Corriente para aliviar el sufrimiento
El hospital de Traumatolog¨ªa de Granada usa la estimulaci¨®n el¨¦ctrica del cerebro para tratar el dolor neurop¨¢tico
El dolor cr¨®nico motivado por una lesi¨®n nerviosa no es una enfermedad muy extendida, pero convierte en una pesadilla la vida diaria de los pacientes que lo sufren. En la mayor¨ªa de los casos, estos enfermos peregrinan por los servicios de neurolog¨ªa de los hospitales, las unidades del dolor y los psiquiatras en busca de una soluci¨®n a su afecci¨®n, pero s¨®lo consiguen atiborrarse de analg¨¦sicos y antidepresivos que, en la mayor¨ªa de los casos, no logran mitigar su sufrimiento.
Un equipo de neurocirujanos del hospital de Traumatolog¨ªa de Granada acaba de incluir en el cat¨¢logo del Servicio Andaluz de Salud un nuevo tratamiento consistente en la implantaci¨®n de dos peque?os electrodos en la corteza motora del cerebro (la que dirige los movimientos corporales). Mediante peque?os impulsos el¨¦ctricos consigue reducir los s¨ªntomas hasta en un 80%.
Esta nueva t¨¦cnica quir¨²rgica no sirve para cualquier tipo de dolor. S¨®lo est¨¢ indicada para los que tienen un origen neurop¨¢tico, como los que surgen despu¨¦s de un herpes Zoster, un accidente cerebrovascular (ictus), a ra¨ªz de trastornos medulares o por tumores que presionan nervios. Algunas veces aparecen como efecto secundario de los tratamientos que se prescriben a estas personas. Se trata de situaciones en las que el dolor no es un s¨ªntoma, sino una enfermedad, dicen los m¨¦dicos. Sufrirlo no tiene ninguna utilidad.
Los electrodos se colocan en la corteza cerebral motora (situada m¨¢s o menos sobre las orejas) en una operaci¨®n que seg¨²n el jefe del equipo granadino, Jos¨¦ Mar¨ªa Mart¨ªn Linares, "no presenta m¨¢s complicaciones que cualquier otra intervenci¨®n quir¨²rgica". Los cirujanos, asistidos por neurofisi¨®logos, hacen una apertura en el cr¨¢neo de unos cinco cent¨ªmetros de di¨¢metro y colocan los dispositivos a nivel superficial, lo que reduce significativamente los riesgos de la intervenci¨®n.
Tras probar durante unos d¨ªas la intensidad adecuada de los impulsos el¨¦ctricos (de entre uno y cuatro voltios) para mitigar el dolor, el paciente vuelve a pasar por quir¨®fano para colocarle un peque?o generador el¨¦ctrico (una pila) bajo la clav¨ªcula o en la parte baja del abdomen similar al de un marcapasos. "Solemos darles el alta una semana despu¨¦s de la operaci¨®n", explica el neurocirujano. "Algunos ni siquiera esperan a quitarse los puntos".
El equipo de Mart¨ªn Linares aprendi¨® esta nueva t¨¦cnica en el hospital de Cr¨¦teil (Francia), donde trabaja uno de los pioneros en la electroestimulaci¨®n cerebral, Jean Paul Nguyen. El mecanismo por el que los impulsos el¨¦ctricos mitigan el dolor todav¨ªa no est¨¢ muy claro. "Cuando se iniciaron los estudios sobre este sistema se cre¨ªa que se deb¨ªa actuar sobre la corteza sensitiva
[la que controla las sensaciones] en lugar de la motora", explica Mart¨ªn Linares. Pero los ensayos demostraron que la corriente hab¨ªa que aplicarla sobre la segunda.
"La estimulaci¨®n motora act¨²a sobre otras ¨¢reas del sistema nervioso como el tronco del enc¨¦falo, la sustancia reticular, la ¨ªnsula o el t¨¢lamo mediano", explica Majed Katati, otro de los neurocirujanos del equipo. "Mediante los impulsos, esas ¨¢reas remodelan la sensaci¨®n de dolor", a?ade el m¨¦dico. Es lo que los expertos llaman "efecto compuerta".
En los pocos meses que lleva en funcionamiento este nuevo m¨¦todo contra el sufrimiento, cinco pacientes ya han pasado por las manos de Mart¨ªn Linares, los dos ¨²ltimos el pasado jueves. La mejor¨ªa evaluada en cada una de estas personas oscila entre el 65% y el 80%. "El dolor se reduce de forma importante, as¨ª como la ingesta masiva de medicamentos. En general todos consiguen mejorar su calidad de vida", asegura el neurocirujano.
El principal obst¨¢culo al tratamiento es, seg¨²n el m¨¦dico, el miedo que sufren algunos pacientes a la intervenci¨®n quir¨²rgica. "Muchos prefieren seguir con sus dolores antes de someterse a una operaci¨®n que afecta al cerebro", contin¨²a el m¨¦dico, que insiste en que, a pesar de la aparente aparatosidad, el riesgo para el enfermo no es muy importante.
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