Mi boda maya

La periodista y fot¨®grafa barcelonesa ha recorrido 50 pa¨ªses en los ¨²ltimos 25 a?os. Su "bautismo de fuego", como ella lo llama, fue fotografiando los campamentos de refugiados de Centroam¨¦rica. Es vicepresidenta de la Sociedad Geogr¨¢fica Espa?ola y acaba de publicar Las damas de Oriente (Plaza y Jan¨¦s).

Tanto le apasiona la cultura ind¨ªgena que se cas¨® rodeada de ella.

Un a?o antes de casarme hab¨ªa estado en Chiapas haciendo un reportaje sobre los tejidos mayas y descubr¨ª una aldea maravillosa, Zinacant¨¢n, a una media hora de San Crist¨®bal de las Casas. Un lugar muy especial. Descubr¨ª una iglesia peque?ita que me cautiv¨®, con ese sincretismo cat¨®lico y maya. Propuse a mi pareja celebrar la boda en ese espacio m¨¢gico.

?Qui¨¦nes fueron los invitados?

La iglesia se abarrot¨® de ind¨ªgenas y la ceremonia fue en castellano y en tzotzil. Vinieron todos con sus mejores trajes, y yo pensando: "?Dios m¨ªo, y yo sin c¨¢mara!"; pero, claro, no iba a ponerme a hacer fotos.

?Y c¨®mo se visti¨®?

Llegu¨¦ a un acuerdo con los cofrades, porque quer¨ªan que me pusiera su traje de boda, una t¨²nica larga bordada y decorada con plumas. Les tuve que convencer de que yo me traer¨ªa mi propio vestido, uno sencillo y campestre. En el banquete, que fue al aire libre, me puse la t¨²nica, pero como mido 1,80 metros me llegaba por las rodillas en lugar de por los tobillos. No veas las risas.