"La anticipaci¨®n no es sana"
Al ilustrador y dise?ador Jordi Labanda (Mercedes, Uruguay, 1970) le han bastado algo m¨¢s de 10 a?os para colocarse a una escala internacional de v¨¦rtigo. Fama global, encargos millonarios, cotizaci¨®n, club de fans y enemigos a partes iguales: ¨¦se es su halo. Valorado y denostado, es hoy el m¨¢s internacional de los dibujantes espa?oles, firma habitual de las principales revistas, del Vogue Am¨¦rica al Wallpaper, con l¨ªneas personales que van de la papeler¨ªa a los complementos y la ropa. Catal¨¢n de adopci¨®n y cosmopolita de vocaci¨®n, su estilo evocador de los a?os cincuenta y sesenta ha acabado por tener una legi¨®n de imitadores y un sinf¨ªn de coleccionistas persiguiendo un gouache original, un bolso o una camiseta. El pr¨®ximo jueves 14 inaugura una exposici¨®n en un local del barrio del Raval que no es propiamente una sala de arte, y presenta un libro con sus colaboraciones en prensa que ser¨¢ el primero de un coleccionable anual y a medio plazo.
"La moda ha llegado a mi vida como todo lo dem¨¢s, de manera casi casual y muy r¨¢pido. Ahora el que me diga que es fr¨ªvola, lo mato"
Pregunta. Siempre hay mucho color en sus dibujos, rara vez usa el blanco y negro.
Respuesta. Es cierto, y si hay trabajos en blanco y negro, el resultado es algo as¨ª como si una foto en color fuera virada al blanco y negro. El color para m¨ª es semi¨®tico, con el color se puede comunicar. Es una manera de decir desde el estado de ¨¢nimo a otra cosas.
P. No hay en su estudio m¨¢quinas de las que son habituales hoy para optimizar el dibujo: ordenadores, compresores, aer¨®grafos...; s¨®lo pinceles y tubos, l¨¢pices y rotuladores.
R. El dibujo es la mano. S¨®lo uso el ordenador para comunicarme.
P. ?Se considera un artista o un empresario?
R. Soy un dibujante comercial. La l¨ªnea entre esto y el artista es cada vez m¨¢s sutil. Ahora, si no hay una buena base art¨ªstica, no hay buen trabajo.
P. Pero sus dibujos se cotizan ya desde hace tiempo entre coleccionistas.
R. La cotizaci¨®n es una lectura posterior. Y en cierto sentido tiene m¨¢s m¨¦rito que el arte real. Siempre pongo de ejemplo el trabajo comercial de Andy Warhol, que ahora est¨¢ considerado como arte.
P. Por ejemplo, sus bocetos para escaparatismo de los a?os cincuenta.
R. Exactamente. Puede volver a decirse aqu¨ª que cuando la base es buena, las fronteras se desdibujan.
P. ?Es tan importante Warhol para usted y su obra?
R. Mi conexi¨®n con Andy Warhol es m¨¢s vital que puramente est¨¦tica. Mi ¨¦xito como ilustrador es warholiano en cuanto es un ¨¦xito calificable de pop. Eso de que me pidan aut¨®grafos en la calle, que existan clubes de fans en muchas ciudades: todo eso es "a lo Warhol". En ese sentido, el boom de mi trabajo se acerca m¨¢s al de una estrella pop. Hoy todo ha cambiado. Antes, los ilustradores se mor¨ªan de hambre. Mi libro de cabecera son los diarios de Andy. Y me interesa mantener las distancias con el arte, tal como era la relaci¨®n que ten¨ªa ¨¦l con el dinero y la fama, su relaci¨®n con los ricos, los retratos.
P. En cuanto a estilo, se puede decir que es un ilustrador vintage, aunque la palabra est¨¦ ya sobada, por sus preferencias.
R. Hoy en d¨ªa tenemos la industria de la nostalgia, incluso de lo no vivido. Tenemos una generaci¨®n de objetos y parafernalia est¨¦tica neorretro que hablan de d¨¦cadas doradas. Desde peque?o yo ansiaba eso. Ya con seis o siete a?os me sent¨ªa director de arte, reordenaba, redecoraba la realidad, so?aba en una Espa?a con s¨®lo dos canales de televisi¨®n y un mont¨®n de filmes antiguos.
P. De ah¨ª su pasi¨®n por las pel¨ªculas en tecnicolor y por Audrey Hepburn, que, m¨¢s que musa, para usted es una diosa.
R. Y por las cintas de Douglas Sirk, por ejemplo.
P. Todo eso est¨¢ resumido en su estilo, y ahora tambi¨¦n en sus incursiones en la moda y en los complementos.
R. La moda ha llegado a mi vida como todo lo dem¨¢s, de manera casi casual y muy r¨¢pido. Yo estudi¨¦ dise?o industrial, de modo que ten¨ªa clara mi relaci¨®n con lo tridimensional. Ahora el que me diga que la moda es fr¨ªvola, lo mato. El gusto cambiante del p¨²blico receptor te obliga a algo que no es sano: la anticipaci¨®n, una lucha contra el tiempo, y as¨ª he llegado a entender las personalidades tan peculiares que produce la moda. Tambi¨¦n as¨ª he aprendido a trabajar en equipo y a valorarlo.
Babelia
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