Un programa demandado por los ciudadanos

Conocer para convivir es un proyecto que se realiz¨® durante la pasada campa?a agr¨ªcola y que cont¨® con una gran acogida. El a?o pasado se realiz¨® una experiencia piloto con los Ayuntamientos de las ¨¢reas agr¨ªcolas de la provincia onubense. Este a?o la idea se decidi¨® trasladar a los colegios porque as¨ª lo demandaron tanto la poblaci¨®n inmigrante como la aut¨®ctona. La coordinadora del proyecto, Montserrat Madro?al subray¨® ayer la importancia de que "los ni?os profundicen en las culturas que llegan a sus pueblos, a sus aulas. Entendemos que la convivencia es posible gracias al conocimiento mutuo", dijo.

Por su parte, Daniel Yorker, otro de los educadores, afirm¨® que "mediante el juego, el alumno asimila conocimientos que no olvida". En el taller impartido por este educador los escolares emprendieron un viaje con los ojos vendados hacia pa¨ªses imaginarios. "Hemos propuesto una serie de conductas, de comportamientos abstractos que resultan absurdos, pero sirven para explicar que en todas las sociedades ocurre algo similar, que hay comportamientos que nos pueden resultar extra?os pero que todos tienen su explicaci¨®n", explic¨®.

Diego Bejarano M¨¢rquez, de 12 a?os, se?al¨® que hab¨ªa viajado al pa¨ªs de Ontetotes donde sus habitantes se despiden con caramelos para que el adi¨®s resultara m¨¢s dulce y tienen por costumbre meter el dedo en la oreja para o¨ªr mejor. "Los alumnos realizan ese viaje con los ojos vendados para que perciban la sensaci¨®n de estar perdidos cuando llegan a un lugar que desconocen. Posteriormente hemos realizado un an¨¢lisis comparativo del pa¨ªs inventado y nuestra propia cultura y hemos descubierto cosas sorprendentes. Por ejemplo, que las mujeres caminen con tacones puede resultar rid¨ªculo en otras culturas", afirm¨®. Y a?adi¨®: "Les ha sorprendido mucho. Les he dicho que la clave radica en el respeto mutuo y en el entendimiento".