La escuela, epicentro del futuro
La Fundaci¨®n Vicente Ferrer escolariza en India a 125.000 alumnos de castas desfavorecidas
A veces un sencillo edificio de ladrillo puede revolucionar la vida de una comunidad. As¨ª ha ocurrido con la red de m¨¢s de 1.600 colegios que, de la mano de la Fundaci¨®n Vicente Ferrer, funcionan en un millar de peque?os municipios del distrito de Anantapur, en el Estado de Andhra Pradesh (India), y acogen a casi 125.000 alumnos de las castas con menos recursos, como los d¨¢lits (intocables).
Estos centros se han convertido en el eje neur¨¢lgico alrededor del cual gira la educaci¨®n de ni?os y j¨®venes, pero tambi¨¦n la actividad social y econ¨®mica de la comunidad. As¨ª, a base de implicar a todos los vecinos en los procesos educativos, las escuelas se han transformado en el catalizador que teje el entramado para el desarrollo agr¨ªcola, ganadero y comercial, porque es entre sus cuatro paredes donde, adem¨¢s de impartirse clases de matem¨¢ticas o lengua, tambi¨¦n se ha conseguido reunir a los vecinos para sumar fuerzas y decidir el uso de los fondos comunitarios, la distribuci¨®n de las labores agr¨ªcolas o la coordinaci¨®n de peque?as actividades comerciales.
Los vecinos asumen parte del salario de los docentes, a quienes ellos mismos eligen
"La escuela emana conocimiento y respeto, por lo que traspasa sus funciones educativas y hace las labores de centro c¨ªvico, que da sentido de uni¨®n y responsabilidad a la comunidad para que puedan huir de la pobreza", explica Typeswamy, de 51 a?os, uno de los responsables del ¨¢rea educativa.
Hace 30 a?os, s¨®lo el 5% de los ni?os y ni?as de este distrito pertenecientes a la casta de los intocables acud¨ªa a clase. Ahora son m¨¢s del 95%, y su formaci¨®n ya est¨¢ cambiando las oportunidades de futuro para sus familias. "Lo dif¨ªcil es el principio, cuando llegas a un pueblo y quieres convencer a los vecinos de la importancia de tener una escuela para despu¨¦s llevar a cabo los proyectos de desarrollo integral. Algunos son reacios porque son tan pobres que creen que la educaci¨®n es un asunto de ricos", prosigue Typeswamy. Con un deje de orgullo, este profesor afirma que no son "radicales, pero lo cierto es que se ha llevado a cabo una revoluci¨®n silenciosa".
Bhagipalli es un peque?o pueblo de Anantapur en el que viven 80 familias. Su escuela es, de largo, el edificio m¨¢s cuidado de la comunidad. Cantamma es madre de dos cr¨ªos y ha venido a recogerlos a la escuela. Cuenta que ella tambi¨¦n se ha animado a estudiar de la mano de su hija. "La vida de todos est¨¢ mejorando. Antes est¨¢bamos condenados a la miseria y no ten¨ªamos capacidad de elecci¨®n. Ahora seguimos siendo pobres pero participamos en decisiones como los cultivos agr¨ªcolas, la construcci¨®n de pozos o la inversi¨®n de microcr¨¦ditos. Tenemos algo que antes no conoc¨ªamos: cierto grado de libertad", explica.
Aruna es profesora en la escuela de Bhagipalli. Tiene 21 a?os y es de las primeras generaciones que estudi¨® en una de las escuelas de la fundaci¨®n. Cree en el sagrado valor de la educaci¨®n, que aporta entre otras cosas "confianza y seguridad", algo que es dif¨ªcil poseer si perteneces a la casta considerada m¨¢s baja y pobre durante siglos. Ahora, miembros de los intocables llevan a cabo acciones impensables s¨®lo 20 a?os atr¨¢s, como ir al banco, compartir mesa con otras castas o poner en marcha un peque?o negocio. "Poco a poco, la discriminaci¨®n se diluye gracias a la escuela", explica Aruna, quien asegura que "las alumnas de ahora ser¨¢n futuras madres y la vida que le podr¨¢n dar a sus hijas estar¨¢ a a?os luz de la de sus abuelas", dice.
El factor clave que diferencia la red de escuelas de la fundaci¨®n con otros proyectos parecidos es que la comunidad es el sujeto activo del cambio. Para empezar, los edificios han sido construidos por las propias comunidades, y a pesar de sus escasos recursos -muchos apenas ganan un euro al d¨ªa-, los vecinos asumen parte del salario de los docentes, a quienes ellos mismos eligen entre los miembros del vecindario. No obstante, la fundaci¨®n sufraga la mayor parte de dicho sueldo y, adem¨¢s, ofrece uniformes, material escolar, garantiza la asistencia sanitaria y abre una cartilla de ahorro a los alumnos. Conscientes de la importancia de los procesos educativos, la organizaci¨®n pone en marcha sus programas sanitarios, de vivienda, mujer o ecolog¨ªa con la condici¨®n de que la comunidad se comprometa a escolarizar a todos los ni?os y ni?as del lugar. "Nosotros no hacemos caridad, sino que involucramos a la comunidad para que trabajen activamente en la transformaci¨®n de sus vidas", explica Vicente Ferrer, de 84 a?os, presidente de la Fundaci¨®n y uno de los primeros impulsores de los proyectos de desarrollo integral.
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