El Centro Gonz¨¢lez Bern¨¢ldez y la pol¨ªtica ambiental de Madrid
El autor denuncia que corre peligro la continuidad del centro de informaci¨®n y asesoramiento por las maneras de actuar de la Consejer¨ªa de Medio Ambiente.
El Centro de Investigaciones Ambientales de la Comunidad de Madrid, CIAM, Fernando Gonz¨¢lez Bern¨¢ldez ocupa un precioso edificio cedido por el pueblo serrano de Soto del Real. Fue creado hace casi veinte a?os por acuerdo entre el Departamento Interuniversitario de Ecolog¨ªa de Madrid y la Comunidad Aut¨®noma y tuvo su primera sede en las dependencias de ese departamento en la Universidad Complutense. El acuerdo revelaba la necesidad de asesoramiento del Gobierno auton¨®mico de entonces sobre la creaci¨®n y gesti¨®n de espacios naturales protegidos y la idea de que la ciencia -los ec¨®logos de la universidad- ayudara en la tarea.
Se cre¨® una comisi¨®n mixta, formada por miembros de aquel departamento y de la Comunidad. El director del centro fue nombrado por acuerdo entre ambas instituciones, as¨ª como el personal investigador y becarios incorporados al mismo. Durante la ya larga vida del CIAM se han realizado trabajos de investigaci¨®n aplicada no desde?ables, gracias a la colaboraci¨®n con profesores universitarios y a su tutor¨ªa de investigadores y becarios del centro. Las bases de la creaci¨®n de la Red Natura 2000 para Madrid o, recientemente, los estudios de apoyo para el Plan de Ordenaci¨®n de los Recursos Naturales del inminente Parque Nacional de Guadarrama son algunos ejemplos de ello.
Hoy no parece claro que el Gobierno de esta Comunidad quiera mantener un centro como ¨¦ste y con ese nombre. No si el convenio ha de depender de la pol¨ªtica ambiental de Madrid, de su curiosa perspectiva de la naturaleza y calidad del entorno madrile?o y de las maneras de actuar de su Consejer¨ªa de Medio Ambiente.
La continuidad de este centro ha estado con frecuencia sujeta a peripecias de todo tipo, atribuidas por el Gobierno auton¨®mico de turno a interferencias con las competencias de agricultura, de planificaci¨®n territorial, de educaci¨®n..., siempre acompa?adas de despidos de investigadores y de becarios inapropiados para los comprometidos fines ambientales del Gobierno. Con el paso del tiempo ¨¦ste relegar¨ªa a un segundo plano el objetivo inicial del centro y su tarea abarcar¨ªa la m¨¢s gen¨¦rica tem¨¢tica del "medio ambiente" de la Comunidad.
Los ¨²ltimos gobiernos auton¨®micos han tenido una equ¨ªvoca voluntad pol¨ªtica de disponer de un centro de informaci¨®n y asesoramiento ambiental para Madrid basado en la aplicaci¨®n de la ciencia ecol¨®gica. As¨ª, en una decisi¨®n unilateral, el Gobierno sustituy¨® al director del centro, nombrando adem¨¢s un subdirector apropiado para sus fines -la universidad accedi¨® al cambio creyendo que ah¨ª terminar¨ªan los problemas del Gobierno y que era posible el dif¨ªcil matrimonio entre la ciencia y la Administraci¨®n madrile?a-. Enseguida, no obstante, fue contratado tambi¨¦n cuanto personal consider¨® conveniente ese Gobierno, de manera que en el CIAM convergen hoy convenios de distintos tipos y entidades, as¨ª como fundaciones diversas encargadas de desarrollar diferentes estudios de dif¨ªcil coordinaci¨®n.
La continuidad de un centro como el ideado inicialmente radica en que, ante todo, su organizaci¨®n sea independiente. Las decisiones de una comisi¨®n mixta deben tomarse de mutuo acuerdo, y si el centro dice llamarse "de investigaciones", alg¨²n peso deben tener las opiniones de los cient¨ªficos. Las decisiones no deben ser impuestas por quien paga porque ning¨²n cient¨ªfico puede admitir esto durante mucho tiempo. Se trata, o deber¨ªa tratarse, de un centro de investigaciones ambientales aplicadas, no de una consultora ad hoc. Su organizaci¨®n deber¨ªa producir informes objetivos, basados en la imparcialidad de la ciencia aplicada al medio ambiente. Documentos en mano, el Gobierno auton¨®mico podr¨¢ encauzar las directrices pol¨ªticas que le convengan -algo que podr¨ªa ser comprensible-, no tomando decisiones de antemano argumentando a posteriori que fueron realizados concienzudos estudios ambientales. Por ejemplo, si este centro fuera consultado sobre la extensi¨®n y l¨ªmites de un futuro parque nacional, las decisiones sobre ello deber¨ªan deducirse de los estudios del centro y no al rev¨¦s. Si en la comisi¨®n mixta hubiera t¨¦cnicos de la propia Comunidad discrepantes con la pol¨ªtica ambiental de ¨¦sta deber¨ªan ser o¨ªdos, no apartados tambi¨¦n de la comisi¨®n. El medio natural de una comunidad aut¨®noma no es patrimonio de ning¨²n cuerpo profesional ni, mucho menos, puede depender de sus rencillas internas. Si el director del centro fuera cesado, su puesto no deber¨ªa quedar vacante indefinidamente. Si los cient¨ªficos que tutorizan desde la universidad los trabajos del centro opinan sobre el contenido de ¨¦stos, deben ser o¨ªdos, no ignorados.
Afrontar el reto ambiental en un territorio como el de Madrid no es una tarea f¨¢cil. La conservaci¨®n de la naturaleza es aqu¨ª probablemente m¨¢s dif¨ªcil que en ning¨²n otro lugar de Espa?a. El espacio madrile?o no es el de C¨¢ceres o el de Soria, por se?alar territorios todav¨ªa ambientalmente afortunados. Precisamente por ello ser¨ªa m¨¢s necesaria la ayuda -la consulta- de los expertos. ?Hacia d¨®nde va, pues, consejero, la penosa pol¨ªtica ambiental actual de Madrid?
Fernando Gonz¨¢lez Bern¨¢ldez fue un cient¨ªfico empe?ado como pocos en la conservaci¨®n de la naturaleza y la planificaci¨®n ambiental. Tuvo frecuentes problemas con la administraci¨®n, pues aceptaba malamente su prepotencia, miop¨ªa y sordera ante nuestro celt¨ªbero caos ambiental. Quiz¨¢ por ello fue admirado por tantos profesionales independientes y comprometidos, por la comunidad conservacionista y por el movimiento ecologista. Como contrapartida, tuvo enemigos tanto en la administraci¨®n del anterior r¨¦gimen como en la democr¨¢tica, siempre personajes de medio pelo, intrigantes de pasillos ministeriales como los que proliferan tambi¨¦n hoy en las sedes de partidos y consejer¨ªas.
Francisco D¨ªaz Pineda, catedr¨¢tico de Ecolog¨ªa, es presidente de WWF Espa?a-ADENA
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