?Qui¨¦n edit¨® el 'Quijote' en Cuba?
Simult¨¢neamente se publican en EL PA?S dos r¨¦plicas a mi art¨ªculo El mito de don Quijote en La Habana, aunque ninguna de las dos se detiene a considerar lo sustancial de mi homenaje a Guillermo Cabrera Infante. La doctora Raquel Arias Careaga y el se?or Fernando Le¨®n Jacomino, este ¨²ltimo del Instituto Cubano del Libro, se proponen negar que hubiera sido Carlos Franqui el responsable de hacer de Don Quijote de La Mancha el primer libro de la revoluci¨®n cubana. Curiosamente, para este acontecimiento cada uno de ellos tiene su propio candidato. A la doctora Arias Careaga le parece ofensivo dudar de que fuera Alejo Carpentier el autor de tan formidable idea. El se?or Le¨®n Jacomino considera inaceptable arrebatar a Fidel Castro el m¨¦rito de editar el Quijote. Sin propon¨¦rselo, su discrepancia ilustra las dificultades a las que debe enfrentarse el que quiera reconstruir la memoria hist¨®rica. Por un lado, sortear la injerencia hagiogr¨¢fica de los pr¨®ceres. Por otro, someter a escrutinio los diferentes testimonios en liza.
Como la doctora Arias Careaga y el se?or Le¨®n Jacomino acaban de descubrir su discrepancia, espero que tengan oportunidad de desmentirse y revelar cu¨¢l de sus fuentes merece ser m¨¢s cre¨ªble: si la viuda de Alejo Carpentier o el poeta haitiano Ren¨¦ Depestre. Sospecho que no les resultar¨¢ dif¨ªcil ponerse de acuerdo. Yo, por mi parte, y en ausencia de otros testimonios personales, me limito a citar al ¨²nico protagonista que, hasta donde yo s¨¦, ha reclamado por escrito -en su libro Retrato de familia con Fidel, Seix Barral, 1981, p¨¢gina 156)- la autor¨ªa y la iniciativa de tan destacada edici¨®n: Carlos Franqui.
Y lo hago sin necesidad de llegar al indeseable extremo de obviar "la admiraci¨®n de Carpentier por Cervantes", pues aunque la doctora Arias Careaga me impute tan extraviado juicio, confieso que para m¨ª sigue siendo a todas luces inconcebible negar el conmovido asombro que Cervantes provoca en los que se inclinan a leer sus libros.
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