Casas baratas... y de dise?o
Gallard¨®n apuesta por grandes arquitectos para construir vivienda social
Granate, ocre, albero, naranja, rosa, azul el¨¦ctrico. ?stos son los colores que el arquitecto mexicano Ricardo Legorreta (M¨¦xico DF, 1931) ha escogido para crear una urbanizaci¨®n de 112 viviendas protegidas en el suroeste de Madrid con un presupuesto de 10,4 millones de euros. Y parece mentira que los que ayer se convirtieron en propietarios de esos pisos de entre 60 y 90 metros, ideados por la misma mente que levant¨® la biblioteca de la ciudad de San Antonio, en Tejas, o el museo de la moda de Londres, hayan pagado por ellos entre 92.000 y 135.000 euros (en una comunidad donde el metro cuesta una media de 3.245 euros).
Es un empe?o del alcalde de Madrid. Alberto Ruiz-Gallard¨®n -que ayer entreg¨® junto a su concejal de Urbanismo, Pilar Mart¨ªnez, las llaves de esas viviendas- ha contratado, entre otros, a Thom Maine, ¨²ltimo premio Pritzker (similar al Nobel de arquitectura); al futurista equipo MVRDV y a David Chipperfield, el creador del llamado minimalismo denso, para hacer pisos en la capital destinados a los ciudadanos con menos recursos econ¨®micos.
Firmas de gran prestigio realizan uno de cada 40 proyectos de la empresa de la vivienda de Madrid
"No s¨®lo es una medida social. Tambi¨¦n ponemos a Madrid en un puesto destacado en las gu¨ªas de la arquitectura internacional. Tanto por estos arquitectos como por los magn¨ªficos profesionales espa?oles que tambi¨¦n se involucran en este proyecto", afirm¨® el concejal delegado de Vivienda, Sigfrido Herr¨¢ez.
Los resultados ya han empezado a verse en varios barrios de la capital. En Sanchinarro, por ejemplo, se levanta una arriesgada construcci¨®n con forma de portarretratos gigante de 22 pisos de alto y con un agujero rectangular en medio convertido, a 15 metros del suelo, en un jard¨ªn comunitario. Lo han bautizado como edificio Mirador y ya es un referente de las mejores obras del despacho holand¨¦s MVRDV.
La urbanizaci¨®n que ayer entreg¨® Gallard¨®n no tiene a¨²n nombre, aunque los madrile?os que transitan por la carretera de Extremadura, cerca de los cuarteles de Campamento, que tambi¨¦n albergar¨¢n vivienda social, ya las llaman "las casas de colorines". Algo que no termina de convencer a varios de los vecinos agraciados con una de esas viviendas de firma. "Es que son muy chillonas y ese color naranja... La primera vez que lo vimos no nos gust¨® nada". Cinco familias encuestadas, cinco detractores del color. "Raras y chillonas". Pese a que la mayor¨ªa de los adjudicatarios (el 77%) son j¨®venes menores de 35 a?os.
Legorreta se defiende bien: "Eso es falta de costumbre. Mi arquitectura se basa mucho en el color y nunca he visto una reacci¨®n en contra del color. Cuando pase un tiempo, les gustar¨¢". Un arquitecto que prefiere no hablar de pisos de protecci¨®n p¨²blica, sino de "viviendas sin excesos de lujo en las que poder ser feliz".
Sin embargo, durante su paseo por el interior de una de las casas, Ruiz-Gallard¨®n se asombra: "?Cu¨¢nta arquitectura hay tambi¨¦n dentro de los pisos!". Los acabados son magn¨ªficos y poseen soluciones caviladas como puertas correderas entre el sal¨®n y el recibidor que aumentan el volumen de la sala.
Herr¨¢ez afirma que "uno de cada 40 proyectos de la Empresa Municipal de la Vivienda se le encarga a un equipo de arquitectos de renombre". Algo que, dice, no es nada f¨¢cil: "Legorreta pierde dinero con este proyecto, pero hemos logrado que acepte, entre otras cosas porque es un hombre comprometido con las viviendas y las ciudades". "Es una cuesti¨®n de humanidad", afirma el arquitecto. De eso y de una petici¨®n hecha al aceptar: que le llevaran a los toros cuando viniera a Madrid. Cuesti¨®n de la fiesta del color.
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