Alfabetizaci¨®n digital

Uno de los denominadores comunes que exhiben las econom¨ªas m¨¢s pr¨®speras es la elevada difusi¨®n de Tecnolog¨ªas de la Informaci¨®n y de la Comunicaci¨®n ( TIC). Su contribuci¨®n al crecimiento econ¨®mico, a trav¨¦s de aumentos de la productividad, dispone de un amplio respaldo emp¨ªrico. Lo hacen actuando de catalizadores de cambios en las organizaciones, p¨²blicas y privadas, en la direcci¨®n de una mayor flexibilidad, generadora de ganancias de eficiencia. Todas las ¨¢reas y subsistemas de la gesti¨®n, no solo de las empresas, son susceptibles de ese virtuoso desplazamiento. La explotaci¨®n de nuevos canales de distribuci¨®n, la creaci¨®n de nuevos productos y servicios y, en definitiva, las posibilidades de diferenciaci¨®n encuentran un valioso apoyo en esas tecnolog¨ªas.

Con raz¨®n se asimila la modernizaci¨®n econ¨®mica con el fortalecimiento de la inversi¨®n p¨²blica y privada en tecnolog¨ªas de la informaci¨®n

Con raz¨®n se asimila la modernizaci¨®n econ¨®mica de los pa¨ªses con el fortalecimiento de la inversi¨®n p¨²blica y privada en esas tecnolog¨ªas y con la extensi¨®n de las mismas entre sus ciudadanos. Tambi¨¦n con la facilidad con que las administraciones p¨²blicas hacen uso de las mismas en sus procesos internos y, desde luego, en su interlocuci¨®n con los ciudadanos. La s¨ªntesis de todo ello es lo que gen¨¦ricamente podemos considerar la alfabetizaci¨®n digital. Las disparidades en los niveles de esa inserci¨®n en la sociedad de la informaci¨®n pueden ayudar a explicar las existentes en el crecimiento de la productividad de las econom¨ªas nacionales y, en definitiva, en el progreso y bienestar de sus habitantes.

El World Economic Forum acaba de publicar la cuarta edici¨®n de su Global Information Technology Report, correspondiente a 2004-2005, en el que incorpora un ¨ªndice que bien podr¨ªamos asimilar a la extensi¨®n de esa alfabetizaci¨®n. El Networked Readiness Index (NRI) mide el progreso en ese ¨¢mbito de m¨¢s de un centenar de pa¨ªses destacando los obst¨¢culos pol¨ªticos, institucionales y estructurales que impiden que las naciones capturen completamente los beneficios de las TIC, as¨ª como el grado de preparaci¨®n y utilizaci¨®n de las mismas por individuos, empresas y gobiernos. Se trata, por tanto, de un indicador del grado de extensi¨®n mundial de las mejores pr¨¢cticas en ese campo, de especial utilidad para aquellos gobiernos seriamente comprometidos con el crecimiento de sus econom¨ªas: en particular con la calidad del mismo, con la garant¨ªa de su sostenibilidad a largo plazo.

Ocho de los diez primeros pa¨ªses de la edici¨®n anterior repiten posiciones en la de 2004. Entre las seis mejores del mundo vuelven a estar cuatro pa¨ªses n¨®rdicos, en los que sus gobiernos asumieron hace a?os un decidido liderazgo en esa alfabetizaci¨®n digital. Son pa¨ªses que tambi¨¦n encontramos en las primeras posiciones por capacidad competitiva de sus econom¨ªas, por la calidad de sus instituciones p¨²blicas y en el m¨¢s relevante ranking de renta por habitante. Espa?a aparece, un a?o m¨¢s, en la posici¨®n 29?, detr¨¢s de Estonia y de Malta. Una posici¨®n expresiva de una escasa alfabetizaci¨®n digital; poco consecuente con su envergadura (la 9? del mundo por PIB) y con las exigencias de modernizaci¨®n de su patr¨®n de crecimiento; pero coherente con las carencias que denuncia uno de los mayores desequilibrios exteriores del mundo. A tiempo estamos de hacer de la alfabetizaci¨®n digital el catalizador de la modernizaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola.