Pol¨ªtica versus cinismo
Para la autora, a los ciudadanos les interesa que los pol¨¬ticos los representen con dignidad, lo que exige un compromiso absoluto con la verdad.
"Y en cuanto al gobernante y al rey, cuando un hombre ejerce s¨®lo el poder, es rey; pero cuando, seg¨²n las normas de la ciencia pol¨ªtica, alternativamente manda y obedece, es gobernante". As¨ª se expresaba quien sin duda fuese y sigue siendo maestro de maestros en el arte de la pol¨ªtica -aunque seg¨²n ¨¦l, ciencia-, Arist¨®teles. Mandar y obedecer. Opinar y escuchar. Acertar y equivocarse. Insistir y rectificar.
Con todos estos verbos y algunos m¨¢s se hace la Pol¨ªtica. ?sta s¨®lo tiene sentido si con las plataformas que ofrece eres capaz de hacer algo que le sirva a los ciudadanos para mejorar sus condiciones. Gestionar la vida p¨²blica no puede convertirse en un permanente pim pam pum de acusaciones, insultos, ofensas, dimes y diretes, que no sirven para nada, con el ¨²nico y exclusivo fin de desplazar al contrario del poder y que en nada colaboran a lograr el objetivo al que me he referido.
Es l¨®gico y normal que haya enfrentamientos por las diferentes maneras de entender qu¨¦ es lo mejor o c¨®mo hay que hacer las cosas para conseguirlo. Es tambi¨¦n humano que a veces ese enfrentamiento se traduzca en una subida de tono o en hacer alg¨²n comentario molesto, o en emitir alguna opini¨®n desmedida, o incluso, en hacer alguna afirmaci¨®n sin mucho fundamento cuando el calentamiento verbal llega a producir lo que se denominan excesos verbales, que no son otra cosa, traducido a romance, que meteduras de pata.
Pues bien. Las personas que nos dedicamos al servicio p¨²blico tenemos la obligaci¨®n de evitar cuantas m¨¢s meteduras de pata mejor, sencillamente porque los ciudadanos no nos pagan para que estemos todo el d¨ªa enfrascados en desmentir o contestar al "exceso verbal del contrario". A los ciudadanos les interesa que llevemos adelante los compromisos que hemos adquirido y por los que han votado a nuestros respectivos partidos. Les importa que gestionemos sus intereses y ordenemos la vida p¨²blica, nos hayan votado o no. Les interesa tambi¨¦n, o sobre todo, que los representemos y lo hagamos con dignidad. Todas estas obligaciones, y especialmente la ¨²ltima, exigen por nuestra parte un compromiso con la verdad que debe ser absoluto, por lo que cualquier desviaci¨®n de ese compromiso ha de ser inmediatamente explicada. Cuando eso sucede, pedir disculpas o reconocer errores no s¨®lo es conveniente para restaurar la cordura sino que adem¨¢s, si no se hace, endiablamos las relaciones pol¨ªticas llev¨¢ndolas justamente donde no deben estar.
Gracias a Dios soy una persona cualquiera y me equivoco m¨¢s veces de las que me gustar¨ªa. Lo hago en mi vida privada y lo hago cuando ejerzo la Pol¨ªtica. Y es que, adem¨¢s de ser pol¨ªtica, soy humana y es de humanos errar. Pero entonces, en un ¨¢mbito o en el otro, si me he equivocado debo reconocerlo, y si he ofendido debo disculparme. Eso es lo que esperan de nosotros. . . Y en esto llevamos ya demasiados d¨ªas, esperando.
El Parlamento es el m¨¢s sagrado de los lugares de la democracia. En ¨¦l, diputados que representan a todos los andaluces defienden los intereses de aquellos que los han elegido. La democracia de la que disfrutamos desde hace m¨¢s de 25 a?os tiene m¨¢s grandezas que tambi¨¦n hay que respetar. Entre otras, que una persona cualquiera, una persona normal, pueda formar parte del Consejo de Gobierno de Andaluc¨ªa.
Hay que evitar que los ciudadanos tengan la impresi¨®n de que los pol¨ªticos somos personas capaces de mentir con tal de quedar por encima de los adversarios. Por eso es importante que, cuando alguien miente en la C¨¢mara, restablezca la verdad en el menor plazo de tiempo posible, porque no s¨®lo lesiona el honor de los directamente afectados, sino, sobre todo, por respeto a la instituci¨®n y a los andaluces.
Los insultos, la crispaci¨®n y las mentiras no deben tener ning¨²n recorrido en pol¨ªtica. Al menos en mi forma de ejercerla.
Transcurridas estas semanas, el Partido Popular ha reconocido que han cometido un error en la investigaci¨®n de "tan importante asunto" como es d¨®nde trabajan los parientes de los cargos pol¨ªticos socialistas, pero no se ha disculpado por utilizar ese error como arma arrojadiza contra el Gobierno de la Junta de Andaluc¨ªa, ni por implicar en el debate pol¨ªtico a seres humanos que nada tienen que ver con los enfrentamientos entre nosotros, ni nada tienen que ver con sus obsesiones. Han liado a cuatro personas ajenas a la gesti¨®n pol¨ªtica, que est¨¢n esperando, igual que yo, una disculpa.
Esas cuatro personas, as¨ª como otras muchas que se han visto indirectamente aludidas e investigadas en base exclusivamente a los apellidos que les ha tocado llevar en la vida, se encuentran en la obligaci¨®n artificial, producto de una persistente actitud c¨ªnica, de tener que invertir la carga de la prueba.
Y cuando esto sucede, es porque alguien ha decidido transformar el cinismo en doctrina aplicable a la vida pol¨ªtica, lo cual produce en quien abandera el saber hacer de semejante perversi¨®n un permanente mentir sin despeinarse... y eso s¨ª les preocupa a los ciudadanos.
Evangelina Naranjo M¨¢rquez es Consejera de Gobernaci¨®n de la Junta de Andaluc¨ªa
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