El doctorado terrorista de El Tunecino
El estudiante Serhane Ben Abdelmajid, considerado uno de los coordinadores del 11-M, se radicaliz¨® en 2001 tras mezclarse con un supuesto jefe de Al Qaeda para Europa
Parec¨ªa un buen chico. Callado, estudioso, de buenas maneras, muy p¨ªo. Serhane Ben Abdelmajid Fakhet, nacido el 10 de julio de 1968 en T¨²nez, daba el perfil de un empoll¨®n. No en vano disfrutaba desde 1994 de una beca de la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional (AECI) para doctorarse en Econ¨®micas en la Universidad Aut¨®noma de Madrid. Pero un buen d¨ªa, all¨¢ por 2001, antes incluso del 11-S, se cruz¨® en su camino un tal Amer el Azizi, Otman el Andalus¨ª, reci¨¦n llegado de un campo de adiestramiento en Afganist¨¢n. Ya no volvi¨® a ser el mismo. Hab¨ªa empezado a forjarse un terrorista, un asesino de 191 personas en cuatro trenes de Madrid. Las declaraciones de testigos y detenidos, recogidas en los 35 tomos y cuatro piezas separadas enviadas por el juez Juan del Olmo al Congreso, permiten dibujar el perfil, la vida en Espa?a, del que se considera uno de los cabecillas del comando del 11-M. Fue jefe poco a poco.
El 14 de marzo de 2003, renov¨® sin problemas su permiso de residencia y trabajo
Seis meses antes del 11-M preguntaba qui¨¦n quer¨ªa hacer la 'yihad' en Irak
Serhane, conocido ya como El Tunecino, lleg¨® a Espa?a all¨¢ por 1994. Casi siempre vest¨ªa de oscuro, era barbilampi?o y sol¨ªa mirar de frente, con los ojos muy abiertos. Comenz¨® a frecuentar la mezquita central de la M-30 de Madrid, donde quienes le conocieron por entonces dec¨ªan que era un religioso moderado y tolerante.
El joven estudiante (entonces ten¨ªa 26 a?os) fij¨® su residencia en la calle de la Pimienta, en Tres Cantos, muy cerca de la Universidad Aut¨®noma. Ten¨ªa posibles, porque la beca de la AECI (por la que cobr¨® 30.000 euros entre 1994 y 1998), combinada con la posibilidad de vivir en r¨¦gimen de pensi¨®n completa en residencias universitarias, le aliviaban de buscarse la vida. Tiempo despu¨¦s se mud¨® a la avenida de Brasilia, ya en Madrid, desde donde a veces iba caminando al metro de Nuevos Ministerios para tomar el tren hacia la facultad. O para acudir a clases en la Escuela Oficial de Idiomas.
No dur¨® mucho all¨ª porque al cabo de un a?o se fue a una casa en la calle de Mauricio Legendre. Los vecinos sol¨ªan verle con una mujer de nacionalidad francesa que lo llevaba a veces a casa en un Volvo. La misma mujer que le ayud¨® a mudarse a su pen¨²ltima morada, en el n¨²mero 41 de la calle de Francisco Remiro. El Tunecino present¨® todo tipo de avales cuando fue a firmar el contrato, el 3 de septiembre de 1998, a raz¨®n de 55.000 pesetas (330 euros) al mes. Mostr¨® su tarjeta de estudiante, la de becado de la AECI y un documento que certificaba, el 21 de julio de 1998, que era auxiliar contable en el Centro Cultural Isl¨¢mico.
Para entonces, El Tunecino ya hab¨ªa estado bajo la lupa de la Comisar¨ªa General de Informaci¨®n. Lo hab¨ªan visto e incluso filmado en varias ocasiones desde 1996, merodeando con radicales como Eddin Emin Barakat Yarkas, Abu Dah Dah. Hasta 2001, se consideraba que el joven estudiante, siempre pulcramente vestido, ten¨ªa "perfil bajo". El perfil se fue elevando a partir de 2001, seg¨²n cuenta Khalid Zemini Pardo, preso por el 11-M. "Al principio era religioso pero no hablaba de yihad, pero a ra¨ªz de contactar con Amer el Azizi cambi¨® de planteamiento y comenz¨® a tener pensamiento de Yihad, a comienzos de 2001, incluso antes de los atentados de septiembre en Estados Unidos".
