n social del mercado interior europeo", clama Wolfgang Kowalsky, de la CES.
El canciller alem¨¢n, Gerhard Schr?der, y el presidente franc¨¦s, Jacques Chirac, rechazan el proyecto. Esgrimen el dumping social, pero tambi¨¦n el riesgo de las deslocalizaciones de sus empresas hacia el este. Estos pa¨ªses del Este defienden la norma. Hungr¨ªa los lidera y Polonia se ha prestado a negociar el acuerdo. Cuentan con el apoyo de Londres, la patronal europea y el centro-derecha de la Euroc¨¢mara.
Desde La Haya, Bolkestein acusaba en la televisi¨®n p¨²blica holandesa de miop¨ªa a los detractores franceses del proyecto, pero tambi¨¦n de xenofobia, en raz¨®n de su apellido germ¨¢nico, y aseguraba que achacar a la directiva la consecuencia de que habr¨¢ dumping social es una "pura idiotez", informa France Press.
El presidente de la Comisi¨®n Europea, Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso, ha prometido una revisi¨®n mientras prosiguen las negociaciones en el seno de los Veinticinco y del Parlamento Europeo. Para Chirac ser¨ªa importante resolver este asunto antes del 29 de mayo, fecha del refer¨¦ndum franc¨¦s sobre la Constituci¨®n Europea.
En Francia, atemorizada por las deslocalizaciones, el debate ha llegado a la calle. Un sondeo de la publicaci¨®n comunista L'Humanit¨¦ Hebdo del pasado s¨¢bado refleja que el 68% de los franceses est¨¢ en contra de la directiva. Veinticuatro horas antes, otro sondeo daba por vez primera la victoria al "no", por un 51%, a la Constituci¨®n Europea.
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