?Oiga, torre de controrrr?
LA MEZCLA DE G?NEROS en el periodismo es muy interesante, pero puede provocar equ¨ªvocos poco recomendables. Hace tiempo que sintonizo programas de radio en los que se habla mucho de pol¨ªtica, y todav¨ªa no s¨¦ si son de humor o de terror. Suelo escuchar la radio apuntando en una libreta ideas para chistes, y d¨ªas atr¨¢s tropec¨¦ con unos se?ores muy fogosos que comentaban la posibilidad del traspaso de los aeropuertos al Gobierno catal¨¢n. En seguida se ve¨ªa que no eran partidarios. Entre los inconvenientes se inclu¨ªa que, al locutarse por megafon¨ªa las instrucciones en catal¨¢n, "muchos pasajeros se perder¨ªan". Muy bien visto. Otro contertulio apunt¨® un aspecto m¨¢s grave: si desde la torre de control se dan instrucciones en catal¨¢n, ?c¨®mo van a entenderlas los pilotos? "?A saber d¨®nde aterrizar¨¢n!", conclu¨ªa. Aterrador. Quieres ir a Barcelona y te dejan en Pek¨ªn, donde te hablan en chino, s¨ª, pero sin la mala sombra de los catalanes. "?Oiga, se?orita, qu¨¦ clase de servicio es ¨¦ste!". "?A m¨ª qu¨¦ me dice, me han hablado en catal¨¢n y me he tenido que desviar!". Y a buscarse la vida: si ves una noria muy grande es Viena. Una torre muy alta: Par¨ªs. ?La torre est¨¢ inclinada? Pisa. Y c¨®mo vuelves, adem¨¢s. Y d¨®nde te dejar¨¢n. Una angustia, un estr¨¦s, ?un poquito de por favor!
Hace tiempo que sintonizo programas de radio en los que se habla mucho de pol¨ªtica, y todav¨ªa no s¨¦ si son de humor o de terror
?Y no se ofrecer¨ªan las instrucciones en otro idioma, adem¨¢s del catal¨¢n?, pregunt¨® alguien. "?S¨ª, en esloveno o alguno de esos!", replicaba el capit¨¢n, irreductible. Aunque no se puede asegurar, probablemente echaba fuego por las muelas, que es una expresi¨®n muy catalana. Hab¨ªa que vencer el acto reflejo de quitarse el auricular, por si te quemaba. Todo el rato dec¨ªa: "?A saber, a saber!", sin que pueda precisarse si era una orden o un tic. "?A saber, a saber!", y a continuaci¨®n iba sofisticando su propio chiste, con un estilo muy peculiar: "?Imag¨ªnate que va a aterrizar un piloto espa?ol, que no sabe idiomas, le dan instrucciones en catal¨¢n, ingl¨¦s y esloveno, y el pobre hombre, ?c¨®mo aterriza?". Pues c¨®mo quiere que aterrice: con la cabeza como un bombo, con tanta instrucci¨®n. Que le dejen, hombre de Dios, que le dejen, que seguro que lleva muchas horas de vuelo, y ya sabr¨¢ la criatura c¨®mo tomar tierra.
El panorama era terrible, pero divertido. Mucho m¨¢s divertido si ca¨ªas en la cuenta de que, en realidad, todo eso lo dec¨ªan en serio: pasajeros perdidos, aviones extraviados, gente viajando al azar, familias rotas... Ese padre de familia telefoneando a casa: "Que te lo juro, Mari, que me han dejado en Bratislava, yo quer¨ªa ir a cenar, da besos a las ni?as". Esa ejecutiva abandonada en M¨²nich: "Paco, te quiero, ailoviu, ailovien, o como se diga en alem¨¢n, malditos idiomas".
Rebobinemos un momento: "Imag¨ªnate que va a aterrizar un piloto espa?ol, que no sabe idiomas, le dan instrucciones en catal¨¢n, ingl¨¦s y esloveno, ?y...!". ?Saben lo que encuentro mal de esa parte de la espa?ol¨ªsima soflama? La desconfianza en la cultura de los espa?oles. Se da por supuesto que los espa?oles no sabemos idiomas. Incluso los profesionales muy cualificados. ?C¨®mo no va a saber esloveno un piloto? Un piloto espa?ol sabe esloveno antes de cumplir tres a?os, hombre, por m¨¢s que estudiara con la LOGSE. A veces, queriendo defender mucho a Espa?a, se la denigra.
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