Azizi, de nacionalidad marroqu¨ª, hab¨ªa pasado una temporada en campos de entrenamiento en Bosnia y Afganist¨¢n, de forma que cuando vino se convirti¨® en una celebridad entre un grupo de j¨®venes de Lavapi¨¦s. Azizi ve¨ªa con muy malos ojos al im¨¢n moderado de la mezquita de la M-30, Cheij Munir, al que llegaba a calificar de "esp¨ªa". Ya en junio de 2000 hab¨ªa arremetido contra el im¨¢n, cuando acudieron a la mezquita de la M-30 los embajadores ¨¢rabes en Madrid para rezar la oraci¨®n del muerto por Hafez al Asad, fallecido presidente sirio. "Para qu¨¦ ven¨ªs a hacer la oraci¨®n del muerto a un incr¨¦dulo", les grit¨®.
El Tunecino se peg¨® al pensamiento de Azizi, hasta el punto de dejar de acudir a la mezquita de la M-30. Iba a la de Alonso Cano o a otra del barrio de Lavapi¨¦s, conocida como la de los paquistan¨ªes. Serhane empez¨® a convocar reuniones en su casa, donde mostraba v¨ªdeos sobre "el sufrimiento de los musulmanes" o repart¨ªa textos originales de Osama Bin Laden. Reuni¨® a su alrededor a radicales de Abu Dah Dad y de Azizi, de forma que cuando el primero fue detenido y el segundo huy¨® a Francia, la c¨¦lula qued¨® agrupada en torno a ¨¦l.
El Tunecino renov¨® su permiso de trabajo el 14 de marzo de 2003 y, al mes siguiente, tuvo una entrevista de trabajo en la inmobiliaria Arkonsa de la calle de Almansa. Debi¨® gustar, porque el 2 de junio firm¨® un contrato de trabajo, por el que ganar¨ªa 600 euros al mes, m¨¢s un 10% de comisiones.
No lo hizo nada mal. Entre junio y el 16 de octubre de 2003 vendi¨® cinco pisos y capt¨® otros 26. Pero ya ten¨ªa otra cosa en la cabeza. A primeros de 2003, los servicios de espionaje turcos lo detectaron en el pa¨ªs junto a Azizi, ya un jefecillo de Al Qaeda en Europa. La polic¨ªa sospecha que El Tunecino le cont¨® sus planes y que Azizi le dio el pl¨¢cet de Al Qaeda para atentar en Espa?a, para combatir en favor de la yihad iraqu¨ª.
En octubre, su actitud cambi¨®. Serhane ya estaba casado con una joven de 18 a?os, hermana de Mustaf¨¢ Maimouni (preso en Marruecos por el atentado de Casablanca), y conviv¨ªa con Toni Radev Milenov, un b¨²lgaro radical islamista, y Sanel Sjerika, un joven estudiante bosnio. Por la oficina apenas iba 15 minutos al d¨ªa y no volvi¨® a hacer una sola venta.
Estaba a otra cosa. En verano ya hab¨ªa mostrado su intenci¨®n de atentar en Espa?a, de matar a polic¨ªas, de asaltar comisar¨ªas, de hacer algo grande. Lo cont¨® Zeimi Pardo en abril de 2004: "Hace seis o siete meses me pregunt¨® si quer¨ªa trabajar en la religi¨®n de Al¨¢ (...). Entend¨ª que se refer¨ªa a hacer la yihad en Irak, ya que Serhane era muy recurrente en ese tema". Pasaba las horas con "los hermanos" de Lavapi¨¦s, con Jamal Ahmidan, el Chino; los hermanos Oulad Akcha, Abdennabi Kounjaa (suicidas de Legan¨¦s), Abderrahim Zbakh, Jamal Zougam... Todos supuestos autores de los atentados.
Su mujer se march¨® de la casa. El 8 de marzo, preocupado porque no le hab¨ªa pagado la mensualidad de febrero y se retrasaba en la de marzo, el due?o del piso aporre¨® la puerta. Nadie abri¨®. Hab¨ªa una casucha en Chinch¨®n, reci¨¦n alquilada por El Tunecino para el Chino. La guarida de los terroristas.
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