Mercantilizaci¨®n de la Educaci¨®n
Asistimos en los ¨²ltimos tiempos -con el consentimiento c¨®mplice de dirigentes y electores- a una progresiva mercan-tilizaci¨®n del sistema educativo, transformando este aspecto de la forja de libertades, derechos y obligaciones del ciudadano, en un tr¨¢mite de soluciones individualistas.
Los tintes neocapitalistas junto a una tergiversaci¨®n de la democracia han permitido engarzar la libertad de formaci¨®n de los padres con un gran auge de la privatizaci¨®n educativa en todos los niveles, insertando de paso una formaci¨®n religiosa que privilegia doctrinas y contradice ¨¦ticas universalistas. Este proceso se camufla a veces mediante el concierto entre lo p¨²blico y lo privado (ense?anzas primaria y secundaria), o de manera abierta en niveles seudo profesionales (cursos de experto, master, doctorado...) En cualquier caso, el auge de centros no p¨²blicos aumenta y genera otro fen¨®meno manido y correoso: competitividad. Las leyes del mercado se aplican a la estructura educativa y se cacarean como ¨²nica forma de calidad; esta m¨¢xima de la econom¨ªa se ha demostrado in¨²til en otros ¨¢mbitos, encareciendo los servicios y prestaciones (banca, transportes, el¨¦ctricas, etc¨¦tera).
Estos cambios se est¨¢n estableciendo desde la educaci¨®n infantil (propuestas LOCE), hasta las cotas superiores, siendo en este caso avalados mediante las l¨ªneas expresadas en el contexto del Espacio Europeo de Ense?anza Superior y en la propia Constituci¨®n Europea. Se pretende cambiar el mundo universitario conceptualmente hacia la rentabilidad contable, ahogando honrosas resistencias (v¨¦ase la lucha anti-LOU-ANECA). Todos los arti-lugios, legislaciones y sistemas de control (agencias de evaluaci¨®n de calidad, acreditaciones, habilitaciones, ¨ªndices de impacto en las publicaciones, limosnas en complementos auton¨®micos, recortes presupuestarios y dem¨¢s milongas...) s¨®lo dificultan a¨²n m¨¢s las cosas, convirtiendo al docente en un hombre orquesta que debe ense?ar, investigar, administrar y gestionar. Mientras tanto, el sistema de acceso laboral se transforma en una meritocracia absurda y petulante, con mano de obra barata y sumisa, que por otro lado no tiene reconocimiento social. El vaticinio de la desaparici¨®n del funcionariado, (el Estado seguir¨¢ recortando gastos hasta ser un mero contable) no nos puede dejar de parecer un signo de alerta grave, a poco que uno vea indicios y consecuencias.
Por otra parte, ha comenzado una carrera mete¨®rica y mesi¨¢nica del uso de las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y la comunicaci¨®n como sin¨®nimo de calidad educativa. Sin ampararnos en el inmovilismo, los recursos y medios tecnol¨®gicos son sencillamente otros medios, pero no el eje direccional de un sistema educativo. La relaci¨®n de este tema con la econom¨ªa de mercado se palpa en una reducci¨®n de personal, con ejemplos ya vigentes donde un ¨²nico responsable por asignatura se rodea de una cohorte de teletutores, que en funci¨®n de la oferta y la demanda son contratados como lo har¨ªa una empresa de trabajo temporal. En el ¨¢mbito educativo infantil y especialmente en los j¨®venes, cada vez son m¨¢s las voces que defienden una "adecuaci¨®n" a sus interfaces naturales, (m¨®vil, consola, Internet, TV). Estas posiciones (?incluido educadores!) pretenden generar una supuesta revoluci¨®n formativa con ciberclases, ciberalumnos y ciberprofesores. La realidad es que estos medios ya condicionan al alumno como entidad social y no se advierte un cambio positivo en la conformaci¨®n de valores, propuestas sociales o interacci¨®n entre ciudadanos. Con todo ello, debemos mantener que las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y comunicaci¨®n (TIC) no son en s¨ª mismas err¨®neas, ampliando capacidades novedosas que hay que saber aprovechar. Sin embargo, la vor¨¢gine de ventas de versiones de sistemas inform¨¢ticos, nuevos perif¨¦ricos o m¨®viles multimedia, son en buena medida, actualizaciones ficticias que malgastan recursos y dejan obsoletos sistemas perfectamente v¨¢lidos, a la par que aumenta las diferencias en disponibilidad de medios respecto al llamado tercer y cuarto mundo.
Por todo ello, manifiesto mi profunda preocupaci¨®n y cr¨ªtica como educador, dejando a la reflexi¨®n la evidencia de las nefastas consecuencias que un sistema neoliberal incontestado, est¨¢ generando en nuestras sociedades y la formaci¨®n de sus futuros ciudadanos. El futuro estar¨¢ condicionado indefectiblemente por su correcci¨®n o connivencia.
Sergio Villalba Jim¨¦nez es Profesor Titular de Escuela Universitaria, de la Facultad de Ciencias de la Educaci¨®n. Universidad de Sevilla
